
Para cerrar con broche de oro la exposición “Gabriel Orozco: Politécnico Nacional”, en el Museo Jumex, el artista mexicano respondió a más de 60 preguntas sobre su quehacer, perspectivas artísticas y trayectoria.
“Hacer una buena pregunta ya es la mitad de la respuesta”, expresó Gabriel Orozco (Xalapa, Veracruz, 1962) al arrancar con las respuestas.
La dinámica para enviar preguntas se hizo en el marco del ciclo “Todo lo que siempre quiso saber sobre arte contemporáneo”, organizado por el recinto: a través de un buzón instalado en la tienda de recuerdos la gente pudo hacer llegar alrededor de 150 preguntas antes del 24 de julio.
Posteriormente, el artista y equipo del Museo revisaron y catalogaron las preguntas temáticamente, a modo de responder con eficiencia a la mayor cantidad.
¿Hay que ser adulto para ser artista? ¿Pueden las infancias hacer arte? Fue la primera duda, planteada por un niño de 10 años: “El arte es libre ¿los niños también pueden ser artistas?”, leyó Orozco.
“En efecto, hay algo del niño, cuando está aprendiendo, cuando está empezando a conocer el mundo y lo está explorando, que lo convierte de alguna manera en un artista, simplemente por la manera en cómo empieza a relacionarse con las cosas, no solamente lo que está aprendiendo, lo que le enseñan, sino en cómo rompe las reglas constantemente a la hora de establecer juegos posibles en la azotea, en la calle, al aprender lo que sea”, opinó
Observó que incluso al aprender a utilizar el lenguaje, los niños siempre inventan un poquito en las palabras, a partir de cómo escuchan y pronuncian y el artista consideró que eso es exactamente el arte.
Para él, el arte es un proceso que inicia con una experiencia y el intento por establecer comunicación sobre ella, a través de signos, sonidos, imágenes “o cosas que hacen uno con las manos”.
En ese sentido, Gabriel Orozco tomó la ocasión para subrayar la importancia de la formación artística desde muy temprana edad.
“Aprender a jugar en el aprendizaje del mundo real. Yo crecí con artistas, entonces eso sin duda ayuda a involucrarse en el mundo del arte desde muy temprana edad, pero sí es muy importante”, destacó.
“Veo aquí una generación en medio, los que todavía tienen hijos chiquitos: traten de fijarse en el salón de clases, cuando vayan a una escuela, vean la clase de arte. Si es buena clase de arte, métanlos a esa escuela. Es un buen dato para escoger la escuela de los niños y por supuesto que en casa que siempre dibujen, canten, escuchen música, todo eso”, compartió.
Siguiendo la línea de cuestionamientos sobre quiénes y desde qué trincheras pueden hacer arte, el artista leyó la pregunta de un joven de 19 años.

-¿Crees que hay alguna forma de crear arte y ser médico?
“Yo pienso que los médicos son artistas, en realidad. Si ustedes piensan, por ejemplo, en un dentista, lo importante es que sea bueno con sus manos”, respondió el artista.
“De hecho, a los dentistas yo siempre los he respetado mucho porque tienen algo de escultores. Luego un médico tiene que saber qué tienes, darte una receta. Pésima letra, ¿no? Son famosos por saber escribir, pero diagnosticar tiene su ciencia y por supuesto que tiene su arte”, continuó.
Si bien no quiso mencionar los nombres de las personas que plantearon preguntas, Gabriel Orozco se dirigió directamente al dudoso: “no sé si está aquí la persona que preguntó esto, pero ya el hecho de ser un médico tiene algo de artístico y finalmente el arte es lo que se hace con arte”, animó.
“Un futbolista puede ser artista en un momento dado”, agregó el creador de piezas como Pelota ponchada (1993), desde la Terraza del Museo donde se exhibe la instalación Balones acelerados.
Opinó lo mismo para disciplinas como arquitectura o la palabra y también sobre técnicas consideradas “artesanales”, como la cerámica y el barro.
“Sí se puede hacer arte y ser médico. A través de la medicina o a través del contacto con el arte, disfrutándolo, porque finalmente el arte también se realiza cuando el espectador lo realiza”, reiteró.
Ahondó que una obra de arte no es un objeto absoluto que termina con su creación, su viaje no termina al ser realizada, sino que continúa en la interacción con los espectadores.
“Para que funcione mi propuesta de convertir una botella de agua en obra de arte se las podría lanzar, como a Lady Racista, o podría vaciarla o tomármela y ponerla en un museo y proponerla como obra de arte”, sugirió.
La alusión a su conocida y polémica pieza “Caja de Zapatos Vacía”, originalmente presentada en la Bienal de Venecia de 1993 y exhibida también en el Museo Jumex, no fue de paso.
“¿Quién realmente hace que esa caja de zapatos vacía sea arte?”, preguntó ahora el artista, para inmediatamente responder “pues el espectador, que le está resignificando cada vez que entra en relación con un objeto que se planteó como una posibilidad del arte”.
“Nosotros lo que hacemos como artistas profesionales es intentar expandir las fronteras del arte, para tener más herramientas de trabajo, más maneras de hacer y de relacionarnos con el mundo real, con nuestro país, con la sociedad, con nuestros seres queridos y con la humanidad”, añadió.
“Al establecer ese tipo de estrategias posibles para lograr con nuestros propios medios, que no dependen solamente de cuánto dinero tienes para hacer una película o una escultura en bronce, sino establecer una comunicación con uno mismo, en relación al mundo en el que estamos viviendo, y después lograr transmitir esa experiencia a otras personas”.
-¿Qué dejaste de hacer para convertirte en artista?, fue otra de las preguntas que Gabriel Orozco consideró interesantes.
“Y la verdad que lo he estado pensando mucho, pero no tengo una respuesta muy clara porque al final...siempre quise ser artista, desde niño, tenía otras opciones. Me gustaba el fútbol, pero nunca se me antojó ser futbolista profesional. Uno intenta y decide ser artista, pero para lograr su propio lenguaje tiene uno que dejar de ser artista”, respondió.
Asimismo, el protagonista de la exposición retrospectiva que se puede visitar hasta el 3 de agosto resaltó que es un gran logro mantenerse económicamente como artista.
“Es decir pagar la renta, comida, haciendo arte, eso ya es muy difícil. Sin duda, cualquier artista que logre sobrevivir siendo artista ya se debe de considerar un artista exitoso. Es casi un milagro en la sociedad en que vivimos, que un artista pueda vivir de su trabajo. Eso yo lo viví con mi papá, porque mi padre terminó sin deudas, sin dinero y sin deudas, y toda su vida lo que hizo fue ser artista”, declaró.
CIERRE DE MUESTRA
Entre preguntas de diversas índoles -desde inquirir cómo consigue ciertos artefactos o cómo se acerca a los materiales que utiliza, hasta preguntas sobre cómo incorporar el arte en programas académicos de ingeniería o posturas filosóficas- Gabriel Orozco abordó algunas opiniones sobre “Politécnico Nacional”, la retrospectiva más completa que ha presentado.
“Algo que creo que se logró bien es que los cambios de escala, en relación al espacio y a los tiempos, si nos llegan a transportar a diferentes relaciones con el tiempo y el espacio y la escala de los objetos y los materiales que se usan, como propuestas de relación. No estamos en una exposición, es una exposición que propone un juego en ese tipo de escalas”, calificó.
La transmisión de la dinámica Pregúntale a Gabriel Orozco se puede encontrar en la página de IG del Museo Jumex. Para más información visita la página oficial y sigue sus redes sociales.