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Politécnico busca salvar al axolote michoacano

José Juan Carbajal Hernández, del Centro de Investigación en Computación (CIC) del IPN busca la preservación del axolote de Michoacán a través de su “cultivo”

Ciencias de la computación

Para criar esta salamandra la mejor opción es tener estanques donde se reproduzca y críe, de tal manera que, al no sacarlo del lago, tenga oportunidad de recuperarse.

Para criar esta salamandra la mejor opción es tener estanques donde se reproduzca y críe, de tal manera que, al no sacarlo del lago, tenga oportunidad de recuperarse.

Agencia Conversus

El axolote del lago de Pátzcuaro “Ambystoma dumerilii” es también conocido en la región como achoque y desde tiempos prehispánicos ha sido de gran importancia alimentaria y medicinal para el pueblo purépecha. Actualmente, es consumido como alimento y remedio medicinal, el famoso jarabe de achoque, que se recomienda, entre otras cosas, para los resfriados.

En abril de 2024 el Gobierno del Estado de Michoacán dio a conocer que el lago de Pátzcuaro ha perdido el 42 por ciento de su extensión, y señaló que los principales factores son la extracción ilegal de agua (para riego del cultivo de aguacate), la sobreexplotación de los mantos acuíferos y la sequía.

A la precaria situación del lago se suma que gran parte de la actividad económica de la región depende de la pesca de especies endémicas como el achoque o el pescado blanco, para consumo local y turístico.

Esta dependencia ocasiona que no exista periodo de veda y las especies no logran regenerarse.

El Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca), que a partir de 2023 se convirtió en el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS), lleva décadas trabajando en la región para contribuir a la reproducción del achoque en condiciones de laboratorio, desarrolla protocolos para su alimentación, describe las enfermedades más comunes que lo atacan para prevenirlas y capacita a los pobladores interesados en la conservación y aprovechamiento sustentable de la especie.

Los investigadores del IPN buscan reproducir las condiciones de su hábitat en estanques artificiales para su cultivo.

Los investigadores del IPN buscan reproducir las condiciones de su hábitat en estanques artificiales para su cultivo.

IPN

CIENCIAS COMPUTACIONALES.

El doctor José Juan Carbajal Hernández, del Centro de Investigación en Computación (CIC), nació en el Estado de México, pero sus padres y gran parte de su familia es de Pátzcuaro, así lo plática el investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

“Desde que era niño vi el problema de la sobreexplotación del lago y el deterioro medioambiental; los familiares que vivían allí nos contaban que cada año la cantidad de especies disminuía y aunque Inapesca llegó hace muchos años, siempre ha sido problemático el estudio porque se requiere mucho trabajo y no había herramientas tecnológicas para potencializar la información que recababan. Tras escuchar esto año con año, en un momento dado pensé en usar los sistemas computacionales para ayudar a que estas especies se empiecen a recuperar”, externó.

Aunque el objetivo del IMIPAS es claro, reproducir el achoque en cautiverio para su consumo y a largo plazo repoblar los lagos de la región, no es una labor sencilla, el profesor Carbajal lo describe: “entre las cosas que se pueden hacer para preservar el achoque, es criarlo, pero no es tan simple, una vez que las especies salen de su ecosistema y se empiezan a criar, pierden la habilidad de caza, para que no pierdan esta habilidad se les da alimento vivo artemia, tubifex (una lombriz muy pequeñita) para poderlos regresar en algún momento”, enfatizó.

Para criar esta salamandra se ha puesto especial énfasis en alentar a quienes lo venden en restaurantes o lo utilizan para fabricar el jarabe, tengan estanques donde se reproduzca y críe, de tal manera que, al no sacarlo del lago, tenga oportunidad de recuperarse.

En esta labor colabora un gran equipo liderado por el investigador politécnico, “apoyamos en dos cuestiones, en el análisis de la calidad del agua para automatizar los procesos, generalmente, el biólogo va al lago, toma de muestras del agua, las lleva al laboratorio, las analiza y con los resultados que tiene, por separado, de cada parámetro que mide, saca conclusiones si la calidad del agua está bien o mal”, destacó Carbajal Hernández.

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Ajolote mexicano

“Hacemos un modelado matemático, utilizamos sensores para medir los parámetros más importantes de manera automatizada y empleamos un modelo computacional, los procesamos y damos una evaluación prácticamente in situ; para que los biólogos no tengan que obtener conclusiones de manera separada, integramos todos los valores con nuestros modelos y así obtenemos indicadores de la calidad del agua y sabemos si es apropiada para el achoque”, puntualizó.

Otra tarea en la que participan los politécnicos es el cultivo, se conoce que el axolote desova en invierno, en los estanques debe de haber condiciones similares para su reproducción.

José Juan indicó que trabajan en un sistema de fotoperiodo para replicar las condiciones de invierno en los estanques, porque el achoque desova en los meses de diciembre, enero y febrero. “Si replicamos esas condiciones en los criaderos, podemos intentar que desoven durante todo el año y se intensifique la producción. Esto ayudaría a repoblar porque resolveríamos el consumo, sin sobreexplotar la especie que se encuentra en el lago”, expuso.

Para el proyecto se han instalado dos sistemas de estanques externos y un equipo de medición en sistemas de recirculado que se compone de 10 estanques. Se les da mantenimiento a los sensores y se cambian si se descomponen. Todo en las comunidades de Pátzcuaro, por el momento.

El científico politécnico detalla que cuando tienen todas las mediciones las introducen a un modelo que las procesa e indica las condiciones de la calidad del agua.

En los criaderos se monitorean diversas condiciones para la sobrevivencia y reproducción de la especie.

En los criaderos se monitorean diversas condiciones para la sobrevivencia y reproducción de la especie.

IPN

“Monitoreamos la luminosidad para el fotoperiodo, si la mantenemos estable por 12 horas todos los días, significa que el fotoperiodo se efectúa de manera correcta; si no es adecuado los achoques no desovan. Al medir todo diariamente se puede encontrar más fácil que días no hubo las condiciones adecuadas y hacer la correlación con respecto a la cantidad de desove”, subrayó.

El investigador politécnico empezó a colaborar con Inapesca (hoy IMIPAS) hace ocho años, pero el proyecto del ajolote inició hace dos.

“Iba a iniciar antes, pero llegó la pandemia y se frenó, tuvimos que esperar hasta que se restableciera todo para poder empezar. Lo hacemos con los investigadores del IMIPAS, del politécnico participan mis alumnos, Axel Vera Cortés de doctorado y Alfonso Hernández Mejía de maestría. También participa la doctora Úrsula Samantha Morales Rodríguez, egresada del CIC, y actualmente profesora en la Escuela Superior de Cómputo (Escom) del IPN”, agregó.

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Un ajolote.

Para realizar este trabajo se han instalado equipos de medición, software, interfaz gráfica y sobre todo sensores que se colocan en los estanques.

Sobre estas tareas expone el politécnico que “los estanques tienen un sistema recirculado, entonces colocamos el sensor en la primera o la última tina y de allí podemos monitorear prácticamente todo el sistema, en otros estanques solo se controla el oxígeno disuelto, hay estanques para larva, pescado blanco y ajolote”.

Cuando los ajolotes crecen se depositan en la parte externa, en tanques que no están controlados. Vamos cada mes para ver las tasas de crecimiento y tenemos proyectado que los alumnos hagan estancias de seis meses para instalar más sistemas y realizar un monitoreo adecuado”, precisó.

LARGA VIDA AL AXOLOTE

Se han instalado dos sistemas de estanques externos y un equipo de medición en sistemas de recirculado que se compone de 10 estanques. Se les da mantenimiento a los sensores y se cambian si se descomponen. Todo en las comunidades de Pátzcuaro, por el momento.

Del ajolotario que instaló hace dos años IMIPAS, con apoyo para las mediciones del CIC, se han dado 80 ajolotes con cada puesta, de los cuales el 60 por ciento llega a la etapa adulta. El año anterior hubo una puesta, este año se espera que sean dos, gracias al sistema que están implementando.

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El ajolote de montaña lega a medir entre 12 y 17 centímetros, incluyendo su cola que es delgada. La especie tiene una aleta baja en la parte superior y una aleta aún más pequeña en la parte inferior de la cola.

CONSERVACIÓN Y EXPLOTACIÓN, UN DILEMA POR RESOLVER

En repetidas ocasiones gobiernos estatales y federales han tratado de imponer una veda a la captura en el lago de Pátzcuaro, pero reiteradamente las comunidades señalan que no la respetarán, porque impactaría totalmente su economía.

Como medida para contribuir a la pesca de las comunidades se han introducido especies como la lobina negra (conocida en la región como trucha) y la carpa, lo cual ha perjudicado a las especies nativas, pues en el caso del achoque, ambas, se comen los huevos que deposita.

Sobre este complejo escenario, el profesor Carbajal comenta que el problema con las especies del lago de Pátzcuaro es que se puedan preservar y consumir al mismo tiempo. Mantener el equilibrio entre reproducción, captura y que no se extinga es complicado y es donde el Centro de Investigación en Computación apoya.

“La tarea del biólogo es grandísima y extenuante, pero nuestros sistemas monitorean los parámetros de manera automática almacenando los datos, porque ellos lo hacían todo en papel, luego lo vaciaban en la computadora en un archivo de Excel y luego hacían sus gráficas para ver las tendencias de crecimiento y de reproducción”, señaló.

José Juan puntualizó que la idea es hacer sistemas para capturar directamente mediante una tablet, la computadora realizará el análisis de los datos y demostrará las tendencias, las gráficas se producirán a través de modelos basados en inteligencia artificial, machine learning y sistemas difusos.

“Los biólogos, en lugar de hacer toda la captura, podrán ver toda la información digerida, las estadísticas, tendencias de crecimiento y de mortalidad. El que la mayoría de la población de los alrededores del lago viva de la pesca ha provocado, entre otras cosas, que especies como el pescado blanco no alcancen su edad reproductiva y se merme su población”, declaró.

“Cuando pescan, tiran la red y lo que se captura es lo que se consume, algo muy característico de la región es el charal, los famosos boquerones, el problema es que traen todo tipo de pescado, por lo general es charal y pescado blanco, el cual debería alcanzar tallas de hasta 35 centímetros, pero lo atrapan en tallas de 3 a 5 centímetros”, lamentó.

Los restaurantes de la zona ofrecen el achoque y el pescado blanco, algunos incluso como un plato gourmet, el IMIPAS se acercó para enseñarles a cultivarlo en lugar de pescarlo del lago, pero ha sido muy complicado ya que se requiere de espacio y trabajo para monitorear el agua, el alimento, la limpieza, por lo que muchos prefieren seguir sacándolo del lago.

José Juan Carbajal Hernández.

José Juan Carbajal Hernández.

IPN

“Los que están haciendo conciencia son las nuevas generaciones, personas que no pasan de los 30 años, se dan cuenta que este estilo de comercio deteriora el ecosistema y va a llegar un punto en que a ellos no les va a tocar nada, por eso hacen esfuerzos para cultivarlo. Al IMIPAS acuden ciudadanos que vienen de los pueblos a ayudar para tratar de preservarlo”, recalcó.

El IMIPAS ayuda a los productores a construir un estanque grande en donde puedan tener el pescado blanco y el ajolote, y les enseñan las técnicas para alimentarlos, les indican cuáles son los parámetros de la calidad del agua que deben de tener.

“Depende el terreno que tengan, los productores usan estanques o incluso tinas para cultivarlo, la idea a largo plazo es repoblar, pero en este momento se enseña a reproducirlo en estanques y no lo pesquen, no lo sobreexploten y se pueda regenerar”, pronosticó.

UMAR ESFUERZOS PARA NUEVOS RETOS

La pérdida de extensión del lago de Pátzcuaro, la sequía, el cambio climático, el robo de agua, la sobreexplotación y la contaminación, son solo algunos de los retos que se presentan para el sistema lacustre y sus especies endémicas, también son una motivación para los investigadores del CIC.

“Eso nos estimula para ayudar, para que todo lo que sabemos del área tecnológica sirva para resolver un problema real. Todas las mediciones, los datos que tenemos son reales, no tenemos que simular nada, desarrollamos el modelo y una vez que lo programamos empezamos a ver las mediciones y los resultados”, sostuvo.

Debido a que es una situación real, se presentan varias complejidades y distintas áreas para el desarrollo, por ello el investigador politécnico informó que trabajan gente de varios perfiles, a quienes les gusta el área computacional y matemática para hacer los modelos, el procesamiento digital de señales, control y reconocimiento de imágenes.

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Se calcula que en los canales de Xochimilco existen sólo 36 axolotes por km2. Había 6 mil en 1998.

“Los del área de electrónica se adaptan para la cuestión de hardware, los sensores, el acondicionamiento, la adquisición de datos. Y los chicos que vienen del área de sistemas son los que hacen la parte de la interfaz, emplean los datos, los procesan y despliegan en pantalla”, precisó.

Además de los estudiantes de posgrado con los profesores Carbajal y Samantha Morales, hay estudiantes de nivel superior y medio superior que colaboran a través del servicio social, lo importante es sumarse a este proyecto que apoya la conservación de especies endémicas y la actividad económica de una región, poniendo como lo menciona el lema el politécnico, la Técnica al Servicio de la Patria.

** Si te interesa la computación, adquirir nuevos conocimientos que sirvan a la sociedad, hacer una maestría o un doctorado en el laboratorio de Sistemas Inteligentes para la Automatización con el doctor José Juan Carbajal puede ser la opción que buscas. Puedes contactarlo vía correo electrónico en jcarbajalh@cic.ipn.mx o al teléfono 5557296000, ext. 56540.