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El paro feminista en la UAM: lecciones contra la violencia de género

Como resultado de las manifestaciones organizadas del alumnado, se llevan a cabo una serie de transformaciones derivadas de las mesas de diálogo realizadas con las colectivas

voces de la uam

Una imagen de la huela.

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El paro realizado por alumnas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) ha sido un parteaguas en los movimientos sociales e instituciones educativas. Las protestas contra la violencia de género han llevado a las autoridades a replantear la forma de atender, prevenir y erradicar estas situaciones.

De manera general, para los organismos públicos, estas protestas no llegan a ser del todo cómodas. Rompen con lo “establecido” e impulsan cambios que requieren voluntad y acciones administrativas, que, en muchas ocasiones, presentan dificultad para aterrizarlos y materializarlos. Sin embargo, son necesarios.

En los últimos años, las propuestas de políticas institucionales han nacido desde instancias oficiales con aparatos burocráticos que responden a lineamientos de otras organizaciones arraigadas (Martínez, 2023). Afortunadamente, este tipo de movimientos feministas rompen con esto y generan propuestas nacidas desde el centro de su comunidad, de forma libre y democrática; con exigencias claras ante problemáticas crecientes que piden modificar los esquemas tradicionales de atención. En la UAM se logró.

Como resultado de las manifestaciones organizadas del alumnado, se llevan a cabo una serie de transformaciones derivadas de las mesas de diálogo realizadas con las colectivas. Las peticiones son puntuales: implementar mecanismos para prevenir acciones contra las mujeres y evitar la revictimización en los procesos de denuncia.

Erick Juárez Pineda*

Erick Juárez Pineda*

Alejandro Juarez Gallardo.

En consecuencia, las autoridades universitarias han tomado medidas para atender estas demandas. En primer lugar, han reconocido la existencia de espacios que aún no están libres de manifestaciones violentas y discriminatorias. Además, han firmado una carta en la que se comprometen a no tomar acciones punitivas contra las personas que participan en la toma de instalaciones, lo que ha abierto las puertas al diálogo y al intercambio de propuestas.

Adicionalmente, dieron avance a la integración del protocolo único de atención; la incorporación de políticas donde ningún académico con acusaciones probadas de violencia pueda participar en procesos de ingreso, promoción y permanencia en la universidad; la propuesta de reformas al Reglamento del Alumnado y la implementación de mecanismos para evitar la revictimización, procurar la máxima protección y brindar seguridad para las víctimas.

Aunado a ello, se firmó un acuerdo de colaboración con la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) donde se contará con el apoyo de la Unidad de Investigación de Delitos Sexuales Cometidos en Agravio de Estudiantes de Educación Superior, para el acompañamiento a las alumnas y alumnos víctimas de delitos.

De manera paralela, en las cinco unidades llegaron a acuerdos de transformación profunda en la vida universitaria. En Azcapotzalco avanzaron en la implementación del programa Institucional de Fortalecimiento de Espacios Seguros y lograron incorporar Unidades de Enseñanza Aprendizaje (UEA) obligatorias sobre Perspectiva de Género y discriminación en los planes y programas de estudio.

Por su parte, en Cuajimalpa acordaron la reestructuración de la Unidad Especializada en Igualdad y Equidad y la impartición de cursos obligatorios para los Consejos Divisionales sobre la atención y la prevención de la violencia.

En Iztapalapa destacan acciones como la conformación de una Comisión de Seguridad del Consejo Académico con perspectiva feminista en la que participen asesoras expertas y la creación del cuadernillo-guía con información sobre el proceso de demandas para el alumnado de nuevo ingreso.

Mientras tanto en Lerma establecieron la futura contratación de una persona especializada en salud mental para brindar servicios de contención emocional y la canalización a servicios externos a través de convenios institucionales para personas que requieren fortalecimiento de la salud mental.

Finalmente, en Xochimilco acordaron la formación de órganos personales, instancias de apoyo y órganos colegiados de la Unidad para conocer, atender y canalizar los casos por violencia y la implementación de mecanismos de difusión amplia y permanente sobre las instancias competentes, los procedimientos institucionales y actividades de sensibilización en materia de prevención a estas situaciones.

Una vez desahogados y atendidos todos los puntos de los distintos pliegos petitorios, el Colegio Académico -el órgano representativo de toda la universidad-, decidió que el 8 de mayo se retomaría el trimestre 23-I, reiniciando remotamente las actividades académicas. Además, a través de diversos comunicados, las colectivas señalaron que el final del paro sería el 12 de mayo, dando paso a la apertura de las instalaciones para dar seguimiento a todos los acuerdos llegados.

En un comunicado, el Rector General, Dr. José Antonio De los Reyes, aseguró que “reabrir las instalaciones no significa desconocer la legitimidad del movimiento y sus demandas ni cancelar la posibilidad de acuerdos futuros. Por el contrario, es reconocer que el intercambio plural de ideas es el mejor camino para fortalecer la Institución y que se podrá avanzar más con la participación de toda la comunidad.” (2023).

Por otro lado, las paristas dicen que tras este movimiento y el levantamiento del paro se reconocen “triunfantes, pues ha sido la sororidad la principal fuente de nutrición y sustento del movimiento.” Mediante un mensaje difundido en redes sociales, explicaron que conciben este proceso como “la coyuntura que habilita el principio del cambio, reconociendo que necesitamos avanzar a la siguiente etapa y contar con la participación de toda la comunidad universitaria, la cual es vital para la concreción de las transformaciones necesarias en pro de la equidad de género y el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.” (2023).

El digno movimiento feminista de la UAM ha dejado lecciones invaluables. Cada uno de los actores educativos y sociales tenemos una enorme responsabilidad para concretar e impulsar estos cambios. Son las Universidades las que deben promoverlo y cuidarlo. Es tarea de todas y todos.

*Periodista especializado en temas educativos. Director de Comunicación Social de la UAM

Twitter: @elErickJuarez