Cultura

El autoritarismo es inconsecuente con las palabras: Sergio Ramírez

Creo que cuando uno asume el papel de escritor en América Latina tiene dos escogencias: escribir y callar, o escribir y hablar, añade

fil de guadalajara

Sergio Ramírez participó la mesa "Los diferentes matices de la censura", en el marco de la FIL de Guadalajara.

EFE

“Creo que cuando uno asume el papel de escritor en América Latina tiene dos escogencias: escribir y callar, o escribir y hablar. Mi decisión ha sido la de escribir y hablar”, expresó Sergio Ramírez (Nicaragua, 1942) durante la mesa Los diferentes matices de la censura, en el marco de la FIL de Guadalajara.

Me parece que hay una responsabilidad ciudadana más allá del hecho de escribir o de crear imágenes, añadió el autor de Tongolele no sabía bailar. “Si uno tiene una voz tiene que usarla, es una libre escogencia y yo voy en esa fila de escritores que podríamos llamar comprometidos con una causa”.

El también Premio Cervantes 2017 señaló que la gran lucha en América Latina siempre se ha librado entre democracia y autoritarismo.

“El autoritarismo por su propia naturaleza siempre tiende a ser inconsecuente con las palabras y, por lo tanto, intolerante con la libertad de expresión, se trate de la libertad de informar libremente a los ciudadanos sobre hechos, tarea que toca el periodismo, se trate de libros o de creación literaria que llegan a ofender el poder público”, dijo.

Sergio Ramírez comentó que uno de los grandes problemas es que los tiranos no tienen sentido del humor y, por lo tanto, miran todo como ofensas.

“Cuando son heridos con las palabras es tomado como una ofensa, ésta ha sido una lucha histórica en América Latina que ha costado no sólo cárcel y exilio, sino vidas”, indicó.

La tradición intelectual del escritor se remite a Voltaire, opinó Ramírez. “Fue el primer escritor al que le podemos llamar intelectual en el sentido de estar pendiente de las causas públicas, de los casos públicos, hay más de 20 tomos de cartas de Voltaire sobre ejecuciones injustas, casos de procesos judiciales mal llevados”, aseveró.

El autor nicaragüense consideró que aun en las circunstancias más difíciles, el peor enemigo que un escritor tiene que combatir es así mismo.

“Cuando tiene la tentación de la autocensura es lo peor que le puede pasar porque lo despoja de sus garras y un escritor sin uñas, sin dientes, sin garras, no sirve para nada porque se neutraliza asimismo y termina consumando una escritura edulcorada, una escritura que no ofende a nadie y eso no es posible”, indicó.