Estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) denuncian la falta de sanciones y de interés de parte de las autoridades escolares y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) después de que denunciaran al profesor Rodolfo Lobato Rodríguez quien además de amenazarlos con la posibilidad de desaparecerlos, manejó restos óseos prehispánicos sin protocolos adecuados y recorridos a cuevas con petrograbados sin protección suficiente para el alumnado.

A través de una constancia administrativa emitida en julio de 2023, los estudiantes afectados narran que el profesor los “mantuvo siempre en un estado de miedo” porque “constantemente nos violentaba física, verbal, psicológica y emocionalmente”.

En la relatoría de hechos en poder de Crónica, los afectados indican que se reunieron con el profesor Rodolfo Lobato Rodríguez en Zihuatanejo, Guerrero, para una práctica de campo en donde realizarían reconocimiento de superficie en un sistema de cuevas, sin embargo, al llegar el académico les comentó “que habían llegado antes de lo indicado y que desconocía que el grupo incluía a algunos estudiantes de excavación”.

Felicidades a nuestro compañero Rodolfo Lobato, orgulloso egresado de la ENAH. 👍🏽 https://t.co/1xLjk6dlCs

— Iván Rivera (@ai_rivera) August 2, 2023

En la narración, los estudiantes señalan que el profesor estuvo en estado de ebriedad varios días y que al hospedarse en el hotel El Santuario Iguanero se percataron que “no contaba con las herramientas para cubrir” sus necesidades, además de que realizaron labores fuera de la arqueología como la limpieza de la piscina.

“El 3 de julio llegó después de las 4 de la tarde acompañado de una persona francesa quien nos dio una pequeña instrucción sobre las cuevas y el rapel, para después hacer una prueba descendiendo de uno de los balcones del hotel, dicha práctica estuvo hecha sin la protección adecuada y sin el cuidado debido, pues el hotel estaba en condiciones malas, se cayó parte de la cornisa y lastimó a un estudiante”, relatan en la constancia administrativa.

También indican que el día que fueron a la cueva de petrograbados asistieron sin el equipo de protección necesario. “No se tenían los cascos para cada uno de los 16 compañeros, en total 6 se quedaron sin casco, no se tenía protección para las vías respiratorias y la cueva estaba llena de murciélagos y guano, lo que nos puso en peligro a todos”, narran.

Otra irregularidad fue que previamente el profesor recibió restos óseos de los cuales no supieron su tratamiento.

En el documento indican que los estudiantes hablaron con el profesor y éste los amenazó diciendo “que la práctica no estaba aprobada, que no lo estaba financiando el INAH, nos hizo insinuaciones amenazantes pues dijo tener nexos con grupos de narcotráfico” y al día siguiente les comentó que los “podía desaparecer con dos llamadas”.

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