Opinión

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

El personaje de Stevenson, Henry Jekyll era un doctor en Medicina, doctor en Derecho, miembro de la Sociedad Real, según se leía en su testamento ológrafo en el que dejaba todos sus bienes al señor Edward Hyde después de tres meses de su desaparición después de liquidar unas modestas retribuciones a su personal de servicio.

El Doctor Ricardo Monreal es un doctor en derecho prestigiado, con especialidad en Derecho Constitucional y Administrativo, autor de 13 libros entre los que destacan sus ideas sobre el federalismo y la independencia judicial, profesor de la UNAM y articulista en varios medios de comunicación, esta semana firmó su testamento político en el que cede todo su prestigio académico al señor corcholata en cuarta posición de las preferencias electorales, según las encuestas publicadas la fecha, y previamente manda pagar a sus allegado una pequeña suma para que puedan colocarse con dignidad en otros equipos políticos con mayor futuro.

Senador Ricardo Monreal

Cuartoscuro

El Doctor Monreal, para preparar su poción que lo transformaría definitivamente en una corcholata, obtuvo el último ingrediente de la actuación de la Suprema Corte, que invalidó el Plan B de la reforma electoral, con independencia y en ejercicio de las facultades que le otorga la Constitución, como órgano garante del debido proceso y del derecho a la deliberación democrática en la función legislativa.

El Doctor Monreal, cuando vio que se confirmaba la previsible determinación de la Suprema Corte, intuyó la oportunidad imperdible de congraciarse con el gran elector de Palacio Nacional y al estilo más típico de lo que sucedía en el autoritarismo de fines del siglo XX al que renunció para competir y ganar la gobernatura de Zacatecas, decidió amenazar a los ministros con entablarles juicio político por la “falta grave”, casi traición a la patria, consistente en no plegarse a la voluntad del Poder Ejecutivo.

El líder de la mayoría morenista en el Senado ya coqueteaba con el lado oscuro de la política, aquel que considera al poder como una forma de imponer su voluntad al otro sin escucharlo, en la aprobación al vapor del Plan B electoral y del paquete legislativo de más de 20 decretos en menos de una jornada laboral en una sede alterna improvisada sin cuidado alguno de los procedimientos legislativos. Un defensor de las instituciones ya se había acercado peligrosamente a la consigna populista: “al diablo las instituciones”.

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Con un liderazgo cuestionado en el Senado y un evidente alejamiento de la toma de decisiones, el Doctor Monreal se armó de valor y, finalmente, arrojó por la borda su prestigio académico y su filiación a la democracia representativa y republicana. Después de la advertencia a los nueve ministros, es complicado que su candidatura a la presidencia pueda forjarse fuera de Morena.

Tal vez fue la prueba que le exigió la 4T para creerle que no traicionaría al presidente y decidió lanzarse a matar la independencia de los poderes judiciales que con tanta vehemencia y fortuna había defendido.

Cito al Dr. Ricardo Monreal, como gobernador de Zacatecas en el discurso pronunciado en el Tercer Encuentro Iberoamericano de Consejos de la Judicatura:

“Los estados donde se ajustan las decisiones políticas al derecho y se controlan desde el Poder Judicial, son auténticas democracias. Y por el contrario, los estados sin la injerencia decidida y fuerte del Poder Judicial y del derecho, son regímenes No democráticos…La independencia se concibe como un principio dirigido a situar al órgano que imparte justicia y a sus titulares, al margen de cualquier presión de otros poderes, de las partes, de grupos sociales, de individuos y de los propios miembros del Poder Judicial”.

Me imagino que Inmediatamente después que amenazó a los ministros el actual líder de la mayoría en el senado sufrió de espasmos atroces, una sensación de quebrantamiento de huesos, una náusea y una revulsión del espíritu tal, que no se podría imaginar uno mayor ni en la hora del nacimiento o de la muerte, tal y como lo sufrió el personaje de Stevenson, Dr. Jekyll.

Sin embargo, cuando surgió la corcholata firmemente unida a la causa de someter a todas las autonomías a la voluntad presidencial, Ricardo Monreal se sintió más joven y políticamente más fuerte dispuesto a perseverar en su ambición personal. Así como Edward Hyde tuvo conciencia de su terca temeridad y la liberación de los frenos de la prudencia democrática. En este respiro de nueva vida abiertamente en el lado oscuro de la política comenzó a desprenderse definitivamente del estorboso Doctor en Derecho Ricardo Monreal.

Investigador del Instituto Mexicano de Estudios

Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales

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