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Nadia Comăneci no fue privilegiada; era perseguida por la dictadura de Ceaușescu

“Nadia Comăneci y la policía secreta…”, además de ser un libro de historia, muestra el esfuerzo sobrehumano en un régimen totalitario, añade

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El escritor e historiador Stejarel Olaru ofreció una conferencia el pasado viernes en el Claustro de Sor Juana.

El escritor e historiador Stejarel Olaru ofreció una conferencia el pasado viernes en el Claustro de Sor Juana.

Adrián Contreras

A los 14 años, cuando la adolescente Nadia Comăneci conquistó al mundo en las Olimpiadas de Montreal, tenía ya sobre sus espaldas la vigilancia del régimen comunista y dictatorial de Nicolae Ceaușescu para obtener información de su relación con su entrenador, Bela Karolyi, dice el historiador y escritor Stejarel Olaru.

En entrevista con Crónica, el investigador y quien fuera Director General del Instituto para la Investigación de Crímenes Comunistas en Rumanía (2005-2010) agrega que el Departamento de Seguridad la siguió durante 14 años, hasta que huyó de Rumania en noviembre de 1989. Las razones fueron diversas. Una atleta así, que gozaba de una enorme notoriedad internacional, no podía quedar desatendida por un régimen político totalitario.

Ahora, 47 años después, Stejarel Olaru, publica “Nadia Comăneci y la policía secreta. Historias de la Guerra Fría”, señala que “además de ser un libro de historia, tiene el propósito: mostrar al lector que detrás de una historia de éxito hay un esfuerzo sobrehumano, el cual es mayor si estás en un Estado totalitario”.

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Stejarel Olaru estuvo en México para presentar su libro en el Claustro de Sor Juana, mediante una conferencia la cual estuvo moderada por el doctor en filosofía, Rafael García Pavón.

La extraordinaria narración sobre Nadia abre una serie de preguntas y la primera es, ¿por qué el sistema autoritario de Rumania fue tan cruel con una gimnasta adolescente y la única que obtuvo 10 en sus pruebas?

Nadia Comăneci tenía 13 años cuando empezó a ser perseguida por el Departamento de Seguridad del Estado (la policía política del régimen comunista de Rumania). Pero esta vigilancia se hizo porque el Departamento de Seguridad quería averiguar información sobre la relación entre Nadia y su entrenador, Bela Karolyi.

En realidad, era al entrenador a quien vigilaban. Más tarde, cuando Nadia empezó a conseguir resultados espectaculares en gimnasia, se convirtió en el objetivo principal. Y el Departamento de Seguridad la siguió durante 14 años, hasta que huyó de Rumania en noviembre de 1989. 

Este acto de un dictador, como lo fue Nicolae Ceaușescu, conlleva a la cancelación del hombre por el hombre. Usted como historiador, ¿por qué considera que se da esto de anular al otro?

La dictadura, independientemente de su naturaleza política, implica el sometimiento de la condición humana por la fuerza y la coacción. La dictadura comunista se esconde tras la frase “democracia popular”, pero no hay justicia ni equidad en un sistema político así.

La dictadura necesita legitimidad y la obtiene por la fuerza, que significa anular la voluntad humana, y por el colaboracionismo, que significa cooptar a los individuos ofreciéndoles privilegios o ventajas.

En ambos casos, la condición humana se ve muy afectada.

¿Cómo se siente una persona como Nadia, cuando existen muchos ojos a su alrededor vigilándola/observándola?

Nadia sospechaba que la seguían, pero no sabía exactamente quiénes eran los que la seguían ni qué tipo de técnica utilizaba el Departamento de Seguridad. El Departamento de Seguridad era un servicio secreto y tenía la capacidad de hacerlo discretamente para que Nadia no sintiera molestias. Ella sólo sospechaba. En las conversaciones que mantuve con Nadia me confió algunos nombres de los que sospechaba, pero se sorprendió al enterarse por mí de otros nombres de los que no sospechaba.

Todo esto lleva a Nadia a buscar lo único que importa: la libertad. Consigue cruzar la frontera húngara en noviembre de 1989, e irónicamente el dictador muere un mes después. ¿Si la libertad un derecho humano, porqué la hemos restringido?

La libertad es una condición necesaria para la realización del hombre como individuo. Y una condición necesaria para lograr una carrera sin concesiones, en el deporte o en cualquier otro ámbito. Personalmente, nunca viviría en una sociedad que limitara los derechos humanos. Sobre todo, porque viví en el comunismo hasta los 17 años y tuve la capacidad de entender el drama de la sociedad.

Su libro es un recordatorio de que el mundo que vio triunfar a Nadia en 1976, en las Olimpiadas de Montreal, es casi el mismo: dictaduras, represiones, guerras, hambre, pobreza…, y sin duda la historia de Nadia, aunque triunfadora, es la historia de muchos: una vida de opresión y penurias.

En el libro menciono que Nadia no era una privilegiada del régimen comunista, que merecía más de lo que le ofrecieron y que era una persona como todos nosotros, modesta y llena de vida.

De hecho, este libro, además de ser un libro de historia, tiene otro propósito: mostrar al lector que detrás de una historia de éxito, detrás de un destino glorioso, se esconde un esfuerzo físico y mental sobrehumano que pocos comprendemos y vemos. Y si esta historia tiene lugar en un Estado totalitario, los abusos sencillamente no conocen límites.