Las mujeres en la ciencia
Debido al día internacional de la mujer y la niña en la ciencia, celebrado el pasado 11 de febrero, en esta ocasión hago un paréntesis en los editoriales dedicados a analizar aspectos científicos del COVID, para comentar mi experiencia con mujeres en la ciencia.
En el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán la presencia de las mujeres en la ciencia es una realidad y supera a la de los hombres. Tenemos 164 investigadores en ciencias médicas, de los cuales 104 son mujeres (63 %) y 60 son hombres (37 %). Me parece que la diferencia se debe, en parte, a que en los últimos años se han contratado más mujeres que hombres, ya que la edad promedio es menor en las mujeres (51.3 10.6 vs. 56.6 13.8, p0.006). El ingreso que reciben en cada categoría es el mismo, dado que está etiquetado por el código del puesto. De los seis niveles de investigadores, que va de la A (el más bajo) a la F (el más alto), la proporción es muy parecida, con excepción del último nivel. El porcentaje de mujeres y hombres en cada categoría es: A, 15.5 vs 11.7; B, 19.4 vs 16.7; C, 29.1 vs 26.7; D, 24.3 vs 18.3, E 8.7 vs 10 y F 2.9 vs 16.7. Solo la diferencia en F es significativa, pero quizá eso puede explicarse por diferencia de edad, ya que en las mujeres F es de 60 3, mientras que en los hombres es de 72 10 (p0.05).
Mi experiencia personal con las mujeres en la ciencia ha sido intensa y muy satisfactoria. He tenido el privilegio de colaborar con muchas de ellas y entrenar a un número considerable. Como residente trabajé de forma muy cercana con dos mujeres extraordinarias con quienes hasta la fecha tengo una amistad entrañable: Leticia Quintanilla (hoy en Alemania) y Ana María Contreras (hoy en Guadalajara). En el posdoctorado en Boston tuve el gusto de asesorar el trabajo de Daniela Riccardi, que vino de Italia y ahora vive en Gran Bretaña, con quien desde entonces me une una verdadera amistad, que se ha extendido a nuestros respectivos cónyuges. Como tutor académico he tenido el privilegio de asesorar la tesis doctoral e impulsar las carreras de Norma Bobadilla, Consuelo Plata, Adriana Monroy, Adriana Mercado, Patricia Meade, Erika Moreno, Paola de los Heros, María Castañeda, María Chávez, Lorena Rojas, Silvana Bazúa y Jessica Bahena. Con excepción de Jessica, que apenas está por graduarse, todas ellas son ahora investigadoras en diversas instituciones de México y pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores, a excepción de Patricia que es investigadora, pero en Zaragoza, España. Han servido y siguen sirviendo a México con su inteligencia, destrezas, inquietudes e ideas. Las que así lo han decidido son madres y eso no les ha impedido en ningún momento su desarrollo académico. Han pasado por mi laboratorio muchas mujeres más: 15 pasantes de servicio social de medicina, cuatro estudiantes de posdoctorado y cinco que hicieron su tesis de licenciatura bajo mi tutoría.
Mi carrera académica ha sido enriquecida y amenizada por todas ellas, que han traído a mi ambiente académico no solo su inteligencia, perseverancia, creatividad, reflexión y trabajo intenso, sino también su afectividad, dulzura, belleza, sensibilidad, sentimientos, miedos, deseos, alegrías, ternura, timidez, comprensión, detallismo, intuición, perspicacia y expresión de las emociones, que han convertido un laboratorio, en algo parecido a un hogar, pero no de tipo vivienda, sino productor de conocimientos científicos. A todas ellas mi eterno agradecimiento.
Dr. Gerardo Gamba
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e
Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM