
Aun cuando los españoles justificaron la conquista de los territorios indígenas americanos en la idea de erradicar las “prácticas diabólicas”, el Antiguo Testamento cristiano “también habla” de sacrificios humanos, señaló Thomas Römer, catedrático del Collège de France, al dictar en el Aula Mayor de El Colegio Nacional la conferencia “El sacrificio de Abraham y la cuestión de los sacrificios humanos en la Biblia y en el antiguo Israel”.
Luego de la presentación, que corrió a cargo del arqueólogo y presidente en turno de El Colegio Nacional, Eduardo Matos Moctezuma, el doctor en Teología y especialista en Filología bíblica, dijo que “a lo largo de la colonización de las Américas, los españoles frecuentemente justificaron moralmente sus conquistas de los territorios indígenas y la evangelización de los pueblos que vivían aquí por la necesidad de abolir estas prácticas diabólicas de los sacrificios humanos. Esta posición es un poco sorprendente, puesto que la Biblia hebraica, el Antiguo Testamento de los cristianos, también habla de sacrificios humanos”.
De acuerdo con el especialista, la idea de oponer una cultura de los sacrificios humanos mesoamericana al cristianismo y al judaísmo está basada del todo en la realidad.
Incluso, señaló, la muerte de Cristo en la cruz es una especie de sacrificio: “No voy a hablar del Nuevo Testamento, que conozco un poco menos bien, pero les quiero recordar que la iglesia católica interpreta la muerte en la cruz de Jesús de Nazaret también como un sacrificio, o sea que después de todo, también ese es un sacrificio humano o un sacrificio divino”.
Para hablar de la presencia del sacrificio humano en el Antiguo Testamento, Römer se refirió a Abraham y al relato del capítulo 22 del libro Génesis, en donde se narra la petición divina que recibe el patriarca para sacrificar a su hijo Isaac.
Römer recordó el relato en el que Abraham conduce a su hijo Isaac a un monte con la intención de sacrificarlo, y el momento en el que el mensajero de Yahvé le habla y le pide sustituir a su hijo por un cordero atorado en un zorzal. “El mensajero de Yahvé llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo y le dijo: ‘Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena de la orilla del mar. Tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos. Bendeciremos tu descendencia y todas las naciones de la tierra serán benditas por cuanto has obedecido a mi voz’”.
El famoso relato, recordó, ha suscitado múltiples opiniones como la del filósofo Immanuel Kant, quien cuestiona la creencia ciega de Abraham ante Dios: “Según Kant, Abraham tendría que haber respondido a esta orden de la manera siguiente: ‘Estoy seguro de que podría matar a mi hijo, pero no estoy tan seguro de que tú seas realmente Dios’, esto es típico de la ilustración, dado que esto no respeta la ley universal, no puede ser Dios”.
En cambio, Kierkegaard “lee esta historia y piensa que la fe de Abraham puede ir más allá de esas consideraciones morales, que hay situaciones en las que se puede hacer abstracción de la moral. Para Kierkegaard esto fue una prueba de la verdadera fe, aunque no entienda por qué Dios estaría pidiendo algo semejante”.
Para teólogos como el alemán Hermann Gunkel, se trata de un relato muy antiguo “que muestra el paso del sacrificio humano, la transición del sacrificio humano hacia el sacrificio animal”.
Otros, como Von Rath, hablan de un relato teológico: “Él dijo ‘nunca hubo sacrificios humanos en Israel, esto no es posible. Es un relato teológico que muestra que Dios puede exigir al hombre que le devuelva, que le restituya lo que él mismo le ha otorgado’, es un poco un ejemplo, como dice Kierkegaard, de una fe que confía en un Dios que actúa de una manera incomprensible”.
“Creo que ante estas dos interpretaciones tenemos que buscar algo más bien en el punto medio. Yo creo que no hay que decir que este relato sea tan antiguo, porque la cuestión de los sacrificios humanos ocupó a los autores bíblicos durante mucho tiempo, y por otra parte es un texto teológico, sí, pero que también confronta a los lectoras y lectores a un Dios oscuro e incomprensible”. Asimismo, Römer señaló que, en torno al sacrificio, existen todo tipo de teorías sobre su origen y función.
“William Smith en el siglo XIX había pensado que el origen del sacrificio, el consumo de un animal totémico que representa al antepasado y a través de este ritual se logra el restablecimiento de la comunidad de los sacrificadores y la gestión de la violencia.
“Es la teoría también del chivo expiatorio que sirve para canalizar la violencia. Y luego tenemos a Sigmund Freud y su texto Totem y tabú, que dice un poco lo mismo: el sacrificio es como una sustitución para evitar la muerte del padre. Edward Tyler dice: yo te doy para que me devuelvas. Entonces se hace un don interesado a los dioses para recibir algo a cambio”.
Sacrificios para Yahvé
Tanto el sacrificio de niños primogénitos como el de animales coexistieron en la antigüedad, señaló Thomas Römer. “No hay realmente una evolución de los sacrificios humanos hacia una sustitución (por animales), aparentemente ambas cosas coexistieron al mismo tiempo”.
En este sentido, el teólogo comentó que se tienen “pruebas arqueológicas, puesto que en Cartago tenemos un cementerio de niños que se llama Salambó. En Cartago, donde tenemos de hecho huesos de niños y huesos de animales, esto es la prueba aparentemente de la existencia de sacrificios de niños y también de sacrificios de sustitución”.
Römer también se refirió a la presencia en la Biblia hebrea de Melek, Molek o Moloch, divinidad a la que se le ofrecían niños en sacrificio. “Melek quiere decir el rey y Melek, el rey, es un título que se le atribuye a menudo a Yahvéh, se dice ‘Yahvéh es el rey’ más de 50 veces en la Biblia, por lo tanto, podemos imaginar que los sacrificios de niños eran ofrecidos al Dios de Israel bajo su nombre de Yahvé Melek. La idea que defiendo es que los sacrificios [humanos] a Melek eran ofrecidos al Dios de Israel con Yahvé. ¿Por qué? ¿Por qué se ofrecían sacrificios de niños? Bueno, a menudo se habla de sacrificios por el fuego, por combustión, esto corresponde también, por supuesto, a los sacrificios que se llaman holocaustos, donde se quema el conjunto de la víctima”, explicó.
Regresando al relato de Abraham, el especialista habló de la ambigüedad que existe en el suceso que se narra, sobre todo cuando el patriarca habla de volver y no se sabe qué pasa con Isaac. De acuerdo con Römer, al relato de Abraham habría que agregar la posibilidad de que el patriarca realmente dio muerte a su hijo Isaac como sacrificio a Dios.
“Isaac había dicho: ‘Nosotros volveremos a ustedes’, pero después, al final de la historia, dicen: ‘Él volvió a los jóvenes’, y no sabemos qué pasó con Isaac. Ya no es mencionado. Hubo una traducción judía que fue retomada recientemente por un investigador judío, el señor Lioré, que dice que había una historia antigua en la que Abraham sí sacrificó realmente a Isaac”.
“Abraham tomó el cuchillo, sacrificó a su hijo, lo mató y entonces Dios dice: ‘Ahora yo sé que no me niegas a tu hijo único’. Entonces, tal vez, tenemos un texto antiguo en el que Abraham sí sacrificó a su hijo único. ¿Podemos aceptar esa interpretación? No sé, es un poco difícil”, confesó el especialista.
No obstante, “el hecho de que mató a su hijo habría que agregarlo porque no está en el texto, pero es interesante, puesto que yo creo que esto es algo que sí sucede. Isaac ya no aparece, hubieran podido aparecer juntos, pero ya hay una separación del hijo y del padre. Tal vez esta ruptura sea psicológica. Isaac es el sucesor, pero ya no se van a volver a encontrar. En el relato bíblico, en el capítulo siguiente se narra la muerte de Sara y, tal vez, Sara murió de tristeza por lo que hizo Abraham, pero eso también es una interpretación”.
En conclusión, dijo, varios textos de la Biblia muestran cómo el judaísmo primitivo buscó erradicar el sacrificio de niños, “pero tal vez sería más exacto decir que buscaba sublimar esas prácticas. Jon Levenson en su libro La muerte y la resurrección del hijo bien amado hace una lectura del sacrificio de Abraham y pone esto en relación con el sacrificio cristiano”.
“Dice que el impulso de sacrificar al primogénito siguió siempre siendo poderoso, mucho después de que la práctica literal se volviera odiosa y cayera en desuso. Es decir, incluso después de la desaparición de esos sacrificios, todavía tenemos textos que retoman esta idea”, concluyó.
La conferencia “El sacrificio de Abraham y la cuestión de los sacrificios humanos en la Biblia y en el antiguo Israel” se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.