Cultura

“América Latina está dentro de la identidad europea, aunque no se quiera reconocer”

Massimo de Giuseppe habla de su libro “Historia contemporánea de América Latina”. El debate de estos días entre México y la UE tiene que ver con lecturas del pasado, añade

El el investigador italiano Massimo de Giuseppe.

El el investigador italiano Massimo de Giuseppe.

“América Latina está dentro de la identidad europea pero los europeos no lo reconocen, por mucho tiempo la vieron como una región exótica, como una América distinta a la América del Norte, olvidando las redes y las complejidades”, expresa en entrevista el investigador italiano Massimo de Giuseppe a propósito de su libro “Historia contemporánea de América Latina”.

La idea fundamental de la obra publicada por Turner es sacar a América Latina de lo exótico y aceptar su historia dentro de un escenario global, como una de las grandes regiones.

-¿Qué tanto se habla hoy de América Latina en Europa?

-Hay momentos en que los medios de comunicación europeos se interesan mucho en el mundo latinoamericano y en otros momentos eso desaparece. Hoy, no se está hablando de América Latina, antes de la pandemia tampoco era uno de los grandes temas.

“A pesar de ello, América Latina está en la identidad europea porque la conquista cambió la identidad europea de manera profunda, a nivel alimenticio, a nivel social y cultural”.

CONCEPTO.

El libro.

El libro.

El libro, escrito en conjunto con el también historiador Gianni La Bella, intenta reconstruir un discurso sobre cómo nació el concepto de Latinoamérica.

“Es un concepto fundamentalmente elástico, que se modifica en el tiempo, que tiene sus fronteras, que incluye países que no tienen nada que ver con una raíz latina como pueden ser algunos países del Caribe con experiencias de colonias inglesas u holandesas. La idea era ver cómo este concepto de América Latina nos permite definir una región del mundo tan importante en varios sentidos culturales, económicos, sociales y humanos”, destaca De Giuseppe.

Esa unidad dialoga con complejidades regionales, étnicas y sociales porque son estratos que siguen modificándose siempre con una atención en el pasado que no desaparece, añade el miembro de la Academia Mexicana de la Historia.

“De alguna manera el debate de estos días que se está haciendo entre México y la Unión Europea, entre México y España, tiene que ver con lecturas del pasado que de vez en cuando renacen y entran en el discurso. El libro se concentra en el largo siglo XX, pero se necesitan retomar algunos elementos del siglo XIX y otras herencias antiguas”, comenta.

Por ejemplo, la concepción unitaria de América Latina por parte de la Santa Sede ya que el Vaticano fue el primer actor político que utilizó en documentos oficiales el concepto de América Latina cuando organizó el Concilio Plenario Latinoamericano en 1899.

-¿Es un estereotipo decir que América Latina siempre vive momentos de violencia?

-Es verdad que Latinoamérica contemporánea no tiene experiencia de genocidio como puede ser la experiencia de las dos guerras mundiales o de los nazis en contra de los hebreos, pero tiene ciclos de violencia que siguen endémicos. De alguna manera, por un lado, son relacionados a una fragilidad y por otro a una herencia de la edad colonial.

“También tienen un problema que se desarrolla de manera muy clara después de las independencias: una dificultad de los centros de controlar las periferias. Lo vemos en Brasil, México y Argentina, es un problema que se transforma y sigue”, responde.

Por ejemplo, la violencia en El Salvador de 1932 o de Guatemala después del golpe de estado en 1954 hasta llegar a la época clásica de las grandes dictaduras del Cono Sur: Chile y Argentina. “La violencia sigue después de los procesos de democratización: el narcotráfico, las maras”, indica.

-¿Hay un intento fallido de establecer democracias?

-Europa olvida que Latinoamérica formó repúblicas mucho antes que Europa. Los procesos complejos de caudillismo, de poderes fragmentados producen un discurso democrático lento, a veces muy traumático porque para llegar a algunas experiencias democráticas, en algunos países latinoamericanos, pasan por dictaduras trágicas y violentas. El problema fundamental es hacer que estas democracias no sean tan frágiles.

MÉXICO, UN ESPEJO.

América Latina desde el origen de los procesos independentistas sufre un problema de endeudamiento que la coloca como una región en vulnerabilidad respecto de los grandes mercados financieros, señala el autor.

“Pero hay unas áreas de América Latina que son casi vanguardistas o laboratorios de lo que pasará en la gran economía mundial. Si pensamos en el plan maquila entre Estados Unidos y México de la segunda mitad de los años 60, es casi un experimento de lo que serían las políticas de deslocalización de las grandes empresas norteamericanas y europeas”, expresa.