Cultura

Cristina Rivera Garza: “Las escritoras han escrito de lo que se les da la gana”

Si la literatura nos hiciera mejores, imagínate, todos los escritores seríamos ángeles y no lo somos, añade. Este viernes 21 de julio ingresa a El Colegio Nacional

entrevista

Las escritoras han explorado de una manera vehemente y lúcida un millar de tópicos, señala Cristina Rivera Garza.

Escritora Cristina Rivera Garza

Las mujeres han escrito sobre lo que les da la gana, la vulnerabilidad como eje de escritura y mirar los libros como respuestas, son algunas de las ideas que expresa en entrevista Cristina Rivera Garza (Tamaulipas, 1964), escritora que este 21 de julio a las 18:00 horas ingresará a El Colegio Nacional con la lectura de su discurso “Escribir con el presente: archivos, fronteras, cuerpos”.

¿Sientes responsabilidad de ser la primera escritora colegiada?

El Colegio Nacional se inauguró en 1943 y desde entonces el número de mujeres ha sido menor, lo cual no implica que haya habido mujeres valiosísimas en la historia de México dentro de distintas ramas; hay, ha habido y habrá mujeres de un pensamiento complejo y de obra maravillosa.

Por supuesto que se siente una responsabilidad ser la primera escritora colegiada. Me hubiera gustado que otras mujeres estuvieran ahí, parece que la situación está cambiando, que la paridad está haciéndose más real y que esta puerta que se abre siga hacia el futuro.

¿Es importante que las escritoras busquen los huecos de las historias oficiales?

Por fortuna las escritoras han escrito de lo que se les da la gana, han explorado de una manera vehemente y lúcida un millar de tópicos, ahora leemos a muchas escritoras que miran hacia el futuro y no tanto hacia el pasado, creo que es tan relevante como cualquier otra veta.

No es la cuestión de los temas sino la profundidad, los ejercicios con la forma, con la postura crítica ante el lenguaje. El reto ha sido explorar campos no necesariamente canónicos, ir a otro tipo de interrogantes, a veces más cercanas a condiciones de género. No creo que sea una cuestión de acoplarse a una manera de escribir o a cierta temática sino de hacer lo propio con profundidad, con valentía.

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Se te ha descrito como una autora que escribe desde las heridas…

Para escribir tienes que explorar lados muy vulnerables del ser humano y de los no humanos. La vulnerabilidad es esencial porque ahí entra la presencia, la inteligencia, la devoción de los lectores. La vulnerabilidad puede tomar muchas formas, a veces es una herida muy personal.

Me parece que toda escritura que le concierne al cuerpo es una escritura en pos de lo vulnerable, si queremos poner el término herida bajo la gran sombrilla del término vulnerabilidad, creo que eso siempre es necesario para escribir.

¿Tus genealogías son las mismas que todos heredamos: violencia y migración?

Me interesan estos temas personales porque tocan elementos que van más allá del yo, está imbricado un nosotros que por desgracia nos ha tocado un siglo y una vuelta de siglo especialmente violento, en la migración y en la violencia de género.

No me interesan tanto las historias ensimismadas sino aquellas que pueden saltar y tocar elementos que nos hacen comunidad, que nos hacen reconocernos e identificarnos los unos y los otros.

¿Qué opinas de la frase que repiten varios políticos: leer aleja de la violencia?

A veces los lugares comunes son frecuentes porque tienen un pie en la realidad y otro quién sabe dónde. Si la literatura nos hiciera mejores, imagínate, todos los escritores seríamos ángeles y no lo somos.

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De lo que se trata, al menos para mí, es de los claroscuros, de la complejidad, del continuo problematizar lo que estamos viendo, es la pregunta continua. Otro cliché es que los escritores nada más nos dedicamos a hacer preguntas, lavándonos las manos de otra cosa que ocurra; creo que cada libro, de manera efímera y cambiante, también es una respuesta.

¿Te interesa hablar sobre el lenguaje inclusivo?

No lo trataré en mi discurso inaugural pero es un tema al que le he puesto atención. Doy clases a gente muy joven y se ha convertido en nuestro ritual, al comenzar la interacción preguntó cómo nos gustaría ser llamados, es una cuestión básica de entendimiento; me parece que el lenguaje cambia, es su naturaleza. Ésa ha sido mi respuesta hasta el momento.

¿Tendrás alguna charla próximamente?

A finales de mes publicaré con Dharma Books una traducción que hice de un libro de poesía (“Las chicas muertas hablan al unísono”) de una autora norteamericana poco conocida pero muy buena: Danielle Pafunda. Tengo un gran respeto por las traductoras y hago este trabajo con mucha humildad.