Cultura

La obra lleva a escena a 40 bailarines que narran la ira, el consuelo o negación en los momentos del fin de vida

“Réquiem de Mozart” explora las emociones humanas ante la muerte

Danza La Infinita Compañía presenta en Bellas Artes la obra el 15 de noviembre y 6 de diciembre.

Al mirar hacia atrás, sobre los pasos de 20 años de trayectoria, el coreógrafo Rodrigo González reconoce que hay caminos que ya no toma o soluciones que plantea distinto, pero eso no quita que sigan apareciendo retos y el aprendizaje continúa.

“Son 20 años que se fueron muy rápido, todavía no los dimensiono, no me terminan de caer en mi cuerpo, a la vez que con mucha gratitud de voltear y ver que hay un trabajo atrás y ha sido una trayectoria muy rica, muy bella, de cristalizar obras, proyectos, plataformas que han sido muy significativas”, comparte.

En conversación sobre “Réquiem de Mozart” que 40 bailarines de La Infinita Compañía presentarán en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes el 15 de noviembre y 6 de diciembre, el director y coreógrafo de la propuesta explica que hace 20 años se presentó por primera vez en este recinto.

Aunque la presentación no fue originalmente pensada como celebración de su carrera dancística, Rodrigo González observa que además de la coincidencia temporal en Bellas Artes, el Réquiem de Mozart es una obra que habla tanto de pérdida como de agradecimiento.

Por ello le pareció ideal para recordar a las personas y maestros maravillosos que lo han acompañado, como Guillermo Arriaga, Nieves Paniagua, Ignacio Toscano, Andrés Torres y Vidal Calvario.

“Me cayó el veinte que hace 20 años hice mi primer coreografía también de gran formato, con muchos bailarines, con música en vivo, una serie de factores muy afortunados que fue una gran excepción y privilegio enorme, haber podido empezar así la carrera coreográfica y 20 años después voltear atrás y ver el camino recorrido también”, elabora.

Más que mirar los recuerdos con juicios de valor, Rodrigo González revive la añoranza y la chispa de sus inicios. “Las aventuras que tuve que vivir para poderla cristalizar, sin ningún recurso, ninguna trayectoria, más que como bailarín y entonces era como un gran experimento, a la expectativa de ver qué pasaba”, relata.

Afortunadamente, el público y el medio dancístico lo recibieron bien y el coreógrafo ha tenido soporte de gente que se suma a su visión y propósito.

“Algunas decisiones que nacían desde la falta de experiencia pues ya no me pasa, pero me pasan otras cosas, que de la experiencia todavía me falta mucho camino por recorrer y definitivamente sigue uno aprendiendo todos los días”, agrega.

Desde su perspectiva, todas esas decisiones que tuvo que tomar desde el desconocimiento son las que han forjado la experiencia y parte importante de su historia. “Las recuerdo con mucha alegría y me dan risa algunas situaciones que ahora ya no vivo, ahora vivo otras”.

En ese sentido destaca el valor de contar con un grupo de intérpretes que confía en él y que sin conocer el camino por el que los va a conducir están dispuestos, “entregados, con gran escucha y explorando junto conmigo los hallazgos que la pieza requiere”.

RÉQUIEM LUMINOSO

Cuando Rodrigo González pensó en hacer un Réquiem revisitó muchos autores y concluyó que el que más conecta con él es el que Wolfgang Amadeus Mozart dejó inconcluso, escrito en los últimos días de su vida.

La pieza explora algunos “paisajes emocionales del alma” humana al confrontarse con la muerte: negación, temor, ira, consuelo y esperanza.

“Hay que recordar a los que se fueron, es hacer mella en ese desprendimiento y desapego que hay que tener, pero también es una danza de agradecimiento y de celebración por quienes han pasado por nuestras vidas y por la vida que tenemos”, expresa el coreógrafo.

Su intención es generar conciencia del momento presente e invitar a la expansión de la conciencia, a la reconciliación con las circunstancias y al desapego tanto del pasado como del futuro.

En cuanto al movimiento, el creador propone un lenguaje que se alimenta de conceptos como lo somático, lo emocional y la danza teatro.

“Van construyendo estas imágenes y vivencias, situaciones donde vemos un colectivo que se vuelve un solo cuerpo, en referencia a la unidad de la humanidad: somos una sola, más allá de las cosas que nos diferencian”, detalla.

Entre los intérpretes se permiten distintas características, tanto físicas como de rango de movimiento y generacionalmente, pues participarán chicos muy jóvenes junto a bailarines de mucha trayectoria.

La producción de este Réquiem de Mozart es posible gracias al apoyo de Efiartes y Quálitas. Las tres funciones serán en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes el 15 de noviembre a las 20 horas y 6 de diciembre a las 17 y 20 horas.

Los boletos están disponibles en las taquillas del recinto, con descuentos para estudiantes, docentes y personas adultas mayores (INAPAM) con credencial vigente; así como a través de Ticketmaster.

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