Opinión

El presidente, grandes frases, epitafios, River Spoon Anthology y Pedro Páramo.

El presidente, grandes frases, epitafios, River Spoon Anthology y Pedro Páramo.

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La tradición de los epitafios es interesante y provocadora, en tanto que el muerto (a) se queda diciendo algo en el eco de los tiempos. El de mi padre, que lo escribió mi hermana, reza así : “Aquí yace José Gomís Soler, amigo de los hombres y de los perros”. Hoy, “hombres” suena extraño. En 1971, año que murió papá, “hombres” conformaba a la humanidad. Ya no, hace cincuenta años la idea lingüística del género era otra. Para este artículo, me habría gustado pasearme por un cementerio y anotar algunos epitafios, pero imposible dar una vuelta por un panteón. Un joven escritor mexicano, Jorge Comensal, escribe una extraordinaria y divertida novela que, entre otros temas, surge, como gran tópico, el panteón de Dolores. Por desgracia la pandemia le impide visitarlo. Una pena.

Algunos epitafios los busqué vía Google. Al gran comediante Groucho Marx se le atribuye uno muy divertido : ”Perdonen que no me levante”. La escritora estadounidense Dorothy Parker, que siempre salpicaba de buen humor sus textos, pidió que pusieran en su tumba: “Perdonen el polvo”. Las grandes frases dichas por personajes importantes se convierten también en epitafios: “Entre los individuos como entre las naciones el respeto ajeno es la paz”. Con sólo pensar en esa oración evocamos a Benito Juárez. O el famoso “I have a dream” de Martin Luther King. En el sepulcro de Alejandro Magno, que murió en el 323 a C, alguien mandó inscribir “Una tumba es suficiente para quien el Universo no le bastaba”. El que más me gusta de los que arrojó internet fue el del poeta chileno Vicente Huidobro: “Al fondo de esta tumba se ve el mar”.

En fin, muchos quisieran ser recordados por su manera de ser en una sola invocación. El famoso rezo de John F. Kennedy: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti sino qué puedes hacer tú por tu país” o “La historia me absolverá” de Fidel Castro, frase pretenciosa y equivocada, son ejemplos.

Nuestro primer mandatario, obsesionado con los héroes patrios y los grandes cambios históricos que él quisiera protagonizar, parado en un solo pie, para demostrar su buen estado físico, dijo a principios de la semana que le gustaría pasar a la historia como “El presidente de la Salud” y, agregó, “de la transformación”, es decir, de una transmutación, de una metamorfosis, según apunta el diccionario de sinónimos. Se trata, pues, de una gran empresa no nada más de una lucidora expresión. México habrá de transmutarse por decreto presidencial. Sin embargo, un gran cambio histórico no se anuncia, se construye. Sería bueno, digo yo, dejar de hablar en esos términos y más bien procurar los cambios para bien . Según el Coneval, la institución que se encarga de la medición de la pobreza en México, ha aumentado la miseria. El porcentaje de la pobreza laboral de abril a septiembre de 2020 incrementó en 8.7 puntos porcentuales, o sea, pasó del 35.7% al 44.5%. Esta es nada más una cifra de toda una estructura que estudia el Coneval y que especifica en esto momentos que los programas y las políticas del Gobierno Federal no funcionan. Cierto que se atravesó la brutal pandemia. Pero también se interpuso la austeridad republicana, que prefirió no apoyar a la pequeña y mediana industria y a no afianzar el empleo. Como diría Shakespeare “mucho ruido y pocas nueces”, que es un gran dicho. ¿Cuál es, entonces, la transmutación?.

Por otro lado, en cuanto a convertirse en el Presidente de la Salud, también nos topamos con problemas. No entiendo la estrategia de vacunación que comienza con tres alcaldías que no son las más castigadas por el virus diabólico. A saber, iniciaron con Cuajimalpa, Milpa Alta y Magdalena Contreras. Confieso que no me lo esperaba. Me tocará de las primeras, ya que vivo en San Jerónimo, pero son otras zonas metropolitanas, en la Ciudad de México, por citar solo el caso del otrora Distrito Federal, las más vulnerables. ¿Será acaso una táctica electoral?

El otro día en Twitter una mujer, que si no me equivoco es diputada de Morena, se burlaba de los “adversarios” que van sin chistar a vacunarse y aprovechan los beneficios de la 4T. Le llovieron comentarios no muy agradables para ella. La vacunación no es un logro Morenista, es una obligación del gobierno la de vacunar a todos los mexicanos (as), sean sus preferencias políticas afines o no a las del presidente López Obrabor.

Vuelvo a los epitafios y recomiendo un libro maravilloso, que probablemente influyó en Rulfo para la escritura de su gran Pedro Páramo. Se titula River Spoon Anthology (1915) del estadounidense Edgar Lee Masters. Trata de epitafios versificados que cuentan la historia de todo un pueblo. Créanme que es la de este poemario una lectura extraordinaria. Y cito aquí, pensando en el personaje Pedro Páramo, una de las grandes frases rulfianas, una suerte de epitafio que, como el de Alejandro Magno, escribió otro acerca del protagonista, el dueño y señor y de Comala, es “un rencor vivo”.

Pues eso, más acción y menos dichos, porque en México entero, igual que en Comala, todos somos hijos de Pedro Páramo. Y, ya saben, “de tal palo, tal astilla”.