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Tatiana Clouthier y Alfonso Romo, cómplices de la industria chatarra

Los políticos buscaron detener la NOM051 sobre el etiquetado de productos, en apoyo a empresas y cámaras industriales como ConMéxico, expone El Poder del Consumidor 

Estudio “Bajo la mira..."

Los productos comestibles ultraprocesados y bebidas endulzadas están marcadas por un etiquetado claro, como resultado de la NOM051.

Los productos comestibles ultraprocesados y bebidas endulzadas están marcadas por un etiquetado claro, como resultado de la NOM051.

DANIEL AUGUSTO/CUARTOSCURO

“El etiquetado frontal es un ejemplo paradigmático para entender la fuerza política que tienen los grandes poderes económicos, que se vuelven poderes políticos y determinan, en muchos casos, políticas nacionales e internacionales”, señala Alejandro Calvillo, director de la organización civil El Poder del Consumidor, que llevó a cabo un análisis profundo de cómo la industria ha movido toda su influencia e hilos política, jurídica y mediáticamente. Para ello, ha necesitado de actores políticos, lo cual no es sorpresa, puesto que se han documentado casos desde la misma Secretaría de Salud y Cofepris el sexenio anterior; en esta ocasión y sexenio, se suman Alfonso Romo y Tatiana Clouthier a la lista veladores y cómplices de los intereses industriales que buscaron entorpecer la política pública de la Norma Oficial Mexicana 051 en tema de etiquetado, promovida por su propio partido, Morena, en la época de la 4T.

No ha sido un tema trivial, recordaron miembros de EPC, puesto que la relevancia de estos intereses trasnacionales ha tenido injerencia desde la misma renegociación del TLCAN. No obstante, en nuestro país, la organización ha realizado una radiografía de cómo la industria a través de políticos y cámaras de comercio como ConMéxico han buscado influir en las políticas públicas en cada ápice de su discusión, reglamentación y aplicación.

Empresas que forman parte de ConMéxico y que representan a la industria chatarra.

Empresas que forman parte de ConMéxico y que representan a la industria chatarra.

En un trabajo encabezado por Ana Larrañaga, investigadora de EPC, titulado “Bajo la mira: control corporativo sobre los sistemas alimentarios en México”, los especialistas exponen que el poder de la industria se ejerce a través del entorno político, la formación de preferencias, el entorno del conocimiento, en jurídico y en extrajurídico (como la intimidación de investigadores y especialistas –el sexenio pasado Calvillo y Simón Barquera, entre otros, fueron intervenidos con el malware Pegasus).

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Esta investigación tiene tres apartados, el pasado 6 de febrero, miembros de EPC y Simón Barquera, investigador del INSP, presentaron su tercera parte: “Promoción, publicidad e información a consumidores”. En éste exponen cómo ConMéxico, principalmente, pero también el Consejo Coordinador Empresarial, el Consejo Nacional Agropecuario, MexBeb (antes ANPRAC) y empresas de forma directa, como Nestlé, hicieron un agresivo cabildeo con diputados y senadores para entorpecer los trabajos de la NOM051, relacionada con los etiquetados que exponen de forma sencilla el riesgo del consumo de los productos comestibles que comercializan.

INTERESES POLÍTICOS.

Reventar sesiones de la Comisión de Salud en la Cámara de Diputados, inasistencia para evitar el quórum e incluso anexar transitorios de último momento sin siquiera formar parte de la comisión –como hizo Tatiana Clouthier– fueron algunas de las prácticas legislativas promovidas por los cabilderos de la industria, registró el análisis, señaló Larrañaga en conferencia.

Curiosamente algunos de los más acérrimos opositores eran legisladores del partido oficial, de Morena, Tatiana Clouthier en especial, quien trató de meter directamente otro proyecto de etiquetado, el ‘etiquetado de Morena 4T’, decía, pero cuyo diseño era de la industria y ella era su vehículo”, abundó Calvillo. “Llegó a la Secretaría de Economía una vez que ya estaba aprobado el etiquetado y no le tocó más que apechugar, pero se sabía que estaba en contra del etiquetado”.

Aun así, no lograron detener el proceso, por lo que se discutió en mesas de trabajo donde los representantes de la industria tenían una sobrerrepresentación –32 por tan sólo 4 del sector académico, por ejemplo–; además, el estudio identificó cómo hubo irregularidades en participaciones del sector empresarial, dijo la investigadora.

“Además, la industria abrió la puerta a la interferencia de actores que eran externos a este proceso, como Alfonso Romo, quien estaba en la Oficina de la Presidencia y que intentó convocar a los diferentes actores para llegar a un acuerdo con las industrias y tratar de saltarse el debido proceso de normalización. Afortunadamente no tuvo éxito”.

Alfonso Romo tuvo injerencia en el cabildeo de la industria, pero no fue suficiente para detener la NOM051.

Alfonso Romo tuvo injerencia en el cabildeo de la industria, pero no fue suficiente para detener la NOM051.

Calvillo, que vivió de cerca el proceso, relata que las reuniones de dichas mesas de trabajo se paraban porque había reuniones paralelas en la Oficina de la Presidencia con Alfonso Romo –quien también tuvo injerencias en otros sectores, como el agropecuario por formar parte del “lobby del glifosato”.

Estos dos políticos y ex funcionarios se suman a otros ex servidores públicos como Pablo Kuri y Mercedes Juan, así como Mikel Arriola y Patricio Caso (quien ahora trabaja en Coca-Cola), que el sexenio pasado obstaculizaron la implementación de un etiquetado desde la Secretaría de Salud y Cofepris, respectivamente.

Finalmente, Larrañaga enfatizó que ante estas y otras injerencias claras y muchas poco éticas de la industria, es necesario que se aborden “estos determinantes comerciales de la salud y política pública” para limitar su interferencia. En cambio, añadió, se requieren políticas públicas basadas en evidencia y que se pongan candados a la participación de actores con conflicto de interés.

Alejandro Calvillo

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Como las industrias del tabaco y alcohol

Simón Barquera, investigador del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) enfatizó que este estudio pone de relieve la interferencia de una industria que produce “alimentos” malsanos, no obstante, este tipo de acciones tienen antecedentes nada nuevos, la industria del tabaco, la de sucedáneos de leche materna, y la del alcohol han sido identificadas desde hace medio siglo.

“Las prácticas de la industria de comida chatarra tiene menos tiempo (…), pero son demasiado diferentes a éstas”. Añadió que estas prácticas son riesgosas para la salud pública y en México es de sobremanera preocupante, puesto que cada año mueren más de 140 mil personas solo por diabetes y 40 mil personas más mueren en asociación por el consumo de bebidas azucaradas. “Es impresionante todo lo que hace la industria, por ello, los profesionales de nutrición deben visibilizar estos conflictos de interés e incluso que sea su objeto de estudio”.

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Recordó que la revista “The Lancet”, una de las más importantes en medicina, refirió recientemente que, un análisis realizado con expertos del todo el mundo identificó que la principal barrera para resolver más del 70% de las enfermedades que provocan mayor mortalidad en el mundo se relaciona con estos “determinantes comerciales”: industrias que buscan vender estos productos y evitan su regulación.

Para el futuro tenemos que inspirar, como lo hacen organizaciones como EPC, a jóvenes, a preocuparse por el bien común, por el medio ambiente, el bienestar, los Objetivos del Desarrollo sostenible y visibilizar el conflicto de interés de industria –que se está volviendo experta en la construcción de narrativas para neutralizar estos esfuerzos”.

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Redacción Crónica
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