Cultura

Contar historias es precisamente para entretenernos: José Adiak

Presenta su libro “Los actores perversos”, el cual dice que es un homenaje a la novela gótica, a la novela de terror del siglo XIX

entrevista

José Adiak.

José Adiak.

EFE

“Los actores perversos” (Seix Barral, 2023) del escritor nicaragüense, José Adiak Montoya, es una novela de terror. De monstruos.

“La intención era hacer un homenaje a la novela gótica, a la novela de terror del siglo XIX, que me ha interesado mucho desde que soy lector -desde que era niño, adolescente- y divertirme un poco: como autor, rendirle homenaje a ese lector que fui”, indica quien ya sido considerado uno de los mejores escritores jóvenes de la actualidad (Granta).

En conversación sobre su reciente publicación, José Adiak Montoya explica que, si bien anteriormente ha escrito sobre temas políticos actuales de su país, así como una novela biográfica sobre una escultora nicaragüense, en esta ocasión quería alejarse un poco de todo esas cuestiones.

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“Un poco por sanidad también, quería escribir una novela que fuese totalmente afincada en el mundo de la imaginación, que no tuviese ninguna representación o ninguna forma de rendirle cuentas, digamos, a un proceso histórico, social, definido, real, o algún territorio geográfico específico como tal”.

Desde su punto de vista, el entretenimiento cumple una función social enorme y no tiene por qué ser sinónimo de algo banal.

“La fuga, el hecho de por el tiempo que el lector tenga el libro abierto y está sumergido en esas páginas, puede de cierta forma distanciarse de su mundo social, de la realidad que tal vez lo agobia, de los embates de la vida que tal vez lo tienen por el piso; por un momento dejar de ser y ser otros, en otro lugar en el tiempo y el espacio, creo que genera mucha sanidad mental y que es necesario”.

“Lo hemos estado haciendo los humanos desde los tiempos primitivos. El hecho de contar historias es precisamente por entretenernos. Sin el entretenimiento, sin las historias, sin la imaginación, pues seríamos rocas o seríamos lagartijas”, continúa.

La novela.

La novela.

LOS ACTORES.

Los actores perversos narra cómo Gottwald, Levert y León hallaron cobijo con un viejo ciego tallador de máscaras quien, desconociendo que uno tenía cola, el otro escamas y el tercero estaba cubierto de pústulas, los amó por igual como un padre.

Pero una mañana los hermanos marginados encuentran un libro que los descoloca: la historia de Gwynplaine, el hombre marcado a punta de cuchillas con una eterna sonrisa y al que venerarán como el dios que los guiará en su venganza contra la sociedad que los ha desterrado.

La historia no se desarrolla en ningún lugar definido, en ningún país definido, y tampoco queda muy claro en qué época. A veces parece que el siglo XIX, pero otras veces existen antros y se menciona el reggaetón.

Para el autor, el principal reto de esta publicación no fue la investigación, que principalmente consistió en retomar lecturas y películas como inspiración para el tono y estructura, sino la libertad absoluta para abordar una historia que traía en mente de hace tiempo.

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“Esta novela yo la intenté escribir un par de veces en los últimos años, en los últimos diez años, y siempre sentía que no tenía los elementos necesarios, los elementos técnicos como para poder salir victorioso del proceso de escritura de esta novela”, confiesa.

“La escritura es un músculo que también se ejercita. No puedo llegar al gimnasio simplemente el primer día a levantar la pesa más pesada”, agrega.

Asimismo, José Adiak considera que se trata de su novela más compleja en términos técnicos, pues al momento es la que más me ha costado y a la que más elementos le he metido.

“No quiero utilizar el término que es la novela más ambiciosa, pero sí es la novela con más bagaje técnico que he escrito en mi vida”.