Opinión

Repensar la experiencia educativa ante la doble amenaza pandémica

La salud ha tenido otra valoración en la vida de las personas desde el inicio de la pandemia de Covid-19, ha sido incluso una prioridad ante el temor y la incertidumbre que ahora desata la presencia conjunta de las variantes Delta y Ómicron, llamadas ahora “la amenaza gemela”.

Ante este complejo panorama, la preocupación de la población se acrecienta ante la experiencia de los años recientes en que la cotidianidad, la convivencia y la economía familiar y social se vieron severamente afectadas, sin embargo, a pesar de los reiterados llamados para extremar las medidas sanitarias, en diversos países aumentan los casos confirmados y el impacto potencial de Ómicron hacia la salud de población infantil, lo que presupone una vez más su inestabilidad emocional y educativa. Así la Unicef ha hecho un llamado a todas las naciones para que implemente acciones en este 2022 y eviten hacer de él otro año de aprendizaje interrumpido.

La aparición de la variante Ómicron, ha incrementado la preocupación en diversos países. En Estados Unidos algunos estados han ordenado el retorno al aprendizaje remoto debido a que en este mes de diciembre se ha quintuplicado el número de niños que ha ingresado a los hospitales pediátricos en Nueva York y en Washington.

En Inglaterra, a medida que la variante de Ómicron se extiende por todo el país, los representantes de las escuelas y los sindicatos de maestros describen un escenario de caos en toda la enseñanza; los niveles de ausencias están aumentando, se conmina al gobierno a tomar medidas adicionales para proteger a las comunidades escolares , y en las regiones más afectadas han retornado a las clases en línea.

Por su parte, el gobierno de Holanda, antes de las vacaciones de Navidad, ordenó el cierre de las escuelas primarias debido a que las infecciones de Covid-19 habían aumentado en la población infantil de menor edad. Y en India, recientemente se impusieron nuevas restricciones (como el cierre de colegios) para tratar de frenar una nueva ola de coronavirus y ante la expansión de la variante Ómicron.

La educación en México no se ha mantenido ajena a este terrible fenómeno, a pesar de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha realizado varios llamados para que en la “nueva normalidad” se realice el regreso a clases presenciales, elevando, en estos momentos, la preocupación de madres y padres de familia, tutores, maestros, y autoridades ante la cercanía del regreso a clases presenciales, intranquilidad que se sustenta aún más con los siguientes datos:

De acuerdo a nuestras autoridades de Salud, más de 32 millones de personas no cuentan con alguna dosis contra el Covid-19, cifra a la que se suman los más de 21 millones 721 mil menores de cinco a 14 años de edad que aún no están contemplados para ser inmunizados, situación que multiplica la posibilidad de contagios.

Para los expertos, la variante Ómicron es altamente transmisible, y, por lo tanto, se espera que tenga mayor impacto en la niñez, aún más después de las convivencias de esta temporada navideña, por lo que resulta urgente que la SEP reorganice e institucionalice la educación en línea como una respuesta innovadora y creativa para garantizar el derecho a recibir educación a través de la óptima y equitativa utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

En este contexto, los retos son grandes y requieren de la suma de esfuerzos para el mismo fin que es: garantizar los servicios educativos para la población infantil.

En relación a ello, la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, ha dicho que, ante el regreso a clases posterior al periodo vacacional de invierno, las actividades escolares presenciales garantizarán el derecho a la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, al ser impartidas por maestros frente a grupo.

También, ha pedido a los padres de familia a continuar con los protocolos sanitarios que marca la Secretaría de Salud, a través de la Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas, pues es necesario asegurar socialización y convivencia de los alumnos, así como un adecuado aprendizaje.

Desde luego que las medidas sanitarias (gel, sana distancia, cubrebocas) seguirán siendo fundamentales y elementos omnipresentes para la nueva convivencia dentro de cada uno de los centros educativos. Al mismo tiempo, la situación actual de la educación para los infantes mexicanos exige lineamientos claros, inversión en tecnología, capacitación para el personal docente y resiliencia desde casa hacia la escuela y viceversa.

En este momento, cuando hemos llegado casi a la mitad del ciclo Escolar 2021–2022 y la pandemia sigue alimentando la incertidumbre, debe surgir la capacidad para reafirmar el compromiso institucional que haga posible la construcción de esquemas homologados y se apliquen en cada uno de los estados del país, como pieza clave para asegurar el futuro de la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes de México.

Con todo lo que nos deja el año 2021 y frente a las expectativas para 2022, vivimos importantes momentos de transición, sobre todo lo que implica el derecho humano de los niños para recibir educación, la cual ya no será como antes de la llegada de la pandemia, ya que, como parte de su intrínseca naturaleza, se ha transformado, y lo seguirá haciendo -no sólo por riesgos o emergencias sanitarias-, sino porque hay una nueva generación nativa digital que demanda ser educada de distinta manera en un mundo que conocen, cada vez más, desde la palma de su mano.

Cuartoscuro