Cultura

Carlos Martínez Assad: “Los mexicanos somos mestizos de muchos pueblos de origen remoto”

 El libro “La caída del Imperio Otomano y la creación de Medio Oriente” es un libro que busca mostrar ese lado cosmopolita y universal de los mexicanos, añade

entrevista

Hoy que vemos la oleada migratoria de centroamericanos, podemos imaginar lo que fueron esas oleadas migratorias en los primeros años de la Primera Guerra Mundial, dice Carlos Martínez Assad.

Carlos Martínez Assad.

“La caída del Imperio Otomano y la creación de Medio Oriente” es un libro que busca mostrar ese lado cosmopolita y universal de los mexicanos y cuya herencia va más allá de la caída de la Gran Tenochtitlan, también está determinada por el fin del Imperio Otomano que llevó a miles de personas arribar a México a principios del siglo XX, señala el doctor Carlos Martínez Assad.

“Somos mestizos de muchos pueblos cuyo origen es muy remoto: son judíos, libaneses y sirios, principalmente, aunque también hay identificados armenios y caldeos, entre otros”, añade el Premio Crónica y coordinador del volumen publicado por Bonilla Artigas y UNAM.

Y ahora que vemos una oleada migratoria de centroamericanos y el país pasa por un momento difícil, podemos imaginar lo que fueron esas oleadas migratorias en los primeros años de la Primera Guerra Mundial o también llamada Gran Guerra, que provocó la caída del Imperio Otomano y la creación del Medio Oriente.

En entrevista, Carlos Martínez Assad señala que el libro se divide en 10 apartados, en los cuales narran diferentes autores la conformación del mundo al comienzo del siglo XX, cuando se registraron cambios brutales. De esos hechos, el libro presenta una cronología que va de 18831-1833 hasta 1949.

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De esta manera, el primer apartado es un texto de Carlos Martínez Assad y se trata de un acercamiento a la Gran Guerra y la reconfiguración del Medio Oriente. El segundo, de Andrés Orgaz Martínez, narra quiénes son los jóvenes turcos y la última etapa del Imperio Otomano; para el tercero, Hernán Taboada relata la revuelta del jerife Hussein.

El siguiente es de Carlos Antaramián y es un texto sobre el Tratado de Sevres a Lausana; mientras que Felipe Cobos Alfaro explica la construcción del arabismo y del panarabismo que finalmente fue el pensamiento aglutinador de los pueblos de toda es aparte del mundo, que ahora identificamos como el Medio Oriente.

El sexto aparatado es de Judit Bokser Misses-Liwerant sobre lo que va a significar el fin del imperio para el mundo judío, porque una de las consecuencias de este proceso será la creación de Israel, aunque fue más tardía, en 1948, en el territorio de Palestina, que era parte del Imperio Otomano. Y el séptimo es otro texto de Martínez Assad sobre la proclamación del Gran Líbano.

De Palestina, el investigador Juan David Etcheverry Tamayo analiza lo que significó la fragmentación de Palestina y que al final quedara esta como la conocemos hasta hoy, el origen de muchos problemas.

El volumen, añade Carlos Martínez Assad, también habla de la repartición del Imperio Otomano por parte de las potencias: Inglaterra, Francia, Italia y Estados Unidos, que deciden cómo se va a conformar ese territorio y que le corresponde a cada estado.

También por esos días, explica, se crea la entidad que ahora reconocemos como Líbano, ya separada de Siria, que antes no lo eran.

“Para dar cuenta de todo lo que ha significado este proceso, Sara Sefchovich Wasongarz hace un capítulo muy interesante sobre cómo se da la caída del Imperio Otomano, según las interpretaciones y el imaginario existe al respecto. Para eso, analiza películas, telenovelas y series televisivas donde se representa ese final”.

El libro, añade Carlos Martínez Assad, termina con el desmembramiento del Imperio Otomano y la creación de la Turquía moderna, en 1923, país que ahora cumple 100 años, un trabajo desarrollado por el turco Mehmet Necati Kutlu.

El libro.

El libro.

EFECTOS EN MÉXICO

Carlos Martínez Assad cuenta que el abordaje de esta historia y sus correspondencias con el mundo, tiene como guía mostrar, primero, que México no está aislado del mundo, es decir, “somos consecuencia de todo lo que sucedió en esa región por más lejana que esté”.

Porque, agrega, es evidente que de los miles de migrantes que generó la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, una buena parte llegó a México de los diferentes territorios que formaban el Imperio Otomano, y son judíos, libaneses y sirios, principalmente, aunque también hay identificados armenios y caldeos.

Y con este trabajo conjunto, señala Martínez Assad, “buscamos entender un poco más ese lado cosmopolita y universal de los mexicanos, porque finalmente con los judíos que llegaron, principalmente los que se conocen como sefaradíes, están involucrados en la cultura de una forma que ni nos damos cuenta”.

Por ejemplo, explica, el uso de especias, la pimienta en particular, está vinculada a la cultura que nos trajeron los grupos migrantes que se instalaron en el mercado de La Merced.