¿Amerita encuesta una ya ineludible decisión ética y moral? (Primera parte)
En lo personal estoy convencida de que cualquier derecho a la libertad de hacer o decidir no puede involucrar a un tercero que con su dolor y
su vida deba pagar un capricho
Siendo así...
Respecto a que tal afición sea concebida como “tradición”, la experta cita que “Conforme avanza el conocimiento científico y las evidencias que aporta, se corrigen antiguos paradigmas, se derrumban creencias equivocadas y también suele evolucionar la actitud moral hacia nuestras prácticas y modos de vida. La filosofía y en particular la ética, no aceptan el falaz argumento ad antiquitatem, también llamado de apelación a la tradición, para sostener que causar dolor y lesiones deliberadamente a un ser sintiente pueda ser permisible, y menos considerado como una expresión culturalmente valiosa. Esta falacia consiste en afirmar que sólo porque algo se ha venido haciendo o creyendo desde hace mucho tiempo, entonces está bien o es verdadero aunque no lo sea. Cuando se defiende el toreo porque alguien reconocido o que tiene autoridad está a favor de dicha práctica (argumento ad verecundiam), también se incurre en una falacia”. Ahora bien…
Sobre el dolor físico y el padecimiento mental y emocional de estos bovinos, BV explica que “Existen suficientes evidencias científicas de que los toros, al igual que todos los mamíferos y demás vertebrados, tienen la capacidad de sentir estímulos dolorosos" Que al poseer un sistema límbico experimentan emociones tales como el miedo, la ansiedad y la frustración, y que pueden darse cuenta de lo que ocurre en su entorno y en su organismo, considerándose así, obligado tomar en cuenta los intereses de cualquier sujeto con un sistema nervioso que le permita sentir y realizar acciones para salvaguardar su vida como pueden ser huir o defenderse, prevaleciendo de esa forma el interés del toro por conservar la vida, frente a los intereses secundarios de los humanos y por lo tanto, cualquier espectáculo donde se dañe o provoque miedo a los animales con fines de diversión, esparcimiento, economía o tradición, lo considera éticamente inaceptable. Una postura ética, asegura, no solo consiste en no dañar a otros, sino en promover el bienestar de seres particularmente vulnerables. En este punto, la doctora hace precisa referencia al fenómeno conocido como “habituación o invisibilización del mal", lo que se traduce como la incapacidad mental y/o emocional para que una persona entienda el daño que sus acciones provocan, restándoles importancia y hasta justificándolas desde la creencia de que primero está su satisfacción, lo que termina por normalizar esto de ver matar. ¡Gulp!producciones_serengueti@yahoo.com
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