Cultura

Las cartas del XIX son como el Whatsapp de hoy: Concepción Company

“Las cartas son la joya de la corona de la filología porque es el tipo de texto que se atreve a escribir quien no sabe escribir”, señala la académica con motivo de la publicación de “Hablar y vivir en América”

entrevista

Concepción Company Company es miembro de El Colegio Nacional.

Concepción Company Company es miembro de El Colegio Nacional.

FIL/Bernardo De Niz

Antes del siglo XIX no era frecuente despedirse de ‘besos’ ni de ‘abrazos’, el adjetivo ‘gorda’ o ‘gordo’ denotaba afecto y buen estado de salud, y el papel era un insumo tan caro que existía una industria de piratería. Esos son algunos testimonios de las costumbres, jerarquías sociales y dinámicas económicas que evidencian las cartas a través de los siglos, mismas que ha estudiado la filóloga Concepción Company Company.

La también miembro de El Colegio Nacional (ECN) comparte en entrevista algunos datos plasmados en su reciente libro “Hablar y vivir en América”, coeditado por ECN y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en donde escriben doce investigadores sobre la construcción de la lengua española a través de sus manifestaciones de vida cotidiana.

“Las cartas son la joya de la corona de la filología porque es el tipo de texto que se atreve a escribir quien no sabe escribir, es el equivalente al día de hoy de un WhatsApp porque puedes no estar alfabetizado y mucho menos estar estandarizado en una lengua y te atreves a escribir un WhatsApp”, comenta Company Company, quien en el libro publica el capítulo “Saludos y despedidas en cartas americanas. Un acercamiento a la oralidad de la vida cotidiana”.

Portada del libro, coeditado por la UNAM y ECN.

Portada del libro, coeditado por la UNAM y ECN.

Lo que analiza la investigadora son las cartas privadas, cómo se saludaba y despedía la gente.

“Estas cartas se escriben desde un espacio de la proximidad comunicativa, de la intimidad creyendo que nunca llegarán a un espacio jurídico-administrativo, tú escribes un whatsapp y nunca piensas que será usado en tu contra, o re empleado para dar fe y testimonio de algo. Esas cartas están escritas desde la intimidad y se ve que era una sociedad más distante que hoy”, indica.

Company Company señala que en el siglo XIX es cuando aparecen en cartas las palabras ‘besos’ y ‘abrazos’, antes se usaban frases como ‘su señor esposo que tanto la ama’ o ‘su señora esposa a quien se le parte el corazón’, es decir, hablaban de usted. La investigación sobre el uso de esas palabras forma parte del análisis del Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América (Cordiam), disponible en www.cordiam.mx

“Los besos tan comunes en la actualidad para despedirse en mensajes de la inmediatez comunicativa, el Cordiam contiene un solo ejemplo del siglo XVI, hay que esperar casi trescientos años para que asistamos a un incremento en el empleo de ese tipo de despedidas, uno del siglo XIX y otro de inicios del XX”, detalla la experta.

En el caso de ‘un abrazo’, ‘abrazos’ y ‘cariños’ son algo más frecuentes en el siglo XIX: hay una despedida con ‘mil abrazos’ en 1816 y otra con ‘mil cariños’ en 1905.

En esas cartas también se evidencia una sociedad (hasta finales del siglo XIX) más jerárquica, más verticalizada y con manifestaciones de código peculiares, por ejemplo, los amantes y los hombres podían despedirse diciendo ‘tu negro’ o ‘tu esclavo’.

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“Por supuesto que no era un esclavo en su definición sino que eran metafóricamente los dueños de alguien más. Esclavo dio la palabra ‘ciao’, eso está en cartas muy antiguas: ‘schiavo’ en italiano y es la que usan argentinos, uruguayos y algunos de nosotros, es la despedida usual de una carta íntima”, señala.

También la negritud muestra una jerarquía social en donde se solía escribir ‘tu negro que tanto te ama’, añade Company Company. “Al final evidentemente no era negro pero nos ha quedado tan arraigado que tenemos ‘El son de la negra’ que no debió ser negra porque es del occidente del país, es decir, nos han quedado rasgos de las cartas”.

Otro caso es el ‘hola’ actualmente tan usado pero de acuerdo con la investigadora, no aparece en cartas y notas, al menos en ninguna de las 1421 contenidas en el Cordiam (consultado por última vez en mayo de 2019). El primer testimonio de este término en ese corpus corresponde a un periódico de finales del siglo XIX, en 1877.

SALUD Y ECONOMÍA

A través de las cartas, se puede recuperar la estructura social, indica la miembro de El Colegio Nacional.

“Por ejemplo, de salud pública. Con muchísima frecuencia se despiden o inician de esta manera: ‘espero que sigas bien y que estés gordo porque me apesadumbro cuando te veo tan flaca’. Quiere decir que la gordura era síntoma de salud porque se pasaba hambre, el asunto de la no hambruna es de finales del siglo XX momento en que cambió el canon de belleza”, explica.

Aun así, Company Company señala que nos ha quedado, en muchos países de América, el trato de llamar ‘gordo’ y ‘gorda’ como referencia de trato afectivo, incluso eso ha quedado en los boleros, es el caso de “Gorda” de Javier Solís.

Dos ejemplos en el Cordiam son: “Cuídateme mucho, que me apesadumbro / quando me dices que estás flaca, pues yo quiero que estés / gordita (1778, México)” y “Deseando engordes y te conserves bien se despide tu afectísimo hermano/ Juan Cornejo (1874, Argentina)”.

“Otro asunto que se observa es la economía, por ejemplo, tenemos una idea de que las cartas deben de llevar un lineado horizontal, que hay que dejar márgenes, eso no ocurría en el siglo XVII ni XVIII e incluso bien entrado el siglo XIX porque el papel era carísimo, cuando se le acababan las líneas horizontales escribían en vertical, se podía escribir por los márgenes y en donde hubiera espacio porque era muy costoso”, afirma.

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Concepción Company Company
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La filóloga comenta que antes en Acapulco y Huatulco había viajes internacionales y que en los navíos se enviaba una resma de papel que eran 500 hojas y decían: ‘te encargo muchísimo que lo cuides por tu alma porque me costó más que 30 carneros o dos docenas de cuchillos’.

“Eso nos da una idea de su precio, por eso había tantísima fábrica de papel pirata, a quién se le ocurre ahora pensar que de la piratería del papel podemos hacer un negocio, pero aquello es muestra de un aspecto de la economía”, expresa.

El papel no era de celulosa, eso cambió en el siglo XIX, antes se elaboraba de trapo prensado, mojado en un proceso complejo y entonces su costo era muy alto, era un producto digno de comercio especial, junto con telas costosas y objetos raros y preciosos: bretañas, sombreros, medias, corales y aguardiente.

En el libro Company Company publica una nota prohibida, autógrafa de un panadero nacido en la Ciudad de México, quien entre 1688 y 1689 escribió varias notas amorosas a una mujer recluida, en calidad de recogida, en un convento del centro de la ciudad para convencerla de que se escapara y huyera con él.

“Puede verse que el papel es mucho más pequeño, que está escrito por todas partes, sin ninguna área libre” y “llegaba a la interesada en forma de recaditos con múltiples dobleces, ocultos entre la ropa del mandadero y alcahuete de la relación” agrega.

El Consejo de Indias revisó esas notas, presentadas como prueba de que sí existió la relación amorosa entre el panadero y la dama, y de que ésta se escapó con él.

“En consecuencia, en la Audiencia de México la demanda contra el panadero, interpuesta por el padre de la mujer, no prosperó, motivo por el cual el expediente pasó a una instancia superior, el Consejo de Indias. Por ello, estas notas, alojadas como papelitos doblados dentro del expediente, se encuentran en el Archivo General de Indias en Sevilla”, detalla la filóloga.

Los investigadores que escriben en el libro son: Virginia Bertolotti, María Emilia Beyer Ruiz, Dolores Corbella, Juan Gil, Jorge Gutiérrez Reyna, Ascensión Hernández Triviño, María del Carmen León Cázares, José Luis Ramírez Luengo, Antonio Rubal, Silvia Ruiz Tresgallo, Mario Humberto Ruz, Flor Trejo Rivera y Concepción Company Company.

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