Cultura

En entrevista, su director, Rodolfo Santa María Troncoso, habla sobre la figura de Federico Rebolledo, médico tanatólogo que llevó su filosofía hasta las últimas consecuencias con su propia muerte asistida

“El último viaje”, un relato de la vida y la muerte desde la eutanasia y el derecho a decidir

"El último viaje" El documental expone las complejidades de la eutanasia más allá del debate bioético. (Cortesía)

Federico instaba a que cada uno se hiciera responsable de su propia muerte de manera consciente. Su pensamiento, filosofía y práctica médica buscaron generar resonancia no sólo entre pacientes terminales, sino con cada uno de los interlocutores con quien tenía oportunidad de charlar sobre la vida misma. Esto fue parte de lo que para él significaba una revolución, una que demandó predicar con el ejemplo.

Especializado en bioética y cuidados paliativos, Federico Rebolledo ayudó a morir a muchos pacientes desahuciados; ver el dolor y el sufrimiento de las personas despertó en él una compasión que determinaría su verdadera vocación. La eutanasia es uno de los temas complejos de nuestra época, sin embargo, más allá de su aspecto epistémico o teórico, personajes como Rebolledo han mirado esta historia del refinamiento humanístico desde la primera línea. Él mismo, su muerte asistida y las paradojas imbricadas en el proceso lo pusieron en la circunstancia de develar una historia más compleja y profunda, que es retratada en el documental “El último viaje”, del director Rodolfo Santa María.

En entrevista, relata momentos de su película, no sólo desde su perspectiva como cineasta, sino desde la cercana relación que tuvo con Federico; ambas han dado origen a un documento donde el mismo médico se tornó en el paciente que decidió sobre su vida y su muerte hasta el último minuto.

"El último viaje" Federico Rebolledo fue un médico tanatólogo que hizo de su asistencia a morir su vocación, filosofía y revolución. (Cortesía)

“Conocí a Federico hace veinte años. Era una persona que normalmente hablaba y se apasionaba en torno a los cuidados paliativos, algo que le cambió la vida. Entre sus treinta y cuarenta años se encontraba en una crisis profesional, cuando se encontró con un paciente en estado terminal y a punto de morir”. Le dijo: “ahí te encargo a los moribundos porque nadie se hace cargo de nosotros”. A partir de eso, relata, fueron apareciendo cada vez más pacientes en el final de su vida, en tanto que el tema de la muerte asistida fue permeando cada vez más el discurso y charlas del médico tanatólogo.

“Yo tuve una relación con él y sucedió lo mismo. Platicaba sobre el dolor de gente que quiere morir y situaciones lamentables, de quienes llevaban meses con dolores, gastos económicos, haciendo sufrir a la familia y todo a lo que conllevan estos panoramas. Cuando empezó a contarme esto me pareció interesante documentarlo visualmente, entonces le hice el planteamiento de documentar el caso de algún paciente y su familia quienes quisieran contar su historia”.

El filme fue pausado ante la complejidad y dificultad de plasmar el discurso y derecho a la muerte digna, no obstante, tiempo después e inesperadamente el proyecto fílmico dio un giro y se volcó hacia Federico y su familia.

“Abandoné un poco el proyecto, pero con los años, cuando él se vuelve viejo y empieza a atender a sus familiares enfermos o en estado terminal, me pareció interesante ver cómo actuaba él con gente cercana”. En situaciones que marcaban a la propia familia del tanatólogo su convicción no era tan clara, añade.

Santa María Troncoso retomó el filme y emprendió un viaje con el médico en la atención a domicilio de sus pacientes, principalmente de personas cercanas. El filme –presentado el año pasado en DocsMX y festivales, que se proyectará en diversas salas capitalinas en los próximos días–, inicia con estas piezas del relato: la atención de un paciente postrado y en las conversaciones que tiene con uno de sus amigos cuya salud comenzará a deteriorarse debido a una enfermedad neurodegenerativa.

“El objetivo ahora era documentar su planteamiento sobre la vida, ver cómo atendía pacientes, hablar sobre su filosofía y empezar a buscar sus contradicciones cuando se trata de atender a pacientes más cercanos”.

“VUELTA DE TUERCA”.

El documental desarrolla dichos planteamientos, sólo como preámbulo de una historia más profunda, de cómo Federico Rebolledo se enfrenta al decaimiento progresivo de su salud tras su diagnóstico de cáncer, hasta llevarlo al umbral donde su práctica médica, su filosofía y su vida –y la de su familia– se mezclan en el preámbulo de su muerte.

“Justo cuando estábamos siguiendo los procesos de su hermano y sus amigos, aparece su enfermedad de la nada”. Al hablar con él y su familia, acceden a ser la historia principal del documental.

“El planteamiento inicial era seguir a pacientes suyos en un estado terminal, que podían ser sus familiares, y al final fue él, lo cual por supuesto le daba mucha más fuerza narrativa a la historia. Por supuesto, jamás lo hubiera deseado y preferiría no haber hecho la película y que él estuviera aquí vivo, pero así fueron las circunstancias. Pienso que él sería feliz de que se haya hecho esta película”.

"El último viaje" El documental "El último viaje" se proyecta en la Cineteca Nacional.

¿HASTA DÓNDE?

En el documental, se observa a Federico “alargando” el momento para llevar a cabo la eutanasia, lo cual genera dolor y conflictos con su familia. Finalmente, su discurso toma otra dimensión que trata de ser retratado y reflexionado en el filme: la eutanasia y el derecho a morir de manera digna no son un tema absoluto ni carente de matices.

“Es un tema súper importante porque es complicado, al final, aunque hay una cierta contradicción en Federico, también remarca algo que planteaba y que vemos en el documental y que es relevante recordar: uno tiene que respetar la decisión del otro. Digamos, esto de la muerte digna y de la posibilidad de tener derecho a morir no es una obligación, es un derecho y es un derecho individual”.

En ese sentido, añade el documentalista, la única persona que puede decidir –“o debería decidir”– es cada uno como individuo. “Pienso que el planteamiento de Federico es ‘¿hasta dónde llegas?’. Ojalá y todos tuviéramos el derecho de decidir sobre nuestra muerte si estamos en una situación donde la vida para nosotros ya no es valiosa, poder decidir morirnos, pero no que ni una norma o que un estándar decida en qué momento”.

La contradicción más que en el tanatólogo, probablemente se encuentra en el entorno, pero al final él defiende su propio derecho a decidir, señala Santa María. “Es justo el derecho a decir ‘cuando yo quiera’, no cuando los demás me digan, porque me ven mal o porque me ven bien, creo que eso es lo más importante. Al final, si se lograra tener legalmente el derecho a la muerte, no tendría que haber una pauta de si tengo tanto dolor o si tengo algo más.

En ese sentido Federico habría llegado hasta las últimas consecuencias de su filosofía, porque es una decisión individual, no una decisión de la familia, ni de los doctores ni del Estado ni del otro”.

"El último viaje" El documental se proyectará en diversas salas de la capital. (Cortesía)

ASISTE.

“El último viaje” se proyecta a partir del 25 de septiembre en Cineteca Nacional –donde tendrá una función especial el viernes 26 con la participación del director– y en diversas salas del país. En la Ciudad de México se proyectará en Cinemanía, La casa del Cine, los Faros de Aragón y de Tecómitl, en Cinema Underground y una presentación única en el Museo de las Constituciones de la UNAM.

"El último viaje" El documental tendrá una amplia exhibición en diversos estados.

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