Cultura

El investigador recordó que desde su vida Actopan, Hidalgo, viene su interés por el patrimonio histórico-cultural del país”

Carlos Martínez Assad recibe la Medalla Genaro Guzmán Mayer

Distinción. Carlos Martínez Assad (der) y las autoridades de Actopan, Hidalgo.

Carlos Martínez Assad recibió el pasado martes la Medalla al Mérito Ciudadano Genaro Guzmán Mayer que otorga el municipio de Actopan, Hidalgo, y recordó que es ahí donde vivió su infancia y junto a sus amigos compañeros de la secundaria Miguel Hidalgo, participó en la limpieza del atrio del Convento de San Nicolás de Tolentino “desde ahí viene mi interés por el patrimonio histórico-cultural del país”.

En su discurso, Martínez Assad agradeció a la presidenta municipal Imelda Cuéllar y a su junta de regidores el haberle conferido en esta ocasión la presea que lleva el nombre del de la letra del Himno al estado de Hidalgo.  

Recordó que Actopan es corazón del Valle del Mezquital, lugar antiguo como da fe su convento agustino según marca la torre mudéjar que señorea y su templo a la advocación a San Nicolás de Tolentino.

Este convento, añadió, se ubica en la misma calle donde se encontraba el Colegio Las Rosas, donde realicé los estudios primarios. “En mi memoria está mi participación, junto con mis compañeros escolares, de la limpieza del atrio, quitando piedras y la maleza donde se colocó la plancha de cemento para el lucimiento de la capilla abierta, una de las más grandes construidas en la Nueva España, y que tiene una fina representación del juicio final, con sus coloridos pasajes del infierno”

Un hecho, explica el investigador de la UNAM y Premio Crónica, que muestra desde cuando “viene mi interés por el patrimonio histórico cultural del país a lo que he dedicado varios libros, en particular dos relacionados con los agustinos. Y de entonces mi interés en la enseñanza en la que me inicié con mis primeras incursiones en las campañas alfabetizadoras a adultos, como opción al servicio militar. Por ese interés en la educación, duela la cancelación del INEA, con el despido de más de mil trabajadores y abandono de programas para la alfabetización de adultos y de la educación primaria para mayores de 15 años”.

También Carlos Martínez dijo que en Actopan es un lugar donde en la cotidianidad se aprende mucho, no sólo leyendo, el conocimiento se ilumina con su sol candente al caer sobre las mantas de los puestos del mercado de los miércoles, para ofrecer los productos de jarcia, la gran variedad de maíz y de frijol, la enorme variedad de yerbas para aderezar los alimentos o para curar todos los males, donde los hnäñüh pueden adquirir los utensilios de plástico de mil colores, mientras por los micrófonos se escucha a los introductores de las mercancías industrializadas. “Así se relata en la espléndida novela La nube ésteril: drama del Mezquital de Antonio Rodríguez, que tuve la fortuna de prologar en su versión en hñähñu”.

Por su parte, explica, los comerciantes establecidos exhiben sus más diversas mercancías, como las ofrecidas en los “cajones” de los mexicano libaneses para vender en abonos ropa o zapatos. Sin definirlo entonces, vivía la riqueza de la pluralidad del poblado, cuando en un día se escuchaba hablar hñähnu, palabras en árabe de los viejos libaneses o en castellano con marcado acento de algún inmigrante español.

Son alguno de los recuerdos de Martínez Assad, quien terminó su discurso con un agradecimiento “a mi familia que me ha alentado y ayudado a observar a la sociedad y a mi esposa Sara  la fuerza para interpretarla, y a todos por atribuciones a las que espero corresponder con las tareas de investigación y docencia a las que he dedicado y continuaré haciéndole, toda mi vida”.

Tendencias