Cultura

La Ruta de la Amistad cumplirá 57 años evocando fraternidad universal

Amistad y monumentalidad en la ciudad

Pedro Ramírez Vázquez

En octubre de 1968 la Ciudad de México fue la sede de los Juegos de la XIX Olimpiada. Durante quince días más de cinco mil atletas, de 112 países, cimbraron con sus destrezas toda la infraestructura deportiva que la ciudad desdobló para tal fiesta.

Pero la ciudad no solo se preparó en lo relativo a las justas. Entre los griegos, los Juegos debían estimular por entero al ser humano, asirel cuerpo a la gloria deportiva, pero también avivar el espíritu y ennoblecer lamente a través de la creación y el arte.

Monumentales

Mathias Goeritz

En aquella ciudad de 1968 Mathias Goeritz y Pedro Ramírez Vázquez, ambos graves bedeles de la estética moderna mexicana, entendieron por completo la empresa cultural de los Juegos Olímpicos.

Goeritz y Ramírez Vázquez concibieron para la ciudad el corredor escultórico más grande del mundo. Son 17 km a lo largo de los cuales brotan, desde la agrietada roca volcánica, 19 esculturas monumentales de concreto, que apuntalan el corredor: la Ruta de la Amistad.

Artistas de todo el mundo, de los cinco continentes, fueron invitados a participar y a plantar su moderna geometría, colores y sombras, enel pedregal mexicano.

Trébol de Insurgentes sur

El Ancla

Las esculturas más representativas de la Ruta de la Amistad se hallan sobre el Anillo Periférico al cruce con la Avenida Insurgentes Sur: Señales, El Ancla, Las Tres Gracias y el Sol.

SEÑALES. Obra de la mexicana Ángela Gurría, la conforman dos “cuernos” de 18 metros de altura que aluden a la participación común de los países africanos en los Juegos.

El ANCLA. Del suizo Willi Gutmann, ávido escultor y fanático de las figuras móviles.

LAS TRES GRACIAS. De Miroslav Chlupac; el checoslovaco creó tres columnas de concreto armado de casi 13 metros de altura que, sorprendentemente, se antojan suaves y ligeras.

SOL.Destreza del japonés Kiyoshi Takahashi, son dos esferas blancas, incompletas y superpuestas, que poseen un impresionante efecto óptico de movilidad giratoria.

También sobre el trébol vial de Insurgentes sur, se alzan la italiana Hombre de Paz, el Reloj Solar polaco, Janus y el Muro Articulado, ambas australianas, y México, una obra de arte española.

Hacia el sur

Muro Articulado

En Periférico sur y Boulevard de la Luz, el Sol Bípedo, regalo de Hungría y Francia a manos de Pierre Székely, rompe con gracia la geometría de la ruta en virtud de un diseño más orgánico.

Luego, frente al Centro Comercial Perisur, la Torre de los Vientos, del uruguayo Gonzalo Fonseca, es la única escultura “habitable” de la ruta, con forma de silo y estética minimalista.

Hacia la Zona Arqueológica de Cuicuilco y la Villa Olímpica, el disco solar, de Bélgica, y la Rueda Mágica, de Estados Unidos, cierran este tramo del recorrido.

El pedregal quedó atrás

Tertulia de Gigantes

La ruta escultórica deja atrás el pedregal y se enfila hacia suelos más suaves, frescos y dóciles.

La Tertulia de Gigantes, de Países Bajos, en el trébol de Periférico y Viaducto Tlalpan, evoca, a través de siete piezas, los diseños y formas propios de la escultura mesoamericana.

Más adelante, desde Israel, Itzhak Danzinger, planta la Puerta de Paz como una metáfora y posibilidad a la vez.

Hacia la Glorieta de Vaqueritos, y bajo el nudo gordiano que tejen el Anillo Periférico y el puente de Muyuguarda, se encuentran Martine, escultura francesa, y la Charamusca africana.

Termina en Cuemanco

Reloj Solar SONY DSC

Ya sobre el lacustre Cuemanco, dos esculturas son el telón de la ruta:

Las Puertas al Viento, de la mexicana Helen Escobedo, mimetizaba los verdes campos de alfalfa que por aquel 1968 salpicaron su emplazamiento.

Por último, la tubular y vibrante escultura de Jorge Dubón cierra el recorrido en la explanada principal de la pista olímpica de remo y canotaje.

La ruta hoy

Luego de los juegos del 68, y de la olimpiada cultural que le siguió por algunos meses más, las esculturas de la Ruta de la Amistad sufrieron un abandono que les dejó a merced del vandalismo.

Las esculturas se deterioraron durante 25 años hasta que el Patronato Ruta de la Amistad A.C. se abocó a la creación de un programa de intervenciones con miras a restaurar las esculturas.

Hoy, un sinfín de empresas, fundaciones y hasta el Centro Comercial Perisur, colaboran con el patronato y con las embajadas de algunos de los países participantes de la ruta para mantener en buen estado las esculturas.

Torre de los Vientos

Esculturas invitadas

Tres son las esculturas que, en tiempos recientes, se han incluido en la Ruta de la Amistad.

El Sol Rojo, la monumental pieza anfitriona en la explanada del Estadio Azteca (hoy Estadio Banorte)fue incluida en la ruta como legado de Alexander Calder, artista estadounidense.

El Hombre Corriendo (Germán Cueto), sobre los pedregales de la Ciudad Universitaria, también se incorporó a la ruta.

Por último, la Osa Mayor, del padre de la ruta Mathias Goeritz, concluye este apéndice justo a un lado del Palacio de los Deportes.

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