
El Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) documentó que durante la pandemia de COVID19 se multiplicaron los viajes cortos para entrega de carga por el auge de compras a domicilio. El fenómeno se debe a que la adquisición de mercancías que antes se hacía en una sola tienda, mercado o centro comercial, ahora se realiza mediante varios viajes, desde distintos puntos geográficos y proporcionados por distintos proveedores.
La consecuencia del actual incremento de las compras a domicilio ha sido un aumento en el número de vehículos y emisiones contaminantes asociadas, explicó a Crónica la doctora Angélica Lozano Cuevas, quien encabeza el Grupo de Investigación en Ingeniería de Transporte y Logística, del Instituto de Ingeniería de la UNAM.
La académica universitaria también dijo que falta trabajar más en el desarrollo de políticas públicas especializadas en el transporte de carga, así como invertir en la construcción de infraestructura específica para mejorar el traslado de bienes dentro de las ciudades.
Hasta ahora, las políticas que han buscado ordenar el transporte de carga son primordialmente restrictivas, pues concentran sus esfuerzos en limitar horarios o rutas para su circulación. Así se ha obligado a que los vehículos de carga realicen rodeos más largos, caros y complejos, cuyo sobrecosto termina pagando el consumidor, ya sea por medio de aumentos a los precios o con el detrimento a su salud por estar expuestos a mayor cantidad de emisiones de contaminantes.
“Cuando se analiza la movilidad y el transporte en las ciudades la mayor parte de la atención se concentra en el transporte de las personas, pero no debemos olvidar la carga, porque con esta palabra nos referimos a todos los bienes que producimos y los que consumimos. Anteriormente el estudio del transporte de carga se enfocaba a los desplazamientos desde los centros de producción a los centros de distribución logística y después a los centros comerciales. Pero durante la pandemia de COVID19 se registró un cambio muy importante porque se multiplicó el transporte de bienes o productos hacia los domicilios, a raíz del confinamiento y del incremento en el comercio electrónico. Este es un fenómeno muy importante y de grandes dimensiones que debe estudiarse más. Esta práctica ha continuado después de la pandemia y ahora tenemos muchos más vehículos de entrega de carga circulando. Muchos de estos vehículos repartidores visitan un mismo domicilio varias veces a la semana para llevar un solo artículo. Este es un problema que se está presentando en México y en todo el mundo. Es un tema que debemos abordar y resolver”, explica a los lectores de este diario la investigadora que en encabezó el estudio Origen-Destino, dado a conocer en 2018 y en el que la UNAM y el Instituto Nacional de Estadística (INEGI) presentaron datos sobre más de 34 millones de viajes diarios que se realizan en el interior de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Éste es el estudio más grande realizado hasta ahora sobre cómo se mueven los ciudadanos y la carga de productos en las 16 alcaldías de la Ciudad de México, 59 municipios del Estado de México y uno de Hidalgo.
“La mayoría de las acciones que se han adoptado en relación con el transporte de carga pueden ser consideradas como políticas restrictivas; es decir, de pronto se informa que los camiones de carga tienen prohibido circular por determinadas vías, pero no se presentan alternativas. Esto provoca que, al no existir alternativas bien planeadas los transportistas deben usar rutas que no son adecuadas, hacen más tiempo de recorrido y generan más emisiones contaminantes. Esta falta de planeación en la política de carga la terminamos pagando todos en los productos finales. No se debe trabajar sólo con prohibiciones”, agrega Lozano Cuevas
EFECTO
Las restricciones mal planeadas
provocan pérdidas económicas
La Doctora Angélica Lozano recuerda que en décadas pasadas se han tomado, de manera improvisada, decisiones restrictivas a la carga que han generado impactos económicos negativos.
“Cuando fue la contingencia ambiental de 2016 que se prolongó dos meses, en la que los vehículos particulares no circulaban dos días a la semana, las autoridades decidieron que estas restricciones también iban a aplicarse al transporte de carga, pero no avisaron con claridad ni anticipación. Entonces, en ese periodo tuvimos muchos camiones de carga que llegaban desde Veracruz, Nuevo León, o desde otros puntos, que se quedaban varados afuera de la Ciudad porque no se les permitía entrar, y muchos alimentos perecederos se perdieron”, indicó.
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