
La bailarina Paula Villaurrutia estrenará su coreografía “Male Rosita, entre caminos y memorias”, y es, dice, una reflexión sobre la importancia de la memoria, de las raíces, ésas que nos definen y que aunque algunos quieran esconderlas o rechazarlas, brotan, resurgen y es una fuerte corriente.
En entrevista, la bailarina señala que la obra narra la historia de dos mujeres, una de ellas Rosita, con quien colaboro en esta ocasión, y es alguien que siempre ha estado orgullosa de quién es, de sus tradiciones y de dónde viene. “El otro personaje, en este caso yo lo represento, son aquellas personas que por pena, vergüenza, discriminación, aspiracionismo y otras múltiples situaciones, rechazan lo que son y quieren deshacerse de sus memorias.
¿Es una obra que muestra todo lo que hemos perdido por negar nuestro pasado?
Sí, en varios sentidos, desde lo económico, lo social o la identidad. Pero también muestra a esas personas que con actos cotidianos y pequeños en el día a día mantienen su identidad, hasta aquellas que han resistido en el transcurso de la historia prohibiciones y discriminación por lo que son. Y porque gracias a ellas ahora nosotros podemos saber quiénes somos.
Su presencia es una manera de construir nuestra historia cotidianamente y para ello en la obra colaboro con una mujer mayor que no es artista escénica, pero sí alguien significativa en mi vida, porque gracias a ella conocí un poco más de su cultura purépecha y de sus tradiciones.
Durante la obra, ella canta y baila lo que son su cultura y tradiciones- Se vuelve un puente entre la danza y música tradicional y la creación escénica contemporánea.
¿La música fue hecha especialmente para la obra?
La música, digamos que los ingredientes que rodean a esta historia son música y danza de esa la región purépecha de Michoacán, sin embargo, hay música que se hizo específicamente para la obra a partir de pirekuas, de sones y además fuimos a grabar especialmente para la obra una orquesta purépecha.
¿Quién hizo esta música?
La hizo Héctor Maya, un integrante del grupo donde participa Rosita y se llama Los purépechas de Charapan y tuve la fortuna de contar con su apoyo.
¿Rosita representa esas tradiciones que se transmiten de generación en generación?
Ella toca un instrumento, además de cantar y bailar. Les enseñó a sus hijos las danzas tradicionales y aunque podemos decir que es una ama de casa, cuyo valor reside en esos actos cotidianos con los que les dejó y nos dio una herencia a todos los que la conocemos, desde su forma de ser con sus tradiciones, aunque vive en la Ciudad de México. Ella sigue conservando esos pedacitos de memoria que la hacen extraordinaria.
¿Cuando la vio cantar y bailar, qué le transmitió Rosita?
Ella es importante en mi vida, porque gracias a ella y a su familia, conocí un poquito justo de esta música y danza tradicional, entonces soy una persona que me encantan todos estos géneros y poder tener la oportunidad de acercarme a estos de manera directa y más profunda.
También agradezco las puertas que no sólo ellos, sino muchos músicos danzantes me han abierto y por ello me atrevo a hacer ahora esta propuesta escénica.
¿Lo importante sería mantener al lado a nuestras culturas originarias y aprender a valorarlas más?
Esto sería lo ideal porque son las que nos sostienen como sociedad, como personas, nos dan identidad; sin embargo, yo siempre hablo que nada rescato, al contrario la música y la danza me rescatan a mí, y que mi labor es el arte escénico.
¿Aparte de Rosita y usted, hay alguien más en escena?
Tenemos una pequeña intervención de su esposo, que nos va a acompañar en unos momentos, justo donde Rosita y él cantan unas pirekuas.
El esposo toca la guitarra y canta, lo que se traduce en un momento de canto y de música en vivo, sin perder de cuenta que es toda una historia la que estamos contando.
¿Y la historia cuenta esa diversidad del país?
Esta historia de dos mujeres, es también un encuentro que se da entre las dos para reflexionar y voltear a ver que la raíz está en nosotros, aunque nos la hayan querido esconder o decir que todos somos iguales, no es cierto.
¿Sería triste que en un país seamos todos iguales?
Es que ahí está la belleza de poder ir construyendo una historia, de decir por acá va mi caminito y ahora entiendo por qué mi color de piel es este, por qué tengo estos rasgos, por qué cada quien es distinto, comprender es aliviar y desde ahí uno puede pararse con mayor seguridad ante el mundo diciendo soy esto.
¿Cuándo se va a presentar esta obra?
La estrenamos este jueves 16 de octubre en el Teatro de la Danza y se presentará del 16 al 26 de octubre en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, donde ofrecerá ocho funciones: jueves 16 y 23, 20 horas; viernes 17 y 24, 20 horas; sábados 18 y 25, 19 horas; así como domingos 19 y 26, 18 horas.