Cultura

Este hallazgo muestra cómo ciertas costumbres profundamente arraigadas han perdurado durante milenios.

Los humanos comían nueces alucinógenas hace 4 mil años, revela arqueólogos

Drogas. Un análisis reciente de dientes humanos de hace 4 mil años ha revelado los rastros más antiguos conocidos del consumo de nuez de betel, una sustancia psicoactiva ampliamente utilizada en Asia hasta la actualidad. En la imagen, entierros arqueológicos en Nong Ratchawat (Tailandia). (Piyawit Moonkham.)

Un análisis reciente de dientes humanos de hace 4.000 años ha revelado los rastros más antiguos conocidos del consumo de nuez de betel, una sustancia psicoactiva ampliamente utilizada en Asia hasta la actualidad.

Gracias a nuevos métodos científicos capaces de detectar residuos invisibles a simple vista, los investigadores han podido identificar esta práctica cultural milenaria, que de otro modo habría pasado desapercibida en el registro arqueológico; unos hallazgos que muestran cómo ciertas costumbres profundamente arraigadas han perdurado durante milenios.

Un equipo internacional de arqueólogos ha examinado la placa dental antigua de personas que habitaron en la Edad de Bronce en Tailandia y han encontrado las evidencias científicas más antiguas sobre el uso de esas nueces en el sudeste asiático; este jueves han publicado los resultados de su trabajo en la revista Frontiers in Environmental Archaeology.

En esa región, masticar nueces de betel se ha practicado desde la antigüedad, ya que contienen compuestos que mejoran el estado de alerta, la energía, la euforia y la relajación, y aunque esta práctica es cada vez menos común en la actualidad, ha estado profundamente arraigada en las tradiciones sociales y culturales durante miles de años.

En Nong Ratchawat, un sitio arqueológico en el centro de Tailandia que data de la Edad del Bronce, se han desenterrado 156 personas desde 2003, y para el presente estudio, el equipo de investigadores recogió 36 muestras de cálculo dental de seis individuos.

Los resultados mostraron que varias de las muestras arqueológicas contenían trazas de arecolina y arecaidina, compuestos orgánicos presentes en las nueces de betel, pero también en plantas como el café, el té y el tabaco, y que tienen efectos fisiológicos pronunciados en los humanos, lo que sugiere que las nueces de betel se masticaban hace 4.000 años en Tailandia.

Los investigadores han subrayado la importancia de comprender el contexto cultural de esos usos, ya que las plantas psicoactivas, medicinales y ceremoniales a menudo se descartan como drogas, pero representan milenios de conocimiento cultural, práctica espiritual e identidad comunitaria.

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