Academia

“Reformas educativas”: ilusiones innecesarias

Cada evaluación nacional de aprendizajes confirma y reafirma que sólo un mínimo porcentaje de alumnos consigue lo esperado. Y cada maestra/o de educación básica, media o superior constata a diario que los alumnos no saben lo que deberían saber

Niño haciendo su tarea
Nos marean con “reformas” que no son sino ilusiones in-necesarias. Nos marean con “reformas” que no son sino ilusiones in-necesarias. (La Crónica de Hoy)

El pozo sin fondo

Reformas educativas van y vienen y México sigue en un pozo sin fondo, sin que nada detenga la caída. ¿Por qué? Porque somos un país que adora vivir de ilusiones, no de realizaciones.

Somos un país mágico-religioso que cree en ilusiones y prefiere la fe al saber. Creemos que el Covid se detiene con estampitas religiosas y no con medidas sanitarias. Creemos que un bonito nombre (NEM) y un documento de promesas (“nuevo modelo”) son en sí mismos una Gran Transformación. Creemos que “la SEP” es un individuo (la/el/secretaria/o) y no los 2 millones de maestras/os que hacemos el trabajo en las escuelas.

Si algo sabemos los investigadores educativos es que la educación no cambia por decreto, ni por cambiar los planes y programas de estudio. En educación, los cambios verdaderos son lentos porque implican cambiar procesos, prácticas, costumbres, cultura y relaciones institucionales en las aulas y escuelas, no en el papel.

Y si hay algo que nomás no hacemos realidad es el aprendizaje. Sistemáticamente ocupamos el último o penúltimo lugar en las pruebas PISA de lectura, ciencias y matemáticas. Cada evaluación nacional de aprendizajes confirma y reafirma que sólo un mínimo porcentaje de alumnos consigue lo esperado. Y cada maestra/o de educación básica, media o superior constata a diario que los alumnos no saben lo que deberían saber.

Nadie da lo que no tiene

Aprender algo a nivel principiante no es problema. Eso sí funciona en la escuela pública: todos aprenden las primeras letras, los primeros números, los primeros saberes de ciencias, etc. Subir al nivel intermedio y avanzado es lo difícil. Ahí es donde fracasa la escuela. ¿Por qué? Porque el conocimiento avanzado exige desarrollar procesos superiores de pensamiento; un tipo de pensamiento que es complejo, dependiente de conocimientos, criterios y soluciones múltiples; y que exige juicios matizados, pensamiento abstracto y autorregulación.

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Por: Teresa García GascaMay 27, 2025

Es imposible el pensamiento de orden superior en una persona cuando es otro quien establece cada uno de los pasos que se deben dar. Pero eso es justo lo que se hace con el magisterio. Cuando el gobierno en turno decide una nueva “reforma educativa” (planes y programas, enfoques, materiales educativos), y les exige aplicar un curriculum nacional único y obligatorio, se impide al magisterio desarrollar su criterio profesional y tomar decisiones autónomas. ¿Problema? Es imposible desarrollar pensamiento de orden superior (autónomo) en el alumnado si los maestros no lo tienen. Nadie da lo que no tiene. Fracaso garantizado.

Ilusiones innecesarias y cambios esenciales

El visionario lingüista y filósofo Noam Chomsky explicó que las élites gobernantes fabrican “ilusiones necesarias” para mantener al pueblo tranquilo, contento y trabajando sin resistirse a las agendas e ideologías del grupo en el poder. Ideologías fabricadas para ilusionar y engañar a las masas que, en su desesperación por sobrevivir, no ven más allá del aquí y ahora. Eso son las “reformas educativas”, no importa si se llaman “acuerdo nacional”, “nuevo modelo”, “reforma integral” o “nueva escuela mexicana”. Todas (TODAS) son ilusiones que cambian poco o nada lo esencial: la profesionalización y autonomía del magisterio, y el aprendizaje de los alumnos.

Nos marean con “reformas” que no son sino ilusiones in-necesarias, porque el aprendizaje sólo ocurrirá cuando cambien cosas esenciales que ninguna reforma siquiera se propone cambiar. Señalo cinco que me parecen cruciales: 1) maestros/as que se vean a sí mismos como profesionales con criterio y autonomía para pensar y decidir, y no como aplicadores del “programa oficial”; 2) alumnos cuyas vidas no cuelguen de un hilo por razones de sobrevivencia económica, violencia rampante, o inexistencia de empleos decentes y suficientes para quienes se matan estudiando; 3) diseñadores y autores de materiales educativos libres para poner su conocimiento y creatividad al servicio de alumnos y maestros, no al servicio de la burocracia educativa; 4) poner fin al fraude y la ilusión del "curriculum nacional único y obligatorio", que en los hechos sólo existe en el papel, no en las aulas; el curriculum real son los maestros y sus condiciones reales de vida, formación y trabajo; 5) fortalecer en serio a la educación superior y la investigación científica, que tanto esfuerzo y tiempo nos ha llevado construir, en vez de difamarlas y desmantelarlas financieramente para jalar recursos y usarlos en pseudo-universidades subordinadas a la agenda e ideología del grupo en el poder; necesitamos fortalecer nuestras Universidades, no sustituirlas por Aparatos Ideológicos del Estado.

La mejor escuela

Nada de eso cambia cambiando planes de estudio y libros de texto. NADA. Por lo mismo, cuando uno es padre o madre de familia, hay dos formas de saber cuál es la mejor escuela para sus hijos: viendo los programas y modelos educativos del gobierno en turno (sus GRANDES ideas y promesas); o viendo a qué escuela/s mandan a sus hijos quienes pueden elegir. Como padre de familia juicioso e interesado en las aspiraciones de sus propios hijos, nuestro Presidente los ha tenido en escuelas privadas como la Bartolomé Cossío y el Logos. Ambas son escuelas muy recomendables pues, lejos de la idea de sentido común de que los planes de estudio son el currículum, en realidad los maestros son el curriculum, como lo sostuve en mi intervención en la UNESCO en 2019 . Justo por eso nuestros gobernantes envían a sus hijos a escuelas donde los maestros no padecen por exceso de alumnos y tareas burocráticas; donde tienen formación y criterio profesional para decidir su pedagogía y no ser meros aplicadores de programas “oficiales”; y donde las condiciones de vida del alumnado les permiten pensar en el estudio y no en cómo sobrevivir a la precariedad e inseguridad perpetuas.

En su artículo “¿Qué pasaría si quienes deciden las políticas educativas tuvieran a sus hijos en planteles públicos?” , la ecuatoriana Rosa María Torres (ex Ministra de Educación de Ecuador), lúcida pedagoga latinoamericana ahonda en este tema crucial. Toca leerlo.

*Profesor-Investigador de Educación, Comunicación y Diseño en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana. Doctor en Educación por la Universidad de Berkeley. grehz@yahoo.com

1 http://www.educacionfutura.org/dia-internacional-de-la-alfabetizacion-unesco-2019/

2 https://otra-educacion.blogspot.com/2003/09/que-pasaria-si-quienes-deciden-las.html

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