Escenario

Nacho Vegas entre la ambivalencia de la condición humana, el activismo y la música

El icónico cantautor prepara un concierto acústico el próximo 30 de noviembre en el Foro Indie Rocks

ENTREVISTA

Concierto. El compositor presentará su show Reencuentro, Lyrica y Conexión.

Laia Sabaté

El cantautor español, Nacho Vegas, realizó una visita relámpago a México para ayudar a promover los dos primeros sencillos de su nuevo disco, Mundos Inmóviles Derrumbándose, el cual saldrá a la venta en enero del 2022. 

Aprovechando el viaje, presentará un concierto acústico llamado Reencuentro, Lyrica y Conexión el próximo martes 30 de noviembre en el Foro Indie Rocks.

Este año te vamos a ver con Reencuentro, Lyrica y Conexión. ¿Qué te llevó a hacer este espectáculo bohemio-acústico?

En 2020, que publicamos el álbum Oro, Salitre y Carbón, con el que repasaba mi carrera en la última década, con canciones inéditas y rarezas; me hubiera gustado venir a México a presentarlo, pero en ese momento ni siquiera pudimos hacer las fechas en España.

Y aprovechando que veníamos a realizar unos compromisos promocionales, me parecía que tenía sentido ese reencuentro con el público, aunque sea una cosa sencilla e íntima. Voy a presentar las canciones de una manera muy desnuda, intentando conectar con la gente, por eso buscamos aforos muy reducidos y los precios más accesibles que pudimos para las entradas a los shows.

¿En este concierto escucharemos “La flor de la manzana”, tu primer sencillo del nuevo disco, o hasta que realices la gira con la banda completa?

No lo sé. Hay canciones que se prestan más a estos formatos acústicos, porque a veces sufren transformaciones que hacen que sea muy difícil volver a los orígenes de esa composición. Creo que va a ser un repertorio híbrido en el que habrá temas de todas las épocas y por supuesto alguna de este disco, pero aún no tengo decidida cuál.

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Ha sido un camino muy largo desde Chandal (primer disco con Eliminator Jr.) hasta Oro, Salitre y Carbón, tu último disco publicado. Has tenido dos recopilaciones y parece que cada vez que haces una de ellas te reinventas, encuentras un camino diferente y nos sorprendes, ¿hacia dónde va Nacho Vegas ahora?

Lo de reinventarse es casi una obligación moral que tenemos los que nos dedicamos a esto, escribir canciones tiene que ver con tu vida en un sentido amplio, no solo con tus obsesiones y todas tus mierdas, sino con el mundo que nos ha tocado vivir y el mundo es un cambiante al igual que nuestras vidas.

Y en nuestras vidas estamos obligados a reinventarnos si no queremos ser como muertos en vida, como zombies, necesitamos emocionarnos con las cosas, encontrar nuevas canciones y emociones que nos remuevan las entrañas; por eso cada nuevo disco supone una reinvención de uno mismo.

Incluso diría cada gira; cuando rescatas repertorio que escribiste hace diez o quince años y vuelves a cantarlas, las estas reinventando, las cantas desde la perspectiva actual. Tengo la suerte de llevar veinte años publicando discos en solitario y pudiendo ganarme la vida con esto, hay artistas que tienen que trabajar en situaciones muy precarias y, aunque no están los tiempos para la música, seguimos necesitándola, necesitamos reinventar el mundo, reimaginarlo, sobre todo cuando hemos recibido bofetadas de realidad como las que hemos vivido en esta última década.

Para mucha gente en México, apareciste cuando viniste a la gira con Enrique Bunbury. Así inició la sed de saber quién es Nacho Vegas y comenzaron a consumir discos de tus primeras épocas, desde Canciones Inexplicables a la fecha. ¿Cuál sería el tema que consideras que le gusta al público mexicano, de aquellos años?

Me sorprendió que sucediera eso, tuve la fortuna de entrar aquí de la mano de Enrique Bunbury, que tenía tanto éxito y era tan querido en México, pero cuando la gente me habla de canciones muy íntimas como “El ángel Simón” o la de “Ocho y medio”, que me la reclaman mucho aquí, es algo que me hace mucha ilusión.

LA AMBIVALENCIA DE LA CONDICIÓN HUMANA

En Violetica (2018) tienes una canción que te termina consolidando como el gran narrador de historias que siempre has sido, “A ver la ballena”. ¿Cómo fue escribir esta canción y desarrollarla como esta crónica tan negra que es?

La canción tiene su origen en un hecho real que ocurrió en Gijón, la ciudad donde vivo. Pasó un siglo antes de cuando yo lo ubico en la canción, que es en los años 80 del siglo XX, pero ocurrió a finales del siglo XIX. Apareció una ballena de proporciones enormes en la playa de San Lorenzo.

Quise imaginarme cómo sería algo tan bonito de ver, cómo llega un ballenato a tu costa y en lugar de regresarlo al mar, lo devoras. La primera vez que la ensayé con la banda eran como 18 minutos de tema y tuve que sentarme a sintetizarle un poco más porque si no, no iba a acabar nunca.

Se convirtió en una de esas canciones que me gusta incluir en mis discos. De esas que te llevan por lados insospechados, son canciones que se vuelven ingobernables y que tienes que vomitar. Historias de una crónica que habla de la naturaleza humana.

Al final, la canción habla de la condición humana y de los instintos más perversos que tenemos que reprimir en pos de una convivencia más armoniosa, pero que demuestra lo difícil que resulta y cómo tropezamos mil veces con la misma piedra, o con la misma ballena, da igual. Fue una canción que creo sólo la llegamos a interpretar una vez en directo, pero que nos resultaba muy difícil, habría que rescatar la otra versión, la más larga.

EN SINERGIA CON EL FEMINISMO EN LA ESCENA MUSICAL

Has colaborado con muchas mujeres, con Christina Rosenvinge, Irene Tremblay, hace poco saliste como la muerte con Astrogirl; recuperaste el tema de “Mi novio es bobo” con Fee Reega para Oro, Salitre y Carbón. Pocos compositores logran tener esta vena para llevar temas de una forma natural para ellas, ¿cómo ha sido para ti el escribir esos temas?

Tal vez tuve la suerte de siempre estar rodeado de mujeres y ver cómo para ellas era un mundo más hostil. Recuerdo cuando yo empezaba a dar mis primeros pasos en la música, surgió un grupo llamado Nosotras, que tienen tres discos buenísimos, el primer grupo enteramente femenino que surgía en la ciudad, y les cayeron esas inercias patriarcales que no creemos que existan en la música pero que ahí están, y vi cosas terribles.

Me paso igual con Christina, me enseñó como para ella era más difícil; a mí nadie me cuestiona si escribí o no mis canciones, pero a ella, con treinta años de carrera, aún le preguntan si yo le escribí las canciones de su último disco. Lo mismo pasa con Cristina Martinez, cantante y guitarrista de El Columpio Asesino.

En “La flor de la manzana”, primer avance del álbum, colabora Mancha 'E Plátano, un grupo de chicas puertorriqueñas afincadas en Barcelona, que le dan una vuelta a la canción y que la acercan al mundo latino de las percusiones afrocaribeñas.

También he tenido la suerte de que Juliane Heinemann, una músico de Berlín afincada en Barcelona, se va a ir con nosotros a la banda. Al final es ser consciente de que el patriarcado es algo que también vive en la música y que le hace mucho daño.

Los hombres somos siempre como doble agentes, pero tenemos que ser conscientes de ello y estar en la retaguardia también luchando con ellas, porque es una de las luchas emancipadoras más justa y necesaria hoy en día, la del feminismo.

Y nosotros tenemos el deber moral de acompañar y eso, en la música, creo puede ser un lugar muy bonito para establecer conexiones y sinergias, que nos quitemos un montón de clichés heteropatriarcales que culturalmente nos han inculcado desde nuestra infancia porque el mundo es así de feo a veces.

Tú eres un activista muy importante en temas sociales, lo hemos visto en tus dos libros de ensayos, ¿qué tan importante es para ti el poder hacer esta lucha desde tu trinchera, para visualizar temas como el de las hipotecas o del feminismo?

Me parece algo muy natural, aunque hay parte de mi público que no lo aprecia así, sobre todo en España, me parece que en Latinoamérica naturalizan más que la música pueda tener una dimensión social y a la vez una parte muy íntima y emocional.

Hace una década decidí asociar mi compromiso con el activismo con mi trabajo en la música, hacerlo de una manera natural y lo más honesta posible, porque creo que todo lo humano es político y las canciones son actos puramente emocionales; tienen que salir de las entrañas.

MÚSICA PARA SANAR Y DIGNIFICAR A LAS PERSONAS

Muchas de esas emociones tienen que ver con lo que está pasando en el mundo y muchos procesos sociales se cuelan en las canciones porque te golpean de una manera muy dura, lo hemos visto ahora con la pandemia que no ha sido solamente la bofetada de realidad que nos ha pegado el mundo, sino que son todas las consecuencias sociales que está teniendo.

El drama que está siendo para mucha gente, es algo a lo que la música popular siempre ha sido permeable, ese tipo de sucesos; me parece que negarlo sólo puede hacerse desde una postura abiertamente cínica.

Es paradójico el estar en México, justo antes de venir, me llamó una compañera activista de Madrid, porque ahora mismo hay una delegación de 180 compañeros zapatistas por Europa, y están en diferentes ciudades del estado español esta semana. El 5 de diciembre, que es justo cuando yo estoy regresando a Asturias, hay un acto en Madrid de cierre, y me dijeron:

“Sabemos que tienes mucha relación con México, sería bonito que estuvieras en este acto de cierre, y conocer a estos compañeros y compañeras zapatistas y aprender de esa experiencia de lucha que tienen”; porque todos los que militamos, de alguna manera, en este tipo de izquierda que cree en las luchas emancipatorias internacionalistas, admiramos profundamente la lucha zapatista, la cual es un ejemplo para todos nosotros y es algo de lo que podéis enorgullecerse mucho en México, y seguimos aprendiendo.

Es de esas cosas con las que aprendes humanamente porque no sólo es una lucha político-social sino con el empoderamiento humano, con la dignidad, y cuando haces música estás apelando a la dignidad de las personas, y eso es algo importante.

Regresando a tú último sencillo, ¿qué tal el coqueteo con la música latina?

Para mí es muy emocionante, fue una sorpresa conocer a Mancha ‘E Plátano y fue gracias a Cristian Pallejà, parte del equipo de producción del disco, que tiene un estudio en Barcelona llamado Caballo Grande; quien me habló de ellas.

Siempre que quiero acercarme a la música latina quiero hacerlo con mucho respeto, porque, aunque compartamos el idioma, la realidad social que vivimos aquí y allá es diferente, los ritmos son diferentes, yo escribo canciones con un ritmo que es difícil de aplicar a aquellos que son de la música popular latinoamericana, por lo que cuando encuentro un momento en el que se puedan unir los dos mundos, es muy enriquecedor. En este caso me convertí fan de Mancha ‘E Plátano y es un momento muy bonito del disco.