
Curada por Eduardo Santiago, esta exposición convocó a Ursus, María Hinojosa, Veronica Villegas, Javier Ocampo, Alexis Villegas Maya, Betito, Niñx Muertx, Saúl Escamilla de León, Millefolium, Alfonso Zarate, Mauro Terán, Valerio Gámez, Berkanas, Perras de Museo, Juan Bollas y al parecer también a Carlos Olvera, Antonio Zaragoza, ¿Mariahino Josa? y Alejandro Josue Carrillo.
Aun cuando el listado de obra y artistas en esta muestra es un desastre documental, ya que es muy difícil identificar a cada autor; esta curaduría logra unidad curadorial al abordar la postura crítica y desencantada de artistas LGBTI+ sobre la excluyente homogeneización cristiana y católica por raza, clase social o género. En esta expo abundan intervenciones a niños dios, estampas, crucifijos y objetos religiosos que representan a vírgenes, santos o cristo feminizado a veces en relación a drogas o diversas tribus urbanas.
La instalación de Javier Ocampo, Sodomía, La Gran Venida y Mandamientos, 2022, incluye objetos y un vídeo donde el propio Ocampo se masturba y eyacula sobre un crucifijo; esta subversión de la imagen de Jesucristo, se empata con el decrecimiento religioso en México y el desprestigio de sectas como La Luz del Mundo de Naasón Joaquín García o Los Legionarios de Cristo de Marcial Maciel (1920-2008) y rememora la persecución de Provida en 1988 tanto a Jesusa Rodríguez y su obra teatral, El Concilio de Amor, como a la exposición Autorretratos Religiosos y Otras Series de Gustavo Monroy y al El Real Templo Real de Rolando de la Rosa, instalación que anticipó muchas de las inquietudes en esta exposición.
La acción de Ocampo también se antepone al conservadurismo institucional y comercial de museos, bienales, ferias y galerías del arte establecido, reafirmando la presencia de una escena subterránea del arte contemporáneo en México, la cual se debate entre su autodeterminación y el fincar vías alternativas para su institucionalización y comercio.
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