Cultura

La colonialidad del saber, otra forma de racismo: Rita Segato

Recibe el Premio Daniel Cosío Villegas en Ciencias Sociales 2020 por sus aportaciones a los estudios de género, en particular en los pueblos indígenas y comunidades latinoamericanas

Sabemos muy bien que la división del trabajo intelectual en el mundo hace que el Norte tenga como tarea la producción de teoría y categorías teóricas y el sur tenga como trabajo aprenderlas y aplicarlas. Eso es una relación desigual, que en mi perspectiva teórica describimos como colonialidad del saber y no es más que otra forma de racismo, que se refiere al racismo sobre los saberes y la ciencia. Escribir desde acá y para acá mismo fue lo que hice”, expresó la escritora, antropóloga, activista y teórica feminista argentina, Rita Segato al recibir el Premio Daniel Cosío Villegas en Ciencias Sociales 2020 por sus aportaciones a los estudios de género, en particular en los pueblos indígenas y comunidades latinoamericanas, a los estudios sobre derechos humanos, violencia de género y las relaciones entre género, racismo y colonialidad.

Debido a la pandemia, el diploma de reconocimiento otorgado por Fundación Colmex le fue entregado a Segato este 30 de noviembre de 2021, en el Colegio de México. Durante la ceremonia, la escritora expresó agradecimiento, especialmente para con su editor, Raúl Carioli (Editorial Prometeo Libros, Buenos Aires), sin quien el camino “hubiera sido imposible”.

“Él encarna el poder editorial anclado en la nación y que desde ese paisaje singular se derrama en el mundo. Ese ha sido su propósito después de la destrucción del parque editorial argentino por la dictadura militar”, destacó.

En esa línea de pensamiento, apuntó que atravesar la frontera del sur al norte y ver las categorías que uno ha formulado es sorprendente y necesario.

“Generar categorías es autorizarse. Autor, autoría, autorización y autoridad tienen una base etimológica común. Tenemos que producir una academia autorizadora, que cree autores y no gente que sabe citar bien. Para criar autores en la sala de aula es necesario tener, como profesores y profesoras, una actitud autorizadora. Ese es uno de los primeros aspectos de mi vida como profesora, autora y formadora de autores”, manifestó.

Por otra parte, señaló que México ha sido una influencia muy importante en su trabajo. “Sin México mi obra posiblemente no hubiera florecido de esa forma. Organizaciones mexicanas me convidaron a visitar una escena: Ciudad Juárez, cuyo análisis me condujo a una serie de categorías que después hicieron su propio camino”, puntualizó.

En primer lugar, explicó que anteriormente había notado una estructura comunicativa propia de la violencia al entrevistar “violadores de crímenes comunes”, pero esto le pareció mucho más claro en el escenario de CD Juárez.

Recordó que la violación y la tortura son, en primer lugar, una forma de comunicar poder y dominación sobre un territorio, jurisdicción o Nación y fue a partir de esa estructura de comunicación que, en el escenario mexicano, pudo nombrar la masculinidad bajo una nueva categoría.

“Antes hablaba de la masculinidad como una fratria, cofradía, hermandad, pero después pasé a hablar de ella como una corporación. La masculinidad tiene esa estructura que va a replicarse en diferentes tipos de corporación: mafiosa, policía, fuerzas armadas e inclusive a veces en las universidades. Esa estructura corporativa es un cáncer de nuestras naciones”, ahondó.

PATRIARCADO.

A partir de la reflexión sobre Ciudad Juárez, Rita Segato distinguió dos características fundamentales de la corporación patriarcal. La primera es el valor esencial, que no es la defensa de la vida o de la propiedad, sino la lealtad corporativa. “Eso es algo que hay que entender muy bien, no se puede infringir la lealtad corporativa. Eso lleva a jóvenes, sicarios y gente inscrita en los altos niveles del crimen organizado a hacer cosas que no están en su deseo”.

La segunda característica es la jerarquización, que tampoco se puede infringir. “Hay un macho supremo que debe ser obedecido y un macho último que hará cualquier cosa por pertenecer a la corporación. La masculinidad es obediente. Nosotras, las mujeres, no. Por increíble que pueda parecer, la máxima obediencia es característica del mundo masculino”, añadió, sin olvidar anotar que también hay mujeres que obedecen y defienden el mandato de masculinidad.

“El orden patriarcal es un sistema político, no un conjunto de costumbres, ni religión, ni moralidad. Se disfraza, pero no es otra cosa que un sistema, por eso la lucha de las mujeres es anti-sistémica, plenamente política y los crímenes contra las mujeres son plenamente políticos, originados en un sistema político. No podemos parar de repetir esto porque es de muy difícil absorción y acatamiento por parte del sentido común que esta formateado por el orden hegemónico”, subrayó la escritora, antropóloga, activista y teórica feminista, Rita Segato.

Entrega de premio en El Colegio de México
La escritora y antropóloga Rita Segato (der). La escritora y antropóloga Rita Segato (der). (Comex)

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