Cultura

Las personas tienen esa sensación cultural y social colectiva de no poder entender lo nuevo, como pasa ahora el arribo de la IA, el internet, lo virtual. Presenta sus libros “El duelo de los ángeles” y “La melancolía moderna, reeditados por Siglo XXI

Roger Bartra: La melancolía es un mundo cultural artificial donde el hombre no entiende los cambios del nuevo entorno

Intelectual Roger Bartra.

De ser un concepto médico para definir una forma de enfermedad mental, la melancolía se convirtió en una especie de mundo cultural muy complejo, que incluye el padecimiento y, sobre todo, esa sensación cultural y social colectiva de personas que no pueden de entender lo nuevo y de desamparo, dice el antropólogo y Premio Crónica, Roger Bartra.

Este camino de Bartra para analizar el fenómeno de la melancolía en la historia, se concreta en dos libros “El duelo de los ángeles” y “La melancolía moderna” con un capítulo nuevo Antimelancolía, que son reimpresos por Siglo XXI Editores y en los que señala el investigador de la UNAM que “cuando se dan las grandes transformaciones como el arribo de la modernidad, del capitalismo, etcétera, y ahora la inteligencia artificial, la digitalización, la robótica, el internet, etcétera, muchos sienten esta especie de sufrimiento por no entender el entorno y hasta desamparados”.

En cuanto a la idea del mexicano melancólico, dijo que se trata también de una construcción cultural, no una realidad. “No creo que exista una identidad del mexicano melancólica, esto es algo artificial, porque la cultura es básicamente inventada. No la desprecio por creerla identidad nacional, la critico porque ha sido el respaldo del autoritarismo, pero reconozco que ha dado muchas flores, aunque sean flores negras”.

“EL DUELO DE LOS ÁNGELES”

Este libro es breve, pero de los que más quiero. Me costó mucho trabajo meditar, pensar y conseguir información para hablar de la vida de tres intelectuales alemanes: Kant, Max Weber y Walter Benjamin.

Fue curioso que un antropólogo decida escribir sobre la melancolía en estos tres personajes, pero tiene que ver con mi interés por la melancolía que viene desde la época en que escribí, hace muchos años “La jaula de la melancolía” y de una reflexión que tuve leyendo al antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, quien buscó en la selva amazónica al grupo más primitivo que hubiese en el planeta y, según él, eran los nambikuára. Los llamaba salvajes. En francés todavía se decía sauvage. Hoy en día eso y primitivo ya no se usan.

Pero en esa época sí. Y según él encontró en los nambikuára a los más primitivos, con menos instituciones, etcétera.

Al respecto, dije: voy a hacer un viaje exactamente al revés y como mexicano voy a ir a Europa a estudiar, no a los más primitivos, sino a los más ilustres. Escogí una región cuya lengua no hablo, el alemán.

Así, imitando en reversa el viaje que hizo Lévi-Strauss con los nambikuára, escogí estos tres personajes. Entre otras cosas porque los tres tienen una importante relación con la melancolía. Dos de ellos, Max Weber y Walter Benjamin, sufrieron melancolía o depresión. De hecho, Benjamin se suicidó, pero no solo por melancolía, sino también por la persecución nazi.

Reedición La melancolía moderna

En Kant es curioso. ¿Por qué él no sufría melancolía? Eso está descartado. Vivía en Königsberg, una ciudad lejana y prácticamente nunca salió de ahí. A esa ciudad llegó un hombre al que llamaron, en broma, el profeta de las cabras. Una especie de loco que venía con un niño y llevaba un rebaño de cabras. Entonces Kant se interesó por este loco y escribió un pequeño artículo sobre el caso, pero después escribió una de sus obras primeras, un libro sobre las enfermedades de la cabeza. ¡Y claro!, una de esas enfermedades era la melancolía. De este trabajo de Kant realizo una reflexión sobre cómo él se acercó a ese mundo irracional, caótico, etc., de la melancolía, como una forma de la locura y cómo le fascinó el tema.

Ahora, ¿por qué Max Weber? Él incluso estuvo hospitalizado por sufrir alguna forma de depresión y por lo tanto de melancolía. Porque él sufría de depresión y melancolía, no se dio cuenta que la melancolía era un ingrediente importante de la sociedad moderna del capitalismo que estudiaba y ni siquiera se percató que un contemporáneo suyo, al que a lo mejor nunca leyó, Émile Durkheim, quien escribió un clásico de la sociología que se llama “El Suicidio”, y trata abundantemente el tema de la melancolía como causa del suicidio en las sociedades modernas, pero sobre todo en las esferas del puritanismo y del protestantismo donde había aparentemente, según Durkheim, más tendencia al suicidio.

¿Qué es la melancolía hoy en nuestros tiempos, no sólo el recuerdo del pasado?

Cuando hoy se habla de melancolía, se piensa más bien en eso, que es la añoranza del pasado y la tristeza por los tiempos idos o por la muerte de alguien. Originalmente, la palabra melancolía, que viene del griego y quiere decir humor negro, fue considerada por Hipócrates y después por otros, como una de las más agresivas y peligrosas enfermedades mentales.

Es decir, la palabra se refería a una enfermedad mental que se usó en la medicina durante siglos, hasta que en el siglo XIX, los psiquiatras decidieron cambiarle el nombre porque ya lo habían tomado los poetas románticos alemanes y franceses como un emblema. No les pareció a los psiquiatras suficientemente científico el término y lo cambiaron por depresión, un término tomado de la geología.

Ahora, el concepto, originalmente para definir una enfermedad mental, se convirtió en una especie de mundo cultural muy complejo, que incluye la enfermedad, pero sobre todo a una sensación cultural y social colectiva de personas que no pueden entender lo nuevo.

Todos estamos formados en una época, con valores e ideas distintivas, pero cuando llegan nuevas formas de sociedad, de política, de cultura, de arte con valores diferentes, entonces mucha gente deja de entender su entorno, porque está ligada al pasado que añora y sufre melancolía.

Esto aparece a lo largo de la historia de la humanidad y cada vez que hay grandes transformaciones, como el arribo de la modernidad, del capitalismo, etcétera, y ahora la inteligencia artificial, la digitalización, la robótica, el internet, etcétera, muchos sienten esta especie de sufrimiento por no entender el entorno.

¿Entonces vemos una fragmentación de la sociedad por no entender lo nuevo?

A partir de esto que dices y estoy totalmente de acuerdo, es que me interesó el tema de la melancolía. Utilicé el concepto para estudiar cómo se había inventado la cultura nacionalista, que gestó una imagen de lo mexicano, un estereotipo en el que había un ingrediente de melancolía muy fuerte que definía su carácter triste y hay poesía mexicana al respecto, hay en el cine canciones, etcétera.

Es un lugar común de los años post-revolucionarios que se cristaliza en libros ligados a estudiar y criticar la identidad nacional de Samuel Ramos y Octavio Paz… y también pintores y poetas lo hacen. Refleja el tiempo de cambios y a una sociedad desamparada que no entiende lo que está pasando.

Por eso la figura del campesino es muy importante, porque es una especie de remanente, pero que se está tratando de renovar, sobre todo en la época de Lázaro Cárdenas, que reparte tierras ejidales en grandes cantidades. El campesino como ser melancólico, ser de otra época. Pero es una añoranza por algo que no existió, algo inventado.

MELANCOLÍA MODERNA.

Es un libro de 2017, varios años después del anterior, y es una continuación de las reflexiones iniciadas en “El duelo de los ángeles”, donde solo me dediqué a tres intelectuales.

En “La melancolía moderna” partí de la inquietud de lo que estábamos hablando, cómo se define en la época actual. Para ello, me puse a navegar y parar en diferentes puertos y preparé una especie de 17 ensayos miniatura.

El libro inicia con el de un cuadro de María Magdalena, de Artemisia Gentileschi, pintado en el siglo XVII, los albores de la modernidad. Ese es un cuadro muy interesante, porque al parecer ella hizo dos copias, o sea, dos versiones del mismo tema. La versión que está en la Catedral de Sevilla está retocada para taparle un poco el seno a María Magdalena. En cambio, la versión que está en México descubre más el seno.

Así me voy al siguiente de Piranesi, quien es famoso por sus grabados de lo que llamó las cárceles. Te invitan a pensar como en un retrato de cómo es el cerebro del melancólico.

El siguiente es el gran filósofo Kierkegaard, fundador del existencialismo, que sufrió posiblemente melancolía, pero tiene muchas reflexiones sobre la melancolía que las heredó a la filosofía moderna a través de las tradiciones existencialistas. Después doy un brinco a un gran pensador político, a Tocqueville, famoso por su libro “La democracia en América”, en donde hay una parte interesante que dice que en las democracias, como la norteamericana, cunde la melancolía, porque mucha gente ve que el fin que quería alcanzar cada vez se aleja más y no llega a eso.

Luego me salto al gran político Abraham Lincoln. Ese es un personaje que él mismo era muy melancólico, tenía un carácter depresivo. Lo describían como una persona que al caminar iba goteando melancolía.

Él mismo lo reconocía. Entonces, bueno, ahí es la dimensión política. Después, ya puesto en Estados Unidos, aprovecho para explorar un gran poema de Edgar Allan Poe, que también él sufrió melancolía.

Y El cuervo es un poema sobre la melancolía, muy evidentemente. Y así subsecuentemente con los otros.

Entonces, la melancolía es un fenómeno cultural difuso, difícil de delimitar y es el que intento explorar como antropólogo.

Por cierto, en “La melancolía moderna· termino diciendo que para entender la melancolía lo que he hecho es cultivar una planta artificial, una especie de árbol negro que la representa.

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