Opinión

Edomex, batalla sin reglas

Los apetitos de poder convergen en el Edomex. Todos los partidos políticos saben que la elección para gobernador tiene relevancia mayúscula. Las apuestas suben como la espuma.

Morena ya tiene incluso un puñado de suspirantes registrados. Lo que sigue es que comiencen a trabajar los filtros para sintonizarse con la encuesta buena, la que se aplica en Palacio Nacional.

Pronto... elecciones en el Estado de México

Cuartoscuro

El gobierno federal hace su parte. Ya metió a la pista, entre las patas de los caballos, a la UIF y si se considera necesario irrumpirán otras instituciones. Si hubo alguna vez un pacto, cosa que a nadie le consta, ya no hay tal. La competencia puede desplegarse sin reglas.

Los partidos de oposición a Morena aguantan. Los priistas quieren descubrir su juego hasta septiembre, pero no será nada fácil contener a los aspirantes que temen que la candidata o el candidato de Morena tomen una ventaja que sea difícil de remontar.

Será, ya lo estamos viendo, una campaña más que áspera, peligrosa.

Partiendo plaza

Ricardo Monreal partió plaza ayer en “Arroyo”. Amigos y simpatizantes del senador zacatecano abarrotaron el coso de Insurgentes Sur como para dar una probadita de que, llegado el momento, también hay capacidad de movilización.

Uno de los gestos más interesantes de la coyuntura política es el cambio de estrategia del senador, que pidió una y otra vez esperar los tiempos y no ponerse en riesgo ante el INE, que puede trasquilar a los acelerados.

Pero eso quedó atrás. Es de sabios cambiar de opinión, ha de haber dicho y Monreal resolvió echarse para adelante y lanzarse hasta donde tope corriendo todos los riesgos.

Sabe que su exclusión no es una ocurrencia de Mario Delegado, el dirigente del partido, sino una instrucción directa de Palacio Nacional, de donde suelen emanar rayos y centellas en contra de quien no se pliega a los designios del líder máximo.

Pues ahí está Monreal, en el ruedo, esperando que lo embista un Miura.

El viaje, malos augurios

En las próximas horas, el presidente López Obrador emprenderá un nuevo viaje a la Casa Blanca. Ya estuvo por ahí, no hace mucho, para darle ánimos a Donald Trump en la fallida campaña presidencial del republicano.

La agenda bilateral es tan extensa y el problema migratorio tan complejo, que el presidente Joe Biden, un profesional de las relaciones internacionales, se esmerará por no ajustar cuentas con su colega mexicano, al menos no en público.

Pero los medios norteamericanos, se incluye los programas de comedia, no tienen esas ataduras diplomáticas y ya comenzaron a publicar reseñas críticas sobre el gobierno del tabasqueño. El tema de la Estatua de la Libertad ha dado material abundante para los cuenta-chistes.

En el Capitolio también proliferan los legisladores norteamericanos que no se miden a la hora de las descalificaciones al presidente mexicano. No hay, en suma, buenos augurios.

Se dice que, para compensar, pequeños grupos de migrantes seguidores de la 4T, ya preparan la porra de bienvenida.

Patente de Corso

La ofensiva en contra de Alito Morena es una de las más sucias de que se tenga memoria. No solo se usan, una semana sí y otra también, llamadas capturadas de manera ilegal, sino que también se abusa de las instituciones que no están para apaciguar deseos de venganza.

Que el INM haya detenido al dirigente priista es una rudeza innecesaria, que suele castigar la opinión pública.

La gobernadora Layda Sansores ha rebasado, sin sonrojarse, todos los límites. Se mantiene impune porque detrás de la ofensiva hay un movimiento político mayor: torpedear la alianza Va por México. Ella es una campechana con patente de corso.