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¿Revocación o ratificación?

¿En verdad el Presidente está interesado en poner fin de manera anticipada a su gestión?

voces de la uam

Fotografía de archivo del presidente Andrés Manuel López Obrador

Fotografía de archivo del presidente Andrés Manuel López Obrador

Cuartoscuro

A unos días de que concluya el plazo para recabar las firmas necesarias para solicitar la revocación de mandato presidencial, se vive una situación realmente paradójica. En lugar de que sean los opositores quienes muestren más interés en recabar firmas y promover la revocación, son el propio Presidente López Obrador y su partido los que han echado a andar una maquinaria de miles de personas en todo el país para concretar la realización de esta novedosa figura de participación ciudadana. ¿En verdad el Presidente está interesado en poner fin de manera anticipada a su gestión?

Más bien parece que al promover su propia revocación, AMLO está ejecutando una jugada política que persigue dos objetivos. El primero es convertir a la consulta en una ratificación para tensar al máximo su capacidad de movilización de sus partidarios y simpatizantes, de tal forma que pueda presumir al inicio de su cuarto año que disfruta de una gran fuerza popular para seguir impulsando su “cuarta transformación”. De concretarse, ésta sería la tercera ocasión en menos de un año en que la ciudadanía de todo el país acuda a las urnas en un ejercicio organizado por el INE.

El segundo objetivo es poner al INE frente a un reto para cuya organización la mayoría parlamentaria del Presidente le ha negado los recursos financieros, de tal forma que ante un mal resultado, como una baja participación ciudadana (como ocurrió en la consulta de agosto), se pueda redoblar el ataque oficial contra la autoridad electoral y eventualmente aprobar la reforma electoral que barra con ella, como viene anunciando desde el proceso electoral.

Por lo que hace al primer objetivo, demostrar su apoyo popular avasallante, estamos frente a un típico engaño, una trampa para convertir un instrumento legal en su contrario. La constitución y la ley establecen la figura de revocación, pero el Presidente y su partido la quieren convertir por la vía de hechos en ratificación de mandato. Los medios y los partidos opositores han documentado de forma abundante la manera en que miles de personas, muchas de ellas ostentándose abiertamente como militantes del partido gobernante, solicitan firmas para la “ratificación”, para que “siga AMLO”. Una de las agrupaciones más activas, que ha logrado el mayor acopio de firmas, es Que siga la democracia (quesigalademocracia.mx). En su sitio de internet, así como en carteles y volantes ha solicitado apoyar la consulta para la “ratificación de mandato” y su slogan hasta hace unos días era “Las y los mexicanos queremos #que siga AMLO. ¡Firma para hacer realidad la ratificación de mandato!”.

Las quejas no se han hecho esperar y el INE ya respondió con un acuerdo de la Comisión de quejas y denuncias del primero de diciembre que ordenó a dos asociaciones civiles (Que siga la Democracia, A. C., y Que siga el Presidente, A. C.) que dejen de utilizar el término “ratificación” en su propaganda debido a que produce confusión en la ciudadanía sobre el sentido de la consulta. Evidentemente llamar a una ratificación de mandato se trata de un engaño porque por definición constitucional el mandato presidencial es de seis años, por definición y no necesita ratificarse.

Seguramente este problema viene desde el momento en que la Sala Superior del TEPJF (SUP-JDC-1348/2021) revocó la negativa del INE a registrar las intenciones de participar en el acopio de firmas para solicitar la revocación a personas y asociaciones que de manera explícita decían que su interés era “decidir si continúa el proyecto que encabeza el actual Presidente”, “participar para que continúe el Presidente”, “apoyar al Lic. Andrés Manuel López Obrador”, o bien “Yo quiero que el presidente actual termine su mandato y de esta manera quiero brindarle mi apoyo para su ratificación en su mandato”. El INE había rechazado estos avisos de intención porque evidentemente su interés no era la revocación sino la ratificación de mandato, pero el TEPJF planteó que en esa etapa del proceso no correspondía considerar la motivación de los interesados sino solamente los requisitos formales. En la lógica del TEPJF los motivos y causas para participar en la revocación deben ser evaluados en la etapa en que el Consejo General del INE apruebe o no las solicitudes apoyadas en las firmas acopiadas.

El problema es que ya se ha visto que muchas firmas han sido obtenidas bajo el argumento de que lo que se solicita es la ratificación de mandato. ¿Cuántas? No lo sabemos, pero esa es una bomba de tiempo para el INE, debido a que será muy complicado separar las firmas de quienes apoyan la revocación de las que apoyan la ratificación. Lo cierto es que no se ha visto a la oposición partidaria (PAN, PRI, PRD y MC) movilizar a sus simpatizantes para solicitar la revocación de mandato. Es más, algunos de sus dirigentes han llamado explícitamente a no participar, ni en la recolección de firmas ni en la votación, si es que se lleva a cabo. Tal vez la oposición extrapartidaria, como el FRENAA, sí está acopiando firmas pero ha pasado desapercibida. Lo cierto es que el mayor esfuerzo proviene del partido gobernante y del Presidente mismo que frecuentemente se refiere al tema.

En su “informe” del primero de diciembre AMLO dijo: “llamo a participar a todas y a todos los mexicanos, militantes de partidos o ciudadanos apartidistas para poner en práctica el método de la revocación del mandato hasta convertirlo en un hábito democrático”. Claro, en su lógica se trata ante todo de demostrar su fuerza, por lo que a pesar de que hable de revocación, en los hechos está pensando en ratificación de su mandato. El mismo AMLO presume frecuentemente que las encuestas ubican su aceptación en niveles altos (el promedio de Oráculus es de 65% al cerrar el tercer año), por lo que en realidad no habría necesidad de recurrir a un ejercicio costoso para confirmar ese hecho. Pero de lo que se trata es de obligar al INE a realizar el ejercicio, que hasta el cansancio se ha repetido que es costoso porque equivale a realizar una elección constitucional, al mismo tiempo que se le niegan los recursos para hacerlo.

El académico de la UAM, Pablo Xavier Becerra Chávez.

El académico de la UAM, Pablo Xavier Becerra Chávez.

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*Académico del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa de la UAM