
La publicación de “Fauce” (Lumen, 2025), para la escritora mexicana Tania Tagle(1986) es la conclusión de un ciclo creativo. “He escrito mucha autobiografía y ahorita creo que ya no sé, me interesa escribir otras cosas, todavía no tengo muy claro hacia dónde va”, comparte a Crónica.
En conversación por su reciente novela epistolar ensayística -en la que aborda el silencio aterrador que envuelve a la protagonista (ella) tras la muerte inesperada (suicidio) de un ser amado, cercano y cotidiano (su pareja)- la escritora comparte algunas claves que guiaron estas reflexiones autobiográficas.
“La intención principal - por eso me ayudó mucho la estructura de la carta- fue más bien continuar una conversación que se había interrumpido, con las herramientas que tenía en ese momento, que era la escritura”, considera.
Antes de cumplir los 40 años y sin nota de despedida, el hombre se suicida. Al enfrentarse a las fauces del abismo del luto y estando a cargo de un hijo de 7 años, la escritora mexicana recurrió a las herramientas que ya estaban cimentadas en su relación, pues “hubo muchísima comunicación epistolar, entonces para mí también fue lo natural”.
Por otro lado, le parece que en el proceso de duelo surge el miedo al olvido, cuando nos damos cuenta de que se empiezan a olvidar ciertos momentos y detalles, así que escribir ayuda.
“En este momento ya tengo mucha distancia temporal y emocional de cuando se …de cuando escribí `Fauce´, entonces no es que no me reconozca en esa voz, pero sí lo puedo ver como si fuera otra persona un poco, al mismo tiempo soy yo”, comenta.

La autora adelanta que recientemente le ha interesado la ficción. “Le he tenido bastante reticencia porque existe en el ecosistema del libro una percepción como si fuera la joya de la corona”, destaca.
En su experiencia, como autora de poesía, ensayo y autobiografía, la pregunta más constante es “¿cuándo vas a escribir una novela de ficción?“.
“Como si eso fuera una especie de graduación como escritor. Entonces yo siempre he dicho que ‘Pues nunca, fíjense, cómo ven’... pero no sé, ahora tal vez me interese”, señala.
EL PROCESO
La recepción de “Fauce” ha sido cálida. En el entorno familiar, la autora indica que es su “monotema” y en su público lector ha habido eco, personas que se acercan a decirle que han tenido procesos similares y que se sienten reflejadas o bienvenidas en sus palabras.
“`Fauce´ se escribió en el transcurso de 1 año o 1 año y medio, y se publicó muy rápido”, detalla Tania Tagle, como si el libro se hubiera escrito solo.
También resalta que la memoria vive entre la realidad y la ficción, por más que uno desee apegarse a los hechos “tal cual se vivieron o sintieron”.
“Por eso me gusta mucho el término autoficción, justamente, que significa tratar de rescatar esa memoria, pero siempre aceptando que no va a ser tal cual y se toman decisiones estéticas y éticas. Pensaría que la ficción no siempre te protege como autora, pero ayuda a tomar estas decisiones”, ahonda.
¿Qué tan autorizada estoy a contar las historias de personas que me rodean, para contar mi propia historia? ha sido una de las preguntas fundamentales para Tania Tagle.
“Aunque esa historia esté entrelazada profundamente con la mía, es una pregunta que yo creo que es muy femenina, en el sentido de que son más las autoras -que yo he leído- que se hacen esta pregunta. Creo que los autores no se plantean estas cosas”, observa.
Desde su perspectiva, los dilemas éticos que afrontan autores y autoras son distintos y opina que puede ser porque las mujeres han sido más vulneradas en la literatura.
“Entonces cuando nosotras escribimos autobiografías sí nos estamos preguntando eso todo el tiempo y esa para mí sería la primera pregunta”, reitera.
La manera en que lo resolvió fue optar por escribir todo el libro en segunda persona.
“Eso me permite contar cosas como narradora, nada más lo que quiero contar y sugerir lo que no quiero contar, porque en el género epistolar el lector da por hecho que hay una historia entre estas personas y que el lector no conoce por completo. Lo va a ir descubriendo, pero siempre va a haber cosas que no va a saber”, continúa.
Tener a un lector predispuesto a no conocer el 100% de la historia fue la manera en que pudo “manejar contar esta historia, nada más hasta donde yo quería”.
Respecto de su relación con el lenguaje en la actualidad, y cómo ha ido cambiando, Tania Tagle resalta que es un acompañamiento importante, pero no suficiente en sí misma para procesar el luto y sanar.
“Me han preguntado mucho si la escritura para mí es terapéutica o sanadora o algo así. Yo, la verdad, no lo creo. Puede que la escritura -y de hecho sí pasa- acompaña procesos terapéuticos, un montón de terapeutas recomiendan llevar diarios o escribir, pero como acompañamiento a un proceso terapéutico. No siento que en sí misma la literatura sea sanadora, al menos no lo ha sido para mí, pero sí es la única herramienta que yo tengo”, agrega.