
Desde sus inicios, el cine ha sido mucho más que una forma de entretenimiento. Su capacidad para emocionar, educar y conectar con las audiencias lo ha convertido en una de las herramientas más poderosas para la divulgación científica. A través de películas, documentales y series, la ciencia ha encontrado una vía accesible y cautivadora para llegar al público general, traduciendo conceptos complejos en narrativas visuales comprensibles y atractivas.
El uso del cine para fines educativos y científicos se remonta a los primeros años del siglo XX. Uno de los primeros ejemplos conocidos es la película francesa La Charcuterie Mécanique (1895), dirigida por los hermanos Lumière, que aunque humorística, mostraba una máquina procesadora de carne, representando el interés por las tecnologías industriales. Sin embargo, la primera película con una intención clara de divulgar ciencia fue Dr. Wise on Influenza (1919), producida por el Ministerio de Salud británico, que explicaba las medidas de prevención contra la gripe española. Este cortometraje es considerado un hito en la historia del cine científico.
El Cine comercial y la ciencia han creado una relación de inspiración mutua, a lo largo del tiempo, varias películas populares han encontrado en la ciencia su base narrativa. Hay muchos ejemplos de esta relación, a continuación menciono tres ejemplos emblemáticos:
- 2001: A Space Odyssey (1968), de Stanley Kubrick, fue desarrollada con asesoría de científicos de la NASA y es reconocida por su precisión en la representación del espacio exterior y la inteligencia artificial.
- Jurassic Park (1993), dirigida por Steven Spielberg, introdujo a millones de personas al mundo de la genética y la clonación, basándose en teorías reales sobre el ADN, aunque con licencia creativa.
- Interstellar (2014), de Christopher Nolan, contó con la colaboración del físico Kip Thorne, premio Nobel de Física, para ilustrar fenómenos como los agujeros de gusano y la relatividad del tiempo.
Estas producciones no solo entretuvieron a grandes audiencias por todo el planeta, sino que despertaron la curiosidad científica en muchas personas, las cuales, algunas gracias a estas peliculas se han convertido en científicos.
Para la divulgación también existen los documentales audiovisuales. Aunque ambos formatos pueden abordar temas científicos, existen diferencias clave:
- Las películas suelen utilizar recursos de ficción, con guiones dramáticos o de aventura que incluyen elementos científicos.
- Los documentales audiovisuales, por otro lado, se centran en la exposición real de hechos científicos, experimentos, entrevistas con expertos y recreaciones didácticas.
El primer documental audiovisual con propósito científico fue The Private Life of the Gannets (1934), dirigido por Julian Huxley, pionero en combinar el lenguaje cinematográfico con el rigor científico. Este documental ganó el Óscar al Mejor Cortometraje en 1938.
Desde el interes de crear este tipo de producciones documentales, han aparecido varias series que inspiran a creadores de enfocar sus esfuerzos en este tipo de producciones audiovisuales. Una de las series documentales más influyentes en la divulgación científica es Cosmos: A Personal Voyage (1980), escrita y presentada por el astrofísico Carl Sagan. La serie fue un fenómeno global que cambió para siempre la percepción del universo en la cultura popular. Su versión actualizada, Cosmos: A Spacetime Odyssey (2014), con Neil deGrasse Tyson, continuó con ese legado.
En nuestro país, diversas instituciones han impulsado la creación de materiales audiovisuales dedicados a la ciencia:
- La Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM ha producido decenas de documentales y cápsulas para televisión y plataformas digitales, entre ellos la serie La Ciencia de lo Absurdo en colaboración con NatGeo Latinoamérica.
- El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) ha financiado películas y documentales sobre biotecnología, medio ambiente y salud pública.
- El Canal Once, del Instituto Politécnico Nacional, mantiene una programación científica constante con series como Científico Mexicano se busca y Los Observadores.
Estas iniciativas han permitido democratizar el conocimiento y fomentar vocaciones científicas en nuevas generaciones.
Como afirman Martín Bonfil en su estudio sobre ciencia y medios audiovisuales, “el audiovisual ofrece una dimensión narrativa que permite a los ciudadanos entender la ciencia no como un conjunto de datos, sino como una actividad humana en contexto” (Bonfil, 2021).
El cine y los medios audiovisuales han transformado la forma en que aprendemos y nos relacionamos con la ciencia. Al combinar narrativa, imagen y sonido, estas herramientas permiten que el conocimiento trascienda fronteras y se convierta en una experiencia compartida. En esta época, con el avance tecnologico, la disponibilidad de herramientas de grabación y sobre todo por el interés de la comunidad cientifica, los medios audiovisuales se han convertido en una excelente forma de divulgar el conocimiento. Como sociedad, es fundamental seguir apoyando este tipo de iniciativas, que no solo enriquecen nuestra cultura, sino que nos acercan a una comprensión más profunda y humana del mundo que habitamos.
Bibliografía
- Bonfil, M. (2021). Divulgación de la ciencia: una guía para comunicar el conocimiento. UNAM.
- Huxley, J. (1934). The Private Life of the Gannets [Documental].
- Sagan, C. (1980). Cosmos: A Personal Voyage. PBS.
- Thorne, K. (2014). The Science of Interstellar. Norton & Company.
Referencias web
- UNAM: Dirección General de Divulgación de la Ciencia
- Canal Once – Programación científica
- CONAHCYT – Producciones audiovisuales (Secretaria de Ciencia y Tecnología Secihti)
*Oficina de comunicación INECOL
guillermo.lopez@inecol.mx