Cultura

Carta de navegación literaria entre México y Colombia

"Colombia y México: entre la sangre y la palabra. Aproximaciones a la relación de dos regiones literarias", de Juan Camilo Rincón, explora el intercambio cultural que personajes mexicanos y colombianos

literatura

El escritor  Juan Camilo Rincón.

El escritor Juan Camilo Rincón.

Aunque fue editado en 2021 por la editorial Palabra Libre, el libro Colombia y México: entre la sangre y la palabra. Aproximaciones a la relación de dos regiones literarias tuvo recientemente una ronda de presentaciones por algunas ferias y festivales mexicanos, hecho que permitió que su autor, el escritor y periodista colombiano Juan Camilo Rincón pudiera intercambiar diversos puntos de vista en torno a la estrecha relación literaria que ha unido históricamente a estos dos países. Y es que el libro de Juan Camilo regresa décadas y siglos atrás para explorar el intercambio cultural que personajes mexicanos y colombianos han tenido a lo largo del tiempo.

Parecería que queda por sentada la hermandad entre México y Colombia; sin embargo, Rincón no se queda en el dicho, sino que investiga estos lazos de sangre y letras. Echando mano del género ensayístico y periodístico, el autor relata cómo personajes de la historia del México decimonónico arribaron a tierras sudamericanas para impactar la dinámica de algunas poblaciones, fue el caso del presidente mexicano Antonio López de Santa Anna, quien en uno de sus múltiples exilios llegó al poblado de Turbaco, en donde adquirió una casa y la dotó de las típicas tejas que se usan en los pueblos mexicanos. En la actualidad esta casa, llamada la Casa de Teja, tiene un alto valor para los pobladores de Turbaco y es un símbolo que Juan Camilo rescata de este mapa de ruta que va trazando en ambas direcciones.

En el libro, su autor nos recuerda que diversos escritores han caminado, navegado y volado para llegar a ambos puntos y uno de estos casos fue el del poeta Julio Flórez, quien nació en Chiquinquirá, Colombia en 1867 y cuyo arribo causó expectativa y sorpresa a la República de las letras modernistas mexicanas, pues fue bien recibido por sus colegas y le abrieron espacios de publicación en pleno porfiriato. Es interesante que Rincón traiga del olvido que la migración artística y cultural colombiana a México, y viceversa, no sólo se dio en la segunda mitad del siglo XX, sino que también hay casos como el de Flórez que llega a nuestro país algunos años antes de la Revolución mexicana.

En este sentido, no podría faltar en las exploraciones de Juan Camilo la presencia de otro poeta, Miguel Ángel Osorio Benítez, mejor conocido en México como Ricardo Arenales o Porfirio Barba Jacob, quien marcó toda una época en las letras mexicanas y legó para México y para toda América Latina una singular forma de ser libre por medio del lenguaje. Cercano al Ateneo de la Juventud, Rincón observa cómo este colombiano fue un crítico de la vida pública de todos los lugares en donde vivió y que por medio de su poesía y sus artículos periodísticos se convirtió en un opositor y enemigo de todo aquél que hiciera mal uso del poder, ya fuesen gobernantes o líderes de toda índole.

Juan Camilo Rincón asegura en su texto que la relación entre Colombia y México está marcada por la poesía y el milagro, pero también por el dolor, la nostalgia y la lucha política. Una de estas conexiones en donde estética y ética se combinaron para forjar una comunidad intelectual fue cuando el poeta Carlos Pellicer llegó a a la capital colombiana, enviado por el gobierno de Venustiano Carranza, como representante de los estudiantes mexicanos para establecer conexiones con sus colegas y Rincón nos recuerda que fue el joven poeta mexicano quien contribuyó a unir y a darle forma a la entonces desunida Federación de Estudiantes en Bogotá.

Entre estos benjamines se encontraba el que sería uno de los historiadores e intelectuales más importantes de América Latina, Germán Arciniegas, ensayista profundo que estableció una amistad con Alfonso Reyes y quien reconoció el magisterio hispanoamericano de José Vasconcelos a través de diversas cartas intercambiadas.

Juan Camilo Rincón cuenta estas historias con detalle para demostrar que México y Colombia no sólo están unidos por el idioma, sino por la letra y la historia. Por supuesto que en sus ensayos y entrevistas con autoras y autores no podía faltar el mágico acontecimiento que significó la llega de Gabriel García Márquez a tierras mexicanas, en donde escribió Cien años de soledad y tampoco podía faltar la historia de Fernando Vallejo y la de Álvaro Mutis, cuyo centenario celebramos al unísono mexicanos y colombianos, pues fue aquí en donde Álvaro templó el acero de su pluma para llegar a ese registro de prosa poética que sigue cautivando a los lectores.

El autor de Colombia y México: entre la sangre y la palabra repasa la misteriosa estadía y el trabajo de Gilberto Owen en Colombia y las no tan conocidas vivencias de los artistas visuales colombianos Rómulo Razo, Rodrigo Arenas Bentancourt o Leo Matiz, cuyas obras fueron inspiradas o se encuentran en México. También, el autor del libro intercala algunos diálogos que mantuvo con Margo Glantz o Elena Poniatowska y presenta algunas entrevistas con escritores como Juan Villoro, Juan Gustavo Cobo Borda, Jorge Volpi o Santiago Mutis, entre otras y otros, quienes relatan algunas de sus vivencias o recuerdos que le dan sentido a esta singular e inseparable relación. Rincón nos lleva del pasado al presente en una carta de navegación que no se ha terminado, pues el mismo Juan Camilo sigue contribuyendo a que la conversación colombomexicana no se agote, al contrario, este libro es una invitación a alimentarla a través de la memoria, la historia y la literatura.  

El libro.

El libro.