
En el título del documental “Llamarse Olimpia” solo es posible la lectura de un nombre, sin embargo el proyecto fue un esfuerzo de activistas, mujeres cineastas y muchas más, al igual que lo fue la lucha para aprobar la ley Olimpia y lo sigue siendo mantener vivo el movimiento feminista.
En el marco de la edición número veintitrés del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), la cineasta Indira Cato y su equipo cinematográfico presentó su proyecto Llamarse Olimpia. Con el cual siguieron todo el camino que hubo para conseguir la aprobación de la ley. La ley Olimpia es más bien un conjunto de reformas legales que surgen por primera vez en México. Sancionan la violencia digital; la difusión no consentida de imágenes íntimas, la extorsión y el hostigamiento en línea. Actualmente en Argentina y Panamá, ya se aplica también está forma de sanción y cada día se batalla para que toda Latinoamérica la comience a aplicar.
Olimpia Coral Melo, cara de este capítulo del movimiento feminista, expresó en el documental lo complejo y emocionalmente retador que es tener a tantas mujeres acercándose para pedirle orientación.
Ella tenía tan solo 18 años cuando su ex pareja difundió en un grupo un video con contenido sexual sin su consentimiento. A los pocos días, este ya había circulado por muchos rincones del internet y había poco que pudiera hacer. Para Olimpia, las consecuencias llegaron inclusive a generar pensamientos suicidas y no ha sido la única mujer que ha pasado por esto. Empero gracias al apoyo de su mamá, quien le dijo que la vergüenza debe de cambiar de lado, frase que desde entonces acompaña a su activismo, en 2014, logró que se presentara en Puebla una iniciativa de ley.
Durante todos los años de lucha, por medio de las diferentes entrevistas que conforman al documental, se expusieron las miradas prejuiciosas que suelen tener los cuerpos policiacos, los jueces y la sociedad cuando una mujer alza la voz para denunciar su caso.
La ley Olimpia, fue aprobada hace poco más de cuatro años. El 29 de abril de 2021 se hizo historia, con un solo voto en contra.
La persona votante que se negó a dar un sí, es lamentablemente un portavoz de la opinión de muchas otras personas. El momento en el que comienza el proceso para demandar a algún abusador las frases “ Tu aceptaste grabar el video “ o “Tu le mandaste las fotos “, entre otras tantas que revictimizan a quien busca justicia, sigue siendo un hecho, aún con la existencia de la ley.
Llamarse Olimpia es un proyecto importante para no olvidar la lucha que les ha comenzado a garantizar a las mujeres uno de sus derechos básicos.
El uso de los mensajes existentes en el documental, que han recibido Olimpia y otras mujeres durante todos estos años, es un elemento que le añade poder a la historia; no hace falta inventarse comentarios, no es como que sea difícil encontrarlos.
El documental es dinámico, personal y también aprovecha para hablar de cómo los gobiernos no dudan ni un minuto en colgarse estos logros. A diferencia de la directora de la cinta y del resto de las realizadoras que la hicieron posible, quienes entregan un trabajo comunitario que busca un bien grupal. Y que no es motivado por el reconocimiento, si no por la difusión de la información que le puede llegar a ser útil a alguna mujer que vea el documental.
De igual manera, en cuanto a los aspectos técnicos no hay una necesidad de que todo el tiempo cada detalle se vea bien en pantalla, el guión tiene la capacidad por su cuenta de cargar la primera piedra.