
El Museo Thyssen-Bornemisza presentó este lunes ‘Proust y las artes’, una gran exposición sobre el escritor francés Marcel Proust y su universo intelectual, social y literario integrada por decenas de obras que aspira a ser una muestra de su mundo y no una “exposición fetichista”, según explicó su comisario, Fernando Checa.
La obra magna de Proust (París, 1871), ‘En busca del tiempo perdido’, es conocida por ilustrar el fenómeno que se produce en la memoria humana cuando un olor evoca un recuerdo a través de una magdalena mojada en una taza de té.Sin embargo, Checa explicó que, a lo largo de las miles de páginas del libro, hay otros muchos detalles que activan los recuerdos del narrador y por es por eso que el Thyssen, situado en Madrid, prescindió de las magdalenas para esta ocasión.
La exposición es un gran recorrido “no biográfico, pero no antibiográfico” por la vida del gran escritor francés de finales del XIX y principios del XX, dividida en nueve apartados sobre sus pasiones e influencias: el Museo del Louvre, París y su entorno, Venecia o las catedrales góticas, para acabar con su muerte y una reflexión sobre los destrozos del tiempo en la creación artística y el cuerpo humano.
Incluye también apartados sobre ‘Por la parte de Swan’ y ‘La parte de Guermantes’, sobre el primer y tercer volumen de ‘En busca del tiempo perdido’, para la que se logró reunir una maravillosa selección de retratos de amigos, amantes y personajes de la época que sirvieron de modelo para los distintos personajes de la obra.“No nos valía cualquier cuadro de un artista, tenía que ser un cuadro preciso”, subrayó Checa, gran conocedor y admirador de Proust y que, como confesó, “puso muchísima pasión en esta exposición”.
Así, por ejemplo, un retrato de la actriz Sarah Bernhardt, en la que se basó para crear el personaje de la Bern, presente a lo largo de la novela, o un retrato de la escultora Laure Hayman, amante de un tío-abuelo y del padre de Proust y que sirvió de modelo para el primer amor del narrador.
Esculturas, fotografías, telas, vestidos de la época, algún manuscrito y una colección de primeras ediciones de ‘En busca del tiempo perdido’ completan la exposición, que se podrá visitar hasta el 8 de junio.