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Israel anunció un cambio en la forma de reparto de ayuda con el fin de desplazar a la Organización de las Naciones Unidas de esta tarea

La trampa de la ayuda humanitaria: ¿Otra forma de combatir a Hamas?

Carencias. Una niña de Gaza intenta recoger los restos de comida que quedan en la olla. (Noticias ONU)

Una nueva estrategia de distribución de víveres orquestada por el gobierno israelí está llevándose a cabo en la Franja de Gaza. Después de casi tres meses de bloqueo desde el 15 de mayo, se abrieron los cruces hacia el enclave palestino para permitir la entrada de ayuda humanitaria, pero ésta resulta muy limitada.

Israel anunció un cambio en la forma de reparto de ayuda con el fin de desplazar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de esta tarea. El gobierno israelí ha acusado en múltiples ocasiones a las agencias de la ONU como la UNRWA de apoyar a Hamas, y de tener un sesgo antisemita. Por ello se pretende recurrir a contratistas extranjeros con el fin de, según el primer ministro Benjamín Netanyahu, impedir que Hamas obtenga víveres.

Las imágenes de cientos de personas ingresando a los nuevos centros de ayuda fueron transmitidas por diversos medios, mientras en la lejanía se veían los impactos de los bombardeos, levantando gruesas fumarolas. Al gobierno israelí, en particular, le interesaba mostrar que está permitiendo la entrada de víveres al enclave palestino después de que, en las últimas semanas, la comunidad internacional ha aumentado lo que puede considerarse su preocupación por la situación humanitaria en el territorio palestino.

Distintas organizaciones de derechos humanos y la propia ONU han denunciado que el nuevo sistema de distribución va en contra de los principios humanitarios y es una táctica para controlar a la población gazatí y, a la postre, utilizar este mecanismo para llevar a cabo el plan de desplazamiento forzado de palestinos propuesto por Donald Trump.

Según Tom Fletcher, encargado de la coordinación de ayuda de Naciones Unidas, el nuevo método será “un encubrimiento para mayor violencia y desplazamiento” de los palestinos en el territorio, “una parodia cínica, una distracción deliberada” y “convertirá la ayuda en un arma” (BBC, 27/05/2025).

La ONU y otras organizaciones han declarado que no participarán en esta nueva táctica. Shaina Low, asesora de comunicación del Consejo Noruego para los Refugiados, un importante grupo de ayuda humanitaria que opera en Gaza, afirmó que: “no podemos participar en un sistema que viola los principios humanitarios y corre el riesgo de implicarnos en graves infracciones del derecho internacional”.

La empresa designada para esta tarea es la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), una organización recién creada con financiación desconocida. Según información obtenida por el New York Times, el plan para desplazar a la ONU de las tareas de ayuda humanitaria en la Franja comenzó desde finales de 2023 con la conformación del grupo Foro Mikveh Yisrael (NYT, 24/05/25).

Desde entonces, se ha estado negociando con contratistas de seguridad, llegando a acuerdos con algunas empresas. Las que se conocen hasta ahora son dos: Safe Reach Solutions (SRS) y UG Solutions, dirigida la primera por Philip F. Reilly quien pronto se puso a la cabeza para consolidar el nuevo proyecto de distribución de alimentos. Él se presenta como “un oficial superior del Servicio de Inteligencia con 29 años de experiencia en el Servicio Clandestino Nacional (CIA/NCS) de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).” (Garrison.com).

Como agente de la CIA en la década de 1980, ayudó a entrenar a la Contra, en Nicaragua y fue jefe de la CIA en Afganistán (Times of Israel, 25/05/25). De acuerdo con el diario israelí Haaretz, Reilly también se desempeñó como vicepresidente sénior de actividades especiales para Constellis, una contratista militar privada, fundada tras la fusión de Academi con la empresa de seguridad privada Triple Canopy. Academi es el nuevo nombre de Blackwater, la empresa de seguridad privada tristemente célebre por haber estado involucrada en una masacre cometida por sus empleados en Irak en 2007.

Safe Reach Solutions fue creada casi al mismo tiempo que la Fundación Humanitaria de Gaza, y durante varios meses tuvieron el mismo representante y fueron registradas por el mismo abogado, lo que indicaría que ambas fueron conformadas para esta tarea. Además, esta empresa fue elegida en enero de 2025 como una de las tres empresas de seguridad privada que supervisarían la inspección de los palestinos en el corredor Netzarim, controlado por Israel, en Gaza, tras el alto el fuego (The Guardian, 30/01/25).

La otra empresa que participa en la seguridad de los centros administrados por la GHF es UG Solutions, dirigida por el exsoldado de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, Jameson Govoni (France24, 12/05/25).

El nuevo plan de repartición consistirá, en un principio, en la apertura de cuatro centros de entrega de alimentos ubicados en el sur de la Franja, notablemente menos de los autorizados al principio de la guerra. Estos centros estarán dentro de zonas militarizadas por Israel, donde los palestinos serán sujetos a un registro biométrico (Haaretz, 22/05/25). Esto implicaría el desplazamiento de la población hacia zonas controladas por Israel, obligando a millones de personas a recorrer largas distancias para obtener provisiones.

El primero de estos centros comenzó a operar tras la apresurada renuncia de dos altos funcionarios de la organización. El director, Jake Wood, quien explicó su renuncia alegando que la GHF no garantiza los “principios humanitarios de neutralidad, imparcialidad e independencia”. También renunció el director de operaciones, David Burke.

En su primer día de operaciones se presentó el primer disturbio: los hambrientos palestinos se abalanzaron sobre el centro intentando conseguir alimentos. Debido al desorden, los guardias de seguridad y el personal de la GHF decidieron replegarse, mientras que el ejército israelí disparó sobre la multitud, dejando un muerto y 47 personas heridas por disparos, según confirmó Ajith Sunghay, jefe de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en el territorio palestino ocupado (El País, 28/05/25), aunque Israel niega haber estado involucrado.

Las imágenes de las personas intentando conseguir alimentos y siendo atacadas provocaron gran indignación. El fundador de World Central Kitchen, José Andrés, escribió en X: “La Fundación Humanitaria de Gaza ha dejado a los palestinos sin comida. Quienes la crearon son egoístas”.

La GHF, registrada en Suiza, está siendo objeto de investigaciones en ese país después de que la organización no gubernamental TRIAL International, solicitara a las autoridades que investiguen a la fundación para determinar si su misión se ajusta al derecho suizo y al derecho internacional humanitario. Los días siguientes se ha mantenido la misma dinámica y pocas esperanzas de remediar la situación se vislumbran en el futuro inmediato.

*Seminario Universitario de las culturas del Medio Oriente. UNAM

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