Cultura

"Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística", de Yásnaya Elena A. Gil

Fragmento tomado del libro "Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística", de Yásnaya Elena A. Gil.>>

Dos hombres en una barca
"Marina", de Joaquín Sorolla. "Marina", de Joaquín Sorolla. (La Crónica de Hoy)

LENGUA ESCRITA,

LENGUA TECLEADA

PARTE I

ORGULLO Y PREJUICIOS

SER O NO SER: BILINGÜISMOS

En mi pueblo, y en toda la región, recuerdo que había dos tipos de escuelas primarias, las de “educación formal” en las que todas las materias se enseñaban en español, y las escuelas “bilingües” en las que se impartían clases en ayuujk (solo mientras los alumnos aprendíamos español). El trato oficial hacia este segundo tipo de escuelas era, por decirlo de algún modo, peculiar. Los padres de familia en general pensaban que debían evitar enviar a sus hijos a las escuelas bilingües pues se decía que recibían una educación de menor calidad, estas escuelas tenían instalaciones más precarias y los profesores bilingües recibían un salario mucho más bajo en comparación con los profesores del sistema “formal” que solo impartían clase en una lengua: el español. Esto a pesar de que la mayoría de los niños hablábamos ayuujk como lengua materna. Sobra decir que los profesores bilingües intentaban cambiarse al sistema “formal” en cuanto era posible. Se entendía que la palabra bilingüe tenía una connotación negativa, opuesta a “lo formal”.

Durante el primer viaje que hice a la Ciudad de México, cuando ya había aprendido a leer en español, me di cuenta de que, infiriendo información de varios anuncios y de ciertas conversaciones, existían escuelas bilingües también, pero que las personas trataban de enviar a sus hijos a esas escuelas y que los profesores de estas escuelas ganaban un mejor salario. Las secretarias bilingües eran más apreciadas que las monolingües y me di cuenta de que, en general, la misma palabra bilingüe tenía una connotación positiva. Y como les había dicho, por un instante pensé, al igual que pensaba en ese entonces mi hermana menor, que en la Ciudad de México, además de español, la mayoría de los habitantes también hablaban náhuatl y que lo tendrían en muy buena estima.

La mayoría de la población mexicana es monolingüe en español, la mayoría de los indígenas somos bilingües. T 11.08.2014

Pronto me explicaron que no, que bilingüe significaba poder manejar dos lenguas: inglés y español en este caso. Fue entonces que me di cuenta de que el problema no era hablar dos lenguas, sino cuáles eran esas lenguas. Me di cuenta de que hay clases de bilingüismo y al menos uno de ellos parecía ser indeseable: hablar una lengua indígena implicaba tener un menor sueldo como profesor y, aún más, un menor prestigio dentro del sistema educativo.

Entendí, en pocas palabras, que no es lo mismo ser bilingüe que ser bilingüe.

04.01.2012

LA CENSURA DE BABEL

Resulta difícil, si no imposible, apreciar aquello que no se conoce. Alguien me relató una historia que a mi parecer evidencia cómo uno de los aspectos más crueles sobre la discriminación hacia los hablantes de lenguas distintas es la negación de su existencia. El día que mi amigo acompañó a su abuelo a otro pueblo se dio cuenta de que al interactuar con sus amigos pronunciaba palabras que él no alcanzaba a comprender. A pregunta expresa, el abuelo le contó que aquello se debía a que él hablaba “mexicano” con sus amigos. Fue así que, después de varios años de convivencia intensa, él por fin supo que su abuelo era uno de los últimos hablantes del náhuatl de su comunidad.

En las circunstancias actuales, es claro que, en contextos monolingües, es mucho más fácil saber de la existencia del japonés o del ruso, por nombrar lenguas lejanas geográficamente, que saber que en el Estado de México existe una lengua llamada matlatzinca. Haciendo una breve y muy informal encuesta acerca de la primera vez en la que mis amigos se dieron cuenta de que en el mundo se hablaban lenguas distintas de su lengua materna (en la mayoría de los casos español) me di cuenta de que el inglés es la primera “otra lengua” de la que se tiene conciencia. Sea por las clases que tomaban, sea por las canciones de los Beatles, los programas de televisión o algún abuelo bracero, la primera vez que se daban cuenta de que en el mundo no todos los humanos hablamos la misma lengua, lo hacían a través del inglés.

Mi abuelita NUNCA deja de sorprenderme. Capítulo XIX.

Yo: ¡¡¡Tienes un nuevo cachorrito!!!

¡¡¡Qué lindo!!! ¿¿¿Cómo se llama???

Abue: Näp top.

Yo: ¿¿¿Näp Top??? ¿¿¿Eso qué significa???

Abue: Laptop pero en mixe. Le

puse así porque espero que sea igual

de ligerito e inteligente como esas

máquinas que luego ustedes traen.

Toing.

FB 11.12.2012

En casos de familias bilingües o multilingües la historia es distinta. Conozco a una niña que vive en una ciudad hispanohablante y que pide permiso a su mamá en italiano, le cuenta una historia a su papá en inglés y después me explica a mí su dibujo en español. Digamos que para ella lo extraño sería la existencia de un mundo prebabélico. En mi caso, además de saber de la existencia del español, sabía del zapoteco y del chinanteco por los visitantes al mercado de mi pueblo. Me pregunto sobre la conciencia acerca de la diversidad de lenguas que tienen los niños que crecen en Tlapa Guerrero, un lugar en el que se hablan, cotidianamente, náhuatl, español, mixteco y me’phaa (también conocido como tlapaneco).

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