Cultura

Cristina Rivera Garza: “He sido una poeta de clóset, esta sería mi salida”

Presenta su poemario “Me llamo cuerpo que no está”, al que considera ser una reunión amistosa. Se presenta este viernes 23 en en la Librería Gandhi Mauricio Achar

entrevista

La escritura es un campo de batalla al que corresponden importantes cuestiones de género, dice Cristina Rivera Garza.

La escritura es un campo de batalla al que corresponden importantes cuestiones de género, dice Cristina Rivera Garza.

La escritora Cristina Rivera Garza ya había publicado poesía antes, pero “a escondidas de sí misma”. Ahora sale del clóset como poeta, con el libro de poesía reunida “Me llamo cuerpo que no está” (Lumen, 2023)

“Estos libros eran como los rayos X de los otros libros que eran más visibles y claro que hay correspondencias, diálogos que pasan de un libro y de un género a otro de formas distintas, pero -en este lenguaje que me estás preguntando- he sido una poeta de clóset, esta sería mi salida y me voy a tratar de abrazar esa identidad también, ojalá que haya espacio en el mundo en el que vivimos para algo así”, comenta en entrevista.

“Me llamo cuerpo que no está” (Lumen, 2023) se integra por poemarios que vieron la luz entre 2005 y 2015, y tienen en común el énfasis en “todos los elementos materiales del lenguaje”.

Este viernes 23 de junio, a las 19:00 horas, Cristina Rivera Garza presentará esta nueva publicación, en la Librería Gandhi Mauricio Achar.

Mientras tanto, sentadas en una sala del grupo editorial Penguin Random House (CDMX) la escritora elegida para ingresar a El Colegio Nacional a finales de julio ahonda sobre su reciente publicación, a la que más que una antología poética considera ser una reunión amistosa.

“Como cuando invitas a tus viejos amigos, algunos siguen siendo amigos, otros no, con algunos puedes hablar, con otros no. A mí lo que me parece interesante de este ejercicio, que es bastante implacable -obligarte a leer cosas que escribiste hace 25 años es bien difícil- es que estos son libros que surgieron en momentos muy distintos y que han llevado a cabo una conversación cada una por su parte, ahora se están encontrando”, señala.

Para ella, el cuestionamiento de los géneros literarios se relaciona con el trabajo en las colindancias de varios géneros a la vez. “Entonces, de repente, hablar de la poesía como un ámbito autónomo es un poco como traicionarme a mí misma, pero, habiendo dicho eso, yo creo que estos libros de poesía están muy atravesados por otros lenguajes”.

En ese sentido sobresale la narratividad del primer poemario, que bien podría ser un cuento o novela contada en poemas, y los últimos volúmenes están muy atravesados por la incorporación de lenguajes no prestigiosos, como la jerga documental.

“Ahora bien, hay miles de definiciones de lo poético, como bien sabes. Yo usualmente me quedo con una de la poeta norteamericana, Lyn Hejinian que dice que la poesía es el lenguaje con el que investigamos el lenguaje, y ese me da siempre muchas cosas a que a pesar. Es muy sugerente, abierta, pero mi yo-interesado-en-el-cruce-de-géneros dice, bueno, eso no nada más es la labor de la poesía, es la labor de la escritura”, continúa Rivera Garza.

Se declara satisfecha con el puerto al que arribaron las revisiones críticas de estos poemarios y apunta que se abstuvo de actualizar o corregir los libros para respetar las distintas escritoras que ha sido a lo largo de su vida.

LA ESCRITURA SIEMPRE ES UN CAMPO DE BATALLA.

A estas alturas y en estos momentos de su carrera, Cristina Rivera Garza se encuentra en una buena época. Trabaja en proyectos que le interesan y realiza estancias para escribir que, en efecto, utiliza para escribir, pero confiesa que se trata de una “situación nueva” en su trayecto.

“Tengo escribiendo muchos años y apenas hace unos cuantos que, bueno, hice solicitudes porque antes ni siquiera tenía tiempo de hacerlas para este tipo de residencias, de escritura, etcétera. En todo caso esto no es fácil, quiero decir”.

Constantemente, observa, la escritura es un campo de batalla al que corresponden importantes cuestiones de género, como la división sexual del trabajo que todavía permea la posibilidad de creación literaria.

“Cuando hablamos de procesos de creación, usualmente, si le preguntas a una escritora va a salir con una lista de preocupaciones y deberes, trabajo doméstico y no son elementos que aparezcan con frecuencia si no eres mujer”, ejemplifica.

Sin embargo, incluso más allá de franquear esas barreras, siempre hay una tensión. “No creo que haya una armonía y si la hay es momentánea”.

El poemario.

El poemario.

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“Para escribir creo que se requiere mucho un sentido de construir una comunidad alrededor de esa práctica. Y lo mismo para defender ese tiempo que de manera poco convencional parece que es un tiempo tuyo, solitario, de un trabajo que solo te compete a ti, pero ya visto en sus múltiples concatenaciones con el mundo social pues es un trabajo de muchos”.

-¿Cómo cuidas actualmente tu salud mental? ¿Identificas esta línea temática lo largo de tu literatura?

“Ha sido un tema que me ha interesado. Yo sí estoy convencida que echarse encima de una novela exige una preparación física y mental fuerte. Con física me refiero a las cosas mínimas de hacer ejercicio, de entrenarte, de mantenerte en forma y no en el sentido moralista, sino en el sentido de que es un trabajo rudo, un trabajo emocional muy fuerte: las emociones no son intelectuales, son corporales”, contesta la escritora.

Salir a caminar al bosque, nadar y mantenerse físicamente activa son algunas estrategias con las que Cristina Rivera Garza cuida su salud mental.

“Tener un buen balance entre el trabajo y tu tiempo de ocio. Una de las cosas que ayuda la estructura en sus mejores momentos es a desarrollar un sentido de la autocrítica, verse también por fuera; pero sí creo que vivir todo el tiempo dentro de la cabeza no es sano. Tenemos que salir de ahí con frecuencia”, agrega.

-¿Qué estás leyendo?

“Estoy súper emocionada y es un poco contradictorio, pero estoy leyendo una nueva traducción de la Odisea, que se hizo en 2018, de Emily Wilson, que me parece que me está entregando una Odisea que yo no conocía. La maravilla que es la traducción, me encanta”.

“Pero ya tengo ahorita sobre mi mesa, Materia que arde, de Verónica Gerber Bicecci y Sara Uribe – quien prologa “Me llamo cuerpo que no está”-. Tengo que leer su versión de Rosario Castellanos, vamos a ver qué tanto compartimos”, añade.

-¿En qué estás trabajando?

“Hablando de traducción, el mes que viene voy a publicar una traducción de un libro de poesía -si todo va bien, pero hay que ver, ojalá que sí salga- de Danielle Pafunda, una poeta poco conocida norteamericana, cuyo libro me voló los sesos y me puse a traducirlo”, informa.

Por otra parte, actualmente Cristina Rivera Garza es profesora en la Universidad de Houston, en Estados Unidos, donde dirige el programa de Escritura Creativa del departamento de Estudios Hispánicos y el recientemente inaugurado doctorado en Escritura Creativa en Español, fundado por ella misma.