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Siete personas, entre ellas tres viudas y el padre de un carbonero, entraron ayer a la mina Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, Coahuila, y permanecieron en su interior por un lapso de una hora con diez minutos.
Los familiares de las víctimas desoyeron así la petición de la Secretaría del Trabajo y de directivos de Industrial Minera México, quienes habían pedido no ingresar a la mina, pues ese lugar “es altamente inestable y sumamente tóxico por concentraciones muy altas de gas metano”.
En un comunicado, la dependencia federal calificó como un acto irresponsable de aquellos que alientan a las viudas a ingresar, aprovechándose de su dolor, para iniciar aventuras sin fundamento que sólo pudieran provocarles más dolor y riesgo en sus vidas.
“La STPS reitera que las relaciones laborales en Pasta de Conchos fueron terminadas en noviembre de 2006, por lo que a esta dependencia ya no le corresponde atender los asuntos relacionados con la mina”, señaló.
La empresa consideró que se trató de una acción irresponsable de un grupo de 70 personas manipuladas por gente ligada al sindicato minero, en particular José Ángel Hernández Puente, delegado de zona del sindicato, y otras a un grupo afín al zapatista.
“La mina es altamente inestable y en algunas áreas, potencialmente explosiva. Descender unas cuantas docenas de metros no prueba nada y es fútil; Penetrar en el interior de los túneles, a 180 metros de profundidad y a más de medio kilómetro, es jugarse la vida, aun para expertos bien equipados”, señaló la empresa en un comunicado.
En aquella mina el 19 de febrero del 2006 se produjo una explosión que dejó un saldo de 65 trabajadores muertos, de los cuales sólo fueron rescatados dos cadáveres.
Al salir del socavón, ayer, la viuda de Rolando Alcocer, Rosa María Mejía, dijo que se sentía un poco mal de salud porque padece de alta presión.
Sin embargo, aseguró que sí existen condiciones para rehabilitar el tiro de carbón y reanudar la búsqueda de los restos de los 63 mineros que aún siguen sepultados.
Declaró que sí hay agua pero no está inundada la mina y que tampoco detectaron gas metano, pues durante el recorrido nunca sonó la alarma del metanómetro, que alerta cuando el volumen del gas supera el 1.5 por ciento, que es lo permisible.
Ahí estuvo el representante del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos de la República Mexicana (STMMRM), José Ángel Pérez Hernández, quien les brindó apoyo moral, pero no les acompañó, pues no había pasado ni media hora de que inició el descenso cuando ya no se le vio por el lugar.
Se fue porque le llegó el rumor de que habían girado orden de aprehensión en su contra por presunta complicidad con el líder nacional minero depuesto, Napoleón Gómez Urrutia, en el fraude de 55 millones de dólares contra trabajadores de la minera de Cananea, Sonora, según dijeron testigos.
Mientras se desarrollaban los hechos en Pasta de Conchos, en la sección 27 del Grupo Acerero del Norte, en el vecino poblado de Palaú, municipio de Múzquiz, los trabajadores desconocieron al secretario general, Eduardo Moreno Salazar, identificado con Napoleón Gómez Urrutia, y en su lugar eligieron a Homero Martínez Ramos.
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