
El pasado 19 de septiembre, la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya, Holanda, sufrió un ciberataque. Aunque todavía no se sabe quiénes lo ejecutaron, se cree que los culpables estarían relacionados, de una u otra manera, con el gobierno de Rusia. ¿Por qué? Porque el 17 marzo de este año, en un hecho sorprendente, la CPI emitió una orden de arresto en contra del presidente ruso, Vladimir Putin, por el secuestro de niños en la región del Donbás, en Ucrania, y su deportación a Rusia en febrero de 2022, en el marco del conflicto armado ruso-ucraniano. Bajo estas arduas y delicadas circunstancias, la CPI -que desde el 1 de julio de 2002 investiga y lleva a juicio crímenes graves internacionales, como el genocidio y los crímenes de guerra y de lesa humanidad- anunció que ahora también perseguirá los cibercrímenes de guerra, es decir, aquellos delitos cometidos en el ciberespacio por un país, para dañar los sistemas informáticos más importantes de otro.
Información: Roberto Gutiérrez
Guion: Alejandra Ortiz
Edición: Eduardo Segura
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