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Presentan en el Parlamento italiano una moción para ilegalizar a neofascistas

El Partido Demócrata insta al gobierno a proscribir Forza Nuova, tras los violentos disturbios en Roma la noche del sábado

tras violenta manifestación

Neofascistas sembraron el caos en Roma el sábado (EFE)

El grupo del Partido Demócrata italiano (PD), la mayor formación progresista del país, presentó este lunes en el Parlamento una moción para pedir la ilegalización de los neofascistas, tras la violenta manifestación que sembró el caos el pasado sábado en Roma.

La moción insta al gobierno de Mario Draghi, que encabeza una coalición entre todos los partidos excepto la ultraderechista Hermanos de Italia, a "seguir el dictado constitucional que prohíbe la reorganización del disuelto Partido Fascista".

En concreto se pide ilegalizar el movimiento Forza Nuova, que el pasado sábado se valió de una manifestación contra el pasaporte sanitario de la COVID-19 para sembrar el caos en Roma, asaltando la se del mayor sindicato del país, la CGIL, e hiriendo a cuatro personas en el asedio de un hospital.

Las protestas del sábado degeneraron en fuertes encontronazos con los antidisturbios en el centro de la capital, con agentes heridos y doce detenidos, entre estos los líderes de Forza Nuova, Roberto Fiore y Giuliano Castellino.

“Apología del terrorismo”

Las firmantes de la moción, Simona Malpezzi y Debora Serrachiani, portavoces del PD en la Cámara Alta y en la Baja, respectivamente, pidieron la firma de "todas las fuerzas políticas auténticamente democráticas" para que la moción sea aprobada lo antes posible. Por el momento, la iniciativa cuenta con el apoyo confirmado del mayor partido del hemiciclo, el Movimiento Cinco Estrellas

El secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, que este lunes se reunió con Draghi en la sede sindical, pidió no "infravalorar" lo sucedido, porque fue un "asalto fascista" premeditado y reclamó que "se aplique la Constitución" y "se disuelvan las organizaciones que hacen apología del fascismo".

La ley 645 de la reforma constitucional de 1952 excluye de la vida pública a aquellas "asociaciones, movimientos o cualquier tipo de grupo no inferior a cinco personas que sigue fines antidemocráticos propias del Partido Fascista exaltando, amenazando o usando la violencia como método de lucha política".

Esta norma de hecho permitió en el pasado la ilegalización de otros partidos, como Ordine Nuovo en 1973, Avanguardia Nazionale en 1976 y Fronte Nazionale en 2000.

Por otro lado, el Tribunal Supremo italiano, en una sentencia de enero de 2010, estableció que "a pesar del fin del régimen fascista, sobreviven asociaciones y organizaciones políticas que, como Forza Nuova, se inspiran en esta ideología".

El ataque por parte de sus militantes el pasado sábado a la sede del Gobierno y a la CGIL ha suscitado la indignación en el país que acogió el nacimiento del Fascismo en 1919.

Una ideología que surgió precisamente valiéndose de la crisis y el malestar tras la Primera Guerra Mundial, creció con el hostigamiento a sindicalistas y políticos de izquierdas y derivó en una dictadura de dos décadas y en la Segunda Guerra Mundial.

Temor a nuevas protestas violentas

El creciente malestar en Italia, ante la obligatoriedad para trabajar del certificado sanitario antiCOVID, a partir de este viernes 15 de octubre, hace temer nuevos brotes de violencia fascista como el del sábado pasado.

El primer ministro Draghi tiene previsto impulsar medidas para limitar al máximo las manifestaciones, según adelanta el "Corriere della sera".

Sólo se podrán autorizar "con garantías reales de respeto a las normas por parte de los organizadores" y "si se considera que no existen condiciones para garantizar la seguridad, se debe prohibir el evento, impidiendo de cualquier forma que quienes hayan presentado una solicitud puedan salir a la calle de todos modos", señala.

El diario "La Repubblica" apunta que "no hay duda que el intento de asalto a la sede de la jefatura del Gobierno y los daños al CGIL fueron premeditados" y que los fascistas tenían como objetivo "replicar el asalto al Capitolio que tuvo lugar en Estados Unidos".

Para el ministro de Trabajo, Andrea Orlando, la violencia del sábado "tenía una matriz más tradicionalmente fascista" y que "probablemente sea totalmente indiferente al certificado sanitario, pero prueba que utilizan excusas, como los campamentos de gitanos o los migrantes para atacar las instituciones democráticas", afirmó en el diario "Corriere della Sera".

Pero también destacó que en la manifestación había personas "contra los cierres, contra las vacunas, gente asustada, víctimas de teorías de conspiración, y probablemente también hubo una cuota de trabajadores, conquistados por narrativas negacionistas que ven el 15 de octubre como un momento en el que se verán obligados a dar un paso que consideran peligroso para ellos y sus hijos".