La innovación tecnológica y sus tropiezos
En la actualidad para los países más avanzados las altas tecnologías son vitales para su subsistencia. El mayor o menor grado de bienestar de sus habitantes está ligado al desarrollo tecnológico alcanzado.
Respecto a la tecnología podemos hablar de países a) avanzados, aquellos que producen y utilizan altas tecnologías; le siguen b) los países que no la producen pero sí la utilizan en su producción. Otros c) países que mediante la maquila “producen” elementos de alta tecnología mas no la diseñan ni la usan. México se halla en una combinación de estas dos últimas categorías y en el intento de producir su propia tecnología.
Por el momento el esfuerzo realizado se ha reducido a reconocer el problema y a filosofar sobre por qué no la tenemos y cómo la deberíamos desarrollar. No han faltado los científicos-políticos que han usado el tema para escalar puestos políticos arengando a sus propios colegas para que produzcan tecnología, aunque ellos no sean capaces de desarrollarla.
La invención es un tipo de innovación básicamente desarrollada por la ingeniería y se puede dar tanto en centros de estudios como en fábricas. El descubrimiento está más frecuentemente ligado al trabajo científico y por lo tanto a laboratorios de investigación. Los casos del láser, materiales semiconductores, materiales superplásticos, etc., surgieron como descubrimientos salidos de laboratorios de investigación fundamental.
En la segunda etapa se inician con el diseño de los experimentos que le van a permitir probar su idea; aquí se enfrenta con el problema de conseguir financiamiento. Si el investigador pertenece a un centro de investigaciones ya formado su problema es menor en esta etapa ya que normalmente cuenta con los equipos caros y una infraestructura que le permite tener un pequeño financiamiento local. En esta etapa no puede presentar un proyecto formal a alguna de las instituciones clásicas que otorgan financiamiento ya que sólo cuenta con ideas no probadas. El innovador mexicano debe tener cuidado de no dedicarse en cuerpo y alma a este proyecto en esta etapa, sino seguir con otros que, aunque irrelevantes para México, le permiten mantener un nivel de publicaciones que mantengan satisfechos a sus evaluadores en su institución o en el SNI.
El conseguir fondos de la industria, tampoco es posible en esta etapa. No hay nada aún que convenza a un industrial y mucho menos tercer mundista, aplicando ese epíteto a aquel que quiere una receta que le produzca dinero en cortísimo plazo (de uno a dos meses), a que invierta dinero en el desarrollo de algo que solo esta en la calenturienta mente del investigador.
Estos industriales abundan en nuestro país y son un producto de un sistema muy cerrado de comercio que se practicó en México hasta hace unos 40 años. En este sistema cualquier persona que lograra producir algo en el país podía solicitar que se cerraran las fronteras y tenía la preferencia en la venta de tal producto; así un seudoindustrial podía comprar una maquinaria en alguna feria industrial de Nueva York o Fráncfort, recibirla en un máximo de tres meses y empezar a producir su producto con material de importación para alimentar a la máquina y empaquetar el producto en cajitas que importaba. En esta forma en tres meses estaba vendiendo en México su producto al precio que le convenía y con calidad no siempre a nivel internacional, pero que el consumidor mexicano, no podía adquirir fuera del país ya que las fronteras cerradas impedían su importación. Con estas condiciones no se requería fomentar ninguna investigación industrial ni conexiones con instituciones de investigación. La investigación en los centros universitarios o tecnológicos creció bajo estas condiciones, totalmente apartada de la realidad nacional y la seudoindustria nacional producía dinero sin requerimientos tecnológicos de los centros de investigación, se oía decir la tecnología se compra no es necesario desarrollarla.Cuando bruscamente se abrieron las fronteras a los productos de todo el mundo, los pseudo industriales mexicanos no pudieron dar la calidad ni los avances que tenían los productos internacionales ya que los extranjeros que vendieron recetas y maquinaria lo hicieron porque tenían una mejor, con mayor productividad y mejor calidad. El seudoindustrial no podía empezar a desarrollar tecnología en ese momento ni los centros de investigación tenían algo que ofrecer.
El innovador nacional no tiene por lo tanto esta opción de apoyo industrial y tiene que desarrollar su etapa de experimentación básica con magros recursos. Al finalizar esta etapa a la que no se le puede fijar tiempo, ya que depende del carácter de su invención o descubrimiento, el investigador tiene que evaluar si sus resultados pueden satisfacer las demandas del sector productivo y producir cambios económicos y sociales. En esta etapa requiere del asesoramiento de expertos en vinculación tecnológica, los cuales no abundan en México, pero ya se les puede encontrar. En países desarrollados esta actividad ya existe como negocio y sus miembros se dedican a buscar en las universidades y tecnológicos “embriones” de tecnologías que puedan transferir a un sector de la industria. Si con la ayuda de estos profesionales se puede ver que su desarrollo puede vincularse con alguna necesidad tecnológica de alguna organización del sector productivo se puede pasar a la siguiente etapa, habiendo realizado lo necesario para brindar protección al desarrollo (patentes, registro de marcas, etc.). En caso de que no exista la necesidad tecnológica queda la posibilidad de crearla complicando las cosas un poco más.
En la tercera etapa, el vinculador hará los arreglos convenientes para que la organización del sector productivo, interesada en el desarrollo inicie los procesos de escalamiento a nivel industrial, de los resultados obtenidos en el laboratorio. Esto implica que existe un laboratorio de investigación industrial en la organización interesada en la innovación en el cual sea posible implantar el “embrión" tecnológico y hacerlo crecer hasta su madurez bajo la tutela del investigador. En México las industrias que cuentan con esta interfaz entre el laboratorio de investigación fundamental y la industria son menos de 10. Un laboratorio industrial cuesta mucho mantenerlo y sólo empresas muy grandes pueden tenerlo. En México, las empresas grandes son en su mayoría extranjeras, cuentan con laboratorios en su casa matriz en el extranjero y por tanto no les interesa fundar uno en México, pero sí, de acuerdo al TLC, todavía vigente, pueden brindar asilo a innovadores brillantes en sus laboratorios foráneos (¿fuga de cerebros?). Aquí se rompe la cadena que podría llevar a una innovación tecnológica al éxito. La existencia de laboratorios industriales daría más fuentes de trabajo a científicos e impulsaría desarrollos tecnológicos nacionales.La inexistencia de este eslabón estratégico en la industria nacional obliga a seguir un proceso lento y desgastante para escalar la innovación a nivel industrial. El proceso alterno consiste en buscar quien tiene algunas de las maquinarias requeridas y pagar por hacer uso de ellas a nivel industrial. Este gasto va por cuenta de quien adquirió la innovación. El seguimiento de los resultados se deberá hacer con el mismo método científico utilizado en el laboratorio.
La última etapa, en el supuesto de haber tenido éxito en las anteriores, es la introducción del producto al mercado. La principal labor la tiene el departamento de mercadotecnia de la industria, que debe contar con la asesoría del investigador para resolver los problemas técnicos que resulten al aplicar su innovación; en algunos casos el problema regresará al laboratorio de investigación fundamental en ausencia del laboratorio industrial. En este caso la innovación es progresiva y puede originar nuevas patentes o registros conjuntos con la industria.
Como se podrá notar la innovación no es una acción simple, es un conjunto de procesos interrelacionados en los cuales el innovador deberá estar presente en mayor o menor grado. Su labor en el laboratorio de investigación fundamental representa tan sólo un 15% del proceso total, en el cual intervienen una cadena de especialistas e instalaciones que deben existir en el país para lograr la meta del cambio tecnológico, el cual repercute en el crecimiento independiente de la empresa brindándole ganancias de hasta 500 veces el dinero invertido en su desarrollo y la seguridad de tener una tecnología propia que puede competir a nivel mundial tal como lo hacen las industrias de los países avanzados.