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Las que se quedan: Mujeres ante la migración en el oriente del Estado de México

La migración en el marco del PTAT ha significado la ausencia y reconfiguración de la paternidad en la región y el aumento de problemas entre los adolescentes como el consumo del alcohol y drogas, los suicidios de varones y delincuencia

Las margaritas son flores hermosas y delicadas que se pueden encontrar en muchos lugares del mundo. Son un símbolo de pureza e inocencia, y a menudo se usan en ramos de novia y otras ocasiones especiales.
Cuijingo es de los principales productores de manzanilla en el país. Cuijingo es de los principales productores de manzanilla en el país. (La Crónica de Hoy)

Pilar se despierta a las 4:30 de la mañana, prepara el desayuno de sus hijos, cocina la comida del día y se alista para salir a trabajar a las 7 de la mañana. Pilar es viuda, su esposo era trabajador migrante del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT). Cada año, Luis se iba por ocho meses a Canadá como parte del programa, pero hace cinco años falleció. Enfermó en Canadá debido a las condiciones de vulnerabilidad en las que trabajan estos migrantes. Pilar incluso tuvo que viajar a Canadá para cuidar de su esposo mientras estuvo hospitalizado por tres meses antes de fallecer. Pilar es ahora jefa de familia y responsable del cuidado de sus tres hijos varones. Se esfuerza además por apoyarles con su educación para que en el futuro no tengan que migrar y exponer su vida como lo hizo su padre.

El caso de Pilar es un retrato de la situación que enfrentan muchas mujeres en el país, específicamente en el oriente del Estado de México. ¿Cómo enfrentan la migración de los varones las que se quedan?, las mujeres que se quedan al frente de sus hogares con la responsabilidad de seguir realizando los roles tradicionales de su género en espacio rurales y además suplir a sus parejas en el cuidado de las hijas, los hijos y a veces de los padres. La historia de Pilar es un relato de lo que está ocurriendo en la comunidad de Cuijingo, al oriente del Estado de México y da cuenta de cómo se están reconfigurando los escenarios que enfrentan las mujeres ante la migración masculina.

En los últimos 20 años la migración de varones del oriente del Estado de México ha crecido. Ya sea por el programa de empleo temporal a Canadá, que funciona desde la década de 1970, o por la migración a Estados Unidos, las comunidades pasan meses o incluso años sin la presencia de varones en edad laboral. De acuerdo con el estudio de Anabel Flores y Norma Baca de la UAEMex, la migración en el marco del PTAT ha significado la ausencia y reconfiguración de la paternidad en la región y el aumento de problemas entre los adolescentes como el consumo del alcohol y drogas, los suicidios de varones y delincuencia.

Las mujeres que se quedan lidian con la presión social de suplir el rol de la paternidad y ejercer el de la maternidad sintiendo culpa cuando los hijos o hijas abandonan la escuela, se casan jóvenes, maternan y paternan a temprana edad, delinquen y reproducen los escenarios de vulnerabilidad con los que viven sus padres.

Según datos del Consejo Estatal de Población, la comunidad tiene altos índices de embarazo adolescente, alrededor de 125 embarazos de este tipo al año, en un municipio de 23 mil 500 habitantes, de los cuales la comunidad tiene 7 mil, lo que deja a las mujeres con pocos escenarios para crecer en el ámbito personal o laboral. Esta situación aunada a otras problemáticas en el ámbito rural –como el poco apoyo económico para el campo y la escasez de recursos de movilidad social más allá del programa (PTAT) o la migración a Estados Unidos– está generando escenarios nuevos para las mujeres y se encuentran atados a la forma en que están reconfigurando sus espacios en la familia y en la comunidad, la ausencia de las figuras masculinas es un tema con importantes repercusiones en el ámbito social y también económico.

La comunidad de Cuijingo tiene una vocación agrícola. De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, aquí se exportan más de mil toneladas de manzanilla al año (86 por ciento del volumen nacional), y en el país esta localidad es una de las principales productoras de hoja de tamal, compitiendo solo con el estado de Veracruz. En este espacio, la migración masculina produce una resignificación del rol de las mujeres en las comunidades rurales, ante la ausencia de los varones en el campo, algunas comunidades están replanteando la posibilidad de emplear a mujeres en sectores que antes eran exclusivos para los hombres, por ejemplo, el trabajo agrícola.

Ellas, las que se quedan, enfrentan retos importantes como ser jefas de familia y seguir a cargo del trabajo de cuidados, la reorganización del núcleo familiar y buscar alternativas de trabajo mientras llegan las remesas de los varones. El año pasado, debido al retraso de las lluvias, la temporada de recolección de manzanilla ocurrió en los meses en que los hombres se encuentran temporalmente en Canadá; por primera vez, en la comunidad se anunció en redes sociales y en los altavoces locales la búsqueda de mano de obra femenina para el trabajo de cosecha de la manzanilla. En tanto que el trabajo del manejo y acomodo de la hoja de maíz para su venta es una tarea femenina que aumenta en los meses en que los varones no están, este último es un trabajo pesado y con una baja retribución económica, las mujeres pueden pasar hasta 8 horas sentadas o agachadas, exponiendo sus manos a químicos que blanquean la hoja por 100 pesos diarios.

Existe una necesidad imperante por analizar lo que pasa en las comunidades en las que estos fenómenos se están replicando y que acarrean consecuencias que van más allá del ámbito económico, si bien es cierto que las remesas han traído beneficios para las familias, hay espacios que requieren de atención como conocer las experiencias de estás mujeres y los efectos que traen consigo los cambios en su bienestar emocional y físico o la excesiva carga de tareas remuneradas y no remuneradas con las que deben cumplir diariamente. En estas localidades es importante desarrollar estrategias como capacitación, atención psicológica, talleres con perspectiva de género, entre otras, para apoyar a mujeres que como Pilar tienen que salir adelante junto a sus hijos y romper con las inercias heredadas por el machismo imperante en la comunidad ante una nueva realidad que pone a las mujeres como el centro y responsables de las familias, pero que al mismo tiempo invisibiliza su esfuerzo, sus problemas y sus logros. 

*Desde 2017 trabaja en El Colegio de México como coordinadora ejecutiva del Modelo de Igualdad de Género, el Programa de Apoyo psicológico para la Comunidad Colmex, es profesora de cátedra en el ITESM, Campus Santa Fe

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