
La danza de los Diablos de Cuajinicuilapa tiene sus orígenes en la adoración del dios africano Ruja, a quien los esclavos pedían la libertad.
“En Guerrero, Costa Chica, en los municipios de Cuajinicuilapa, esta manifestación se ve los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre: salen todos los barrios, cada uno tiene su propia danza y cada quien le pone su estilo”, comparte José Roberto Dámaso López, director de Los Diablos de Cuajinicuilapa, quien empezó a participar en esta danza a los 3 años de edad, y ya va para los 40 años.
El viernes 16 de agosto, el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández junto a los Diablos de Cuajinicuilapa presentarán una Gala, como parte del 90 aniversario del Palacio de Bellas Artes. En este baile tradicional participarán músicos en vivo.
HAY DE MÁSCARAS A MÁS CARAS…
Uno de los aspectos atractivos de esta presentación es la posibilidad de ver en escena los elementos tradicionales de la diablada. Si bien usualmente esta danza es precedida por una misa o ritual de limpieza, en esta ocasión será solamente una representación de la danza.
De acuerdo con José Roberto Dámaso López, director de Los Diablos de Cuajinicuilapa, la música acompañará con los elementos tradicionales - “el bote, la armónica, charrasca y tigrera”- y para la puesta en escena se toman en cuenta los elementos de vestimenta completamente negra, así como la importancia de las máscaras.
“Cada quien tiene su valor, cada danzante elabora máscara de acuerdo a la posibilidad, porque sale un poco caro hacer una máscara y cada quien le da su valor propio. Es el elemento base”, ahonda.
“Las máscaras son originales y tradicionales, se hacen de acuerdo a las posibilidades de cada danzante, ahora le están metiendo cuerno de alce, cuerno de venado, pero en sus tiempos la máscara tenía cuernos de madera -de corteza de árbol-, de chivo, de toro; y ahora todos se quieren lucir, tener la mejor máscara, le meten mandíbula de perros, del cocodrilo, de animales exóticos que hay allá por la costa ya se los meten en las máscaras y pues ya le da otro impacto”, continúa.
La suya está hecha con una mandíbula de cocodrilo, tiene unos cuernos de venado y el crin de caballo, de metro 20 centímetros. “Pues sí está larga”, relata.
Normalmente, la máscara puede pesar desde 1.5 - 2 kilos, hasta lo que uno aguante. “La más pesada es de 9 kilos, pero es complicado manejarla”.
Al anunciar esta Gala, Salvador López López, director del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández señaló que se trata de un trabajo que evoca la tarea de Amalia Hernández, quien se abocó a vivir las danzas en sus fiestas originarias y recorrer todo el país.
“No solo será interesante, sino también una enorme oportunidad de presenciar una de las tradiciones vivas más importantes que tenemos hoy de la Costa de Guerrero, que no debemos dejar pasar”, alentó durante la conferencia que se hizo en la Sala Adamo Boari.
También estuvo presente Lucina Jiménez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), quien señaló la intención de reivindicar la cultura mexicana contra un racismo sistémico y visibilizar una tradición viva.
Agregó que se trata de un pueblo en el que -en su momento- el estudioso Aguirre Beltrán puso su ojo, para recorrer y señalar la presencia de África en nuestra cultura y memoria de nuestra historia: en Cuajinicuilapa se desarrollan tradiciones de manera activa y permanente.
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