
La poeta mexicana Coral Bracho recibió este viernes en Granada (España) el XXI Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca por el conjunto de su obra poética, un acto en el que acercó la lucha por las libertades del autor de Yerma y destacó la necesidad de los versos para conectar a las personas.
Bracho (México, 1951) reconoció la “inmensa e inesperada alegría” que le supone recibir un premio vinculado a García Lorca y festejó la presencia continua entre diferentes generaciones de artistas de un poeta “extraordinario y único”.
La mexicana destacó el legado lorquiano en la Huerta de San Vicente, la que fue casa de veraneo del poeta español, un espacio que por primera vez acogió la entrega.
La poesía se ha convertido en un puente entre continentes para reconocer la trayectoria de Bracho, que en sus palabras de agradecimiento reconoció que su acercamiento a la poesía es una forma de “búsqueda vital” frente a la ambigüedad de otros lenguajes.
“La poesía, desde la más directa y coloquial a la más compleja, se adentra en los más diversos territorios de la mente, la sensibilidad y la estructura del lenguaje”, explicó la premiada, que describió el poder de los versos para unir sonidos y ritmos, el peso de palabras y sus silencios.
Asimismo, subrayó la necesidad de la poesía y la importancia de un lenguaje creativo que acerca “de una manera única” al ser humano al mundo que lo rodea, a los demás y a uno mismo.
Bracho repasó la esencia lorquiana, la del poeta, el dramaturgo y el creador, y rememoró a un Federico “con formas cargadas de tradición milenaria y una estrechísima cercanía con su pueblo”, pero también con lo más novedoso de la vanguardia.
Al respecto, aplaudió la “excepcional” capacidad de sentir y expresar una hermandad con el género humano de García Lorca, su manera de defender a las clases más humildes y luchar contra la “dolorosa injusticia de la discriminación” y de empatizar con mujeres a las que la sociedad les negó el derecho a decidir.
El actual legado lorquiano
Además, puso el legado lorquiano en el contexto actual y defendió el protagonismo de la poesía para luchar por la libertad en todas sus formas y como expresión de amor y incidió, como hizo Lorca, en la importancia del arte en la vida del ser humano.
En el acto también participó el ministro de Cultura de España, Ernest Urtasun, quien explicó que la poética de Bracho habla de la vida y de la muerte, de la infancia, del cuerpo, de la política o del asombro de la escritura, y vinculó su esencia con la de García Lorca.
Además, expuso el proyecto internacional de la obra de los dos poetas y su manera de vincularse al mundo, de luchar contra guerras y desigualdades y de querer conquistar un mundo más humano.
El jurado destacó a Bracho como poeta que encarna “el ritmo del tiempo aplicado a sus poemas” y valoró una lírica que “aúna la naturaleza y la vida en todas sus manifestaciones y el uso de elementos que van desde el neobarroco a la mística más actual”.
Constituido en 2004 y dotado con 20 mil euros, el galardón distingue el conjunto de la obra poética de un autor que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio de las letras en español.