Cultura

“Tengo preferencia por la poesía lúdica y mordaz”, dice Daniel Silva

El escritor guanajuatense habla de su primer libro Pentimento, el cual dice “me permitió el destilar una melancolía en la que me vi inmerso”. Lo sórdido, desde el lado creativo, es parte de mi estética, añade

El escritor guanajuatense habla de su primer libro Pentimento, el cual dice “me permitió el destilar una melancolía en la que me vi inmerso”. Lo sórdido, desde el lado creativo, es parte de mi estética, añade

“Tengo preferencia por la poesía lúdica y mordaz”, dice Daniel Silva

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Daniel Silva es un poeta que reconoce que lo sórdido es parte de su estética y de su poesía, pero no en un sentido negativo, sino desde el lado de la creatividad. Daniel nació en Irapuato, Guanajuato en 1985. En 2014 formó parte de la antología Fabulaciones del segundo encuentro de Narrativa Centro Occidente y colaboró de igual manera en la antología Sueños diurnos del taller universitario altaller, en 2015. En 2017 se publicó Popol Wuj para niños, libro en el que colaboró junto a Bernardo Govea en la selección y adaptación de textos. Y el año pasado ediciones La Rana editó su primer libro de poemas, Pentimento, sobre el cual platicamos con él:

— En tu poemario hay un camino bifurcado entre la vida y el sueño, ¿por qué elegiste este camino?

— “Vida, sueño (y memoria)”, una imagen recurrente de una película que me encanta: los veintiséis perros en Waltz with Bashir (de Ari Folman), en ésta se menciona la idea de que la memoria es un objeto dinámico, que incluso se encarga de llenar espacios en blanco. Precisamente, algunos de nuestros recuerdos surgen de los sueños. Y es nuestro deber, debería ser una tarea importante, consciente, el permitirnos aprender o descifrar su significado. Ir hasta el último resquicio en nuestras mentes para vislumbrar al menos la superficie de la verdad, aun a pesar de que ésta nos represente una victoria pírrica: “Qué terrible es el conocimiento cuando no le trae beneficio al sabio”, como decía Sófocles en Edipo rey.

— La muerte —a veces el suicidio— es otro elemento dentro de Pentimento, ¿qué es la muerte en el libro?

— Es tan sólo gracias a la sacudida, al putazo que representa el fenómeno de la muerte que redimensionamos lo que es en sí la vida, y en cuanto al suicidio, Albert Camus en El mito de Sísifo, lo deja bastante claro: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía”. Entonces, la muerte en Pentimento no es más que un catalizador que me permitió sobrellevar un período de duelo a través de la poesía, y los sueños. La muerte es un ser amado con el que me permito hacer las paces.

— Hay epígrafes y referencias literarias y artísticas dentro del poemario, que van de Fellini a Rulfo y Baudelaire, ¿por qué las elegiste?

— La mayoría de los epígrafes surgieron después, ya en una última fase cuando el poemario se encontraba casi terminado. Los epígrafes cumplieron con una función: unificar las 2 o 3 secciones que conforman Pentimento. Durante el seminario de Fondo para las letras Guanajuatenses, impartido por José María Espinasa, se trabajó alrededor de esta idea: “el libro-poemario”. No como un conjunto de textos sueltos, sino más bien, como un objeto que maneja dos o tres temas homogéneos que van de la mano entrelazados.

— Hay un ambiente sórdido, nocturno, vagabundo, ¿querías reflejar ese ambiente con la poesía?

— Es una pregunta que incluso a mí me interesa responder... en el sentido de que para mí fue algo que surgió de forma natural, honesta, sin pensarlo. Este primer poemario me permitió el destilar una melancolía en la que me vi inmerso, de la que me empapé, y eventualmente en la que terminé por hundirme. Sin embargo, si hoy me planteara escribir un nuevo poemario, dudo que lo hiciera de forma diferente, dudo que reflejara otro ambiente. Quizás lo más atinado sería decir que “lo sórdido, nocturno, vagabundo” son elementos que forman parte de mi estética como escritor. Y que, en ello no veo ninguna connotación negativa, al contrario, al acudir a estos poemas-sueños-fotogramas, mi corazón instantáneamente se embarra de una bella y pegajosa oscuridad de la que no busco desprenderme, al menos por ahora.

— ¿Qué poesía o poetas estás leyendo hoy, y por qué?

— En sí no leo mucha poesía, más bien busco elementos que contengan poesía, sin importar dónde, ya sea una película de Wim Wenders, una canción de Tom Waits, un cuento de Edgar A. Poe, o una novela de Hemingway, David Toscana, o Ricardo Garibay. Pero confieso que tengo mis poetas favoritos: Jorge Teillier, Eusebio Ruvalcaba, Charles Bukowski, Efraín Huerta, entre otros. Leo también a compañeros y maestros: Aleqs Garrigóz, Alí Rendón, Aldo Revfaulknest, Juan Manuel Ramírez Palomares, Benjamín Valdivia, Jorge Olmos. Considero que tengo una preferencia por la poesía de voz sincera, libre de artificio, lúdica, y mordaz.