
¿Qué significa ser escritora desde Veracruz? “Es una tierra que amo, pero también es muy dolorosa por toda la violencia que hemos vivido a través de los años”, expresa la poeta y ensayista mexicana, Nicté Toxqui (Orizaba, Veracruz, 1994)
Cuando era becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM) en el área de poesía, por ahí de 2018 o 2019, Nicté Toxqui sentía una inquietud de escribir sobre la violencia de género.
Fue entonces que visitó una exposición fotográfica que llevó por título “Sol Negro”, donde observó que la melancolía es eje principal en la historia “de todas nuestras fotógrafas”.
“Eso a mí me explota la cabeza. Y de pronto me hace pensar genuinamente en todas las historias femeninas que han atravesado por lo mismo”, relata la autora.
Luego sucedió el #MeToo de los escritores y a partir de ahí se empezó a hilar el poemario “Sol Negro” publicado por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM (2024).
SOL NEGRO
En conversación por este poemario, que surge como un intento de diálogo con la pérdida y la melancolía, Nicté Toxqui cuenta que al encontrarse con el famoso poema de Nerval y con aquella exposición fotográfica como detonantes de soles negros, también llegó a una de sus “filósofas amadas”, Julia Kristeva.
“Ella también tiene este libro que se llama Sol negro, donde habla sobre la depresión. Me encanta lo que dice ella que básicamente la depresión, la tristeza, la melancolía son crisis de significados. Entonces la persona melancólica va en búsqueda de sus significados y a partir de ahí yo comienzo, ya no solamente la escritura, sino la reescritura de ese poema”, comparte la poeta.
Del proceso diario de escritura solitaria en el jardín le pareció revelador aventurarse a la melancolía más allá de los términos de la tristeza, para adentrarse también en el deseo, la pérdida del deseo y la dichosa búsqueda de significados.
Al mismo tiempo, estos conceptos son las claves para adentrarse en relatos de mujeres que rodean a la autora (madre, abuela, tías, amigas), como una especie de archivo afectivo y político.
El libro está dividido en tres partes que simbolizan un viaje emocional: deseo, pérdida del deseo y una recuperación de la voluntad. Se balancean distintos tonos, entre los que cabe el ensayístico para abordar arte, archivo visual y reflexión sobre lo histórico.
El eclipse solar de 1991 atraviesa todo, como metáfora de lo cíclico y espectral.
“Yo nací en 1994, pero me interesaba revisitar ese hecho dado que fue parte del archivo que logré conseguir en mi casa y me pareció curioso en todas las anécdotas y las historias que me contaron mi mamá, abuela, tías, que había una especie de caos y crisis porque creían que se iba a acabar el mundo”, detalla.