Cultura

Ofrece una perspectiva integral sobre la disciplina desde sus inicios hasta la actualidad, dicen los autores

Leonardo López y Eduardo Matos presentan el libro “Arqueología Mexicana. Sus orígenes y proyecciones”

Libro
FIL de Minería. Leonardo López Luján y Eduardo Matos Moctezuma. (Colnal)

El libro “Arqueología Mexicana. Sus orígenes y proyecciones” (Colegio Nacional, 2024) ofrece una perspectiva integral sobre la arqueología mexicana: desde sus inicios en los siglos XVII y XVIII hasta su influencia en la actualidad, destacando los descubrimientos que conectan la historia de México con las grandes civilizaciones del pasado y su legado en el mundo contemporáneo.

Se trata de una coautoría de verdaderos titanes en el tema. Por un lado Eduardo Matos Moctezuma arqueólogo destacado por su coordinación del proyecto del Templo Mayor, quien ha sido reconocido por su labor académica y sus contribuciones a la arqueología, obteniendo premios como el Nacional de Ciencias y Artes (2007) y el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales (2022).

Por otro, Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor desde 1991, ha dedicado su carrera al estudio de las civilizaciones prehispánicas, particularmente en el centro de México, y ha sido distinguido con múltiples honores internacionales.

Las primeras exploraciones en Xochicalco, El Cerrito, El Tajín, Cantona y Teotihuacan; los hallazgos de la Piedra del Sol, La Coatlicue, La Piedra de Tízoc en tanto que descubrimientos arqueológicos clave; así como las excavaciones borbónicas al sur de Italia y la influencia clásica que da pie a la disciplina arqueológica en México son algunos de los temas principales que los especialistas desmenuzan en esta publicación.

“Siempre hay esta conexión entre Mesoamérica y Roma y entre la antigüedad mesoamericana y la antigüedad clásica”, comentaron los colegiados, ante la audiencia del Salón Academia de Ingeniería.

Durante la presentación realizada en el Palacio de Minería, en el marco de la reciente Feria Internacional del Libro, los autores abordaron la historia y la evolución de la arqueología en México, enfocándose en su desarrollo, los momentos históricos en que esta disciplina “daba sus primeros pasos” y cuando comenzó a gestarse una tradición sólida.

Uno de sus puntos de partida más importantes es que la Arqueología sigue siendo fundamental en la comprensión del pasado prehispánico del país.

Para abarcar todo esto, el libro profundiza en los hallazgos arqueológicos más relevantes de la contemporaneidad. En la presentación, Matos Moctezuma y López Luján hablaron del descubrimiento de la Piedra del Sol en 1790 -monumento conmemorativo de los cinco soles y no un calendario, como comúnmente se cree- que fue un hito en la arqueología mexicana, al igual que los descubrimientos de la Coatlicue y la Piedra de Tízoc.

En una de sus intervenciones, Eduardo Matos Moctezuma compartió un relato curioso y conmovedor sobre cómo los frailes que enseñaban en la antigua Universidad de México se asombraban al ver que el pueblo veneraba a los antiguos dioses bajo una forma de “neo-idolatría” que, a pesar de los intentos de represión, se consolidó como un nuevo interés por las raíces prehispánicas.

“Se empezó a producir un fenómeno interesantísimo. En las tardes cuando se cerraban las aulas, estaba gente del pueblo con sigilos encendidos y con ofrendas para ir a ver a la Diosa de la muerte y se arrodillaban ahí frente a ella. Los frailes se alarman, ¿cómo es posible que ahora vengan a rendir culto a estos dioses?”, explicó por lo que la Piedra del Sol se enterró a modo de evitar su perniciosa influencia.

Alejandro de Humboldt llegó a México en 1806 y se interesó por los monumentos prehispánicos y piezas arqueológicas. Su llegada marcó el inicio del interés europeo por los monumentos mexicanos y su estudio científico, en medio de un contexto nacional de lucha ideológica, ya que obtuvo permisos para estudiar de cerca los hallazgos y publicar sus investigaciones.

“Humboldt acompaña a Don Feliciano y cuando regresa 15 minutos después, ya la habían vuelto a enterrar, en la Antigua Universidad que, por cierto, ya no existe y ahora no me canso en decir que hay un restaurante de lujo ahí que se llama El Burger King”, cerró López Luján.